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'Cuéntame cómo pasó', luchar contra la adversidad

‘Cuéntame cómo pasó’ le puso ayer el broche final a su décimotercera temporada. La serie de la cadena pública se despidió dejándonos con la incertidumbre, no por el desarrollo de sus tramas (que podrían haber terminado mucho peor), sino por la noticia de que el Consejo de Administración de RTVE estudia la posibilidad de suspender las próximas temporadas de ‘Águila Roja’ y ‘Cuéntame cómo pasó’ hasta 2013. Esta noticia contrasta con las informaciones que llegan del equipo de la serie, que continúa adelante con los preparativos de lo que sería su decimocuarta temporada, aunque hoy esa temporada pende de un hilo muy fino.

La ficción de La 1 demostró que en eso de las temporadas no existen los números malditos y desde el primer episodio dejó claro las buenas intenciones con las que volvía a la parrilla de la cadena pública. Los Alcántara regresaban con un futuro incierto, que se adelantó al final de la temporada pasada cuando el padre de familia perdía repentinamente la buena posición económica que había alcanzado gracias a su trabajo dentro del mundo de la política. El inicio de la nueva temporada quedaba dibujado con la anterior despedida y podíamos intuir que el drama estaría muy presente en el regreso de la serie, pero no llegamos a imaginar hasta qué punto sería cierto eso.

Hay que reconocer que ‘Cuéntame cómo pasó‘ ha llegado a un punto en que con cada nuevo regreso tiene que superar el mismo reto, el que le ha provocado la longevidad de tener trece temporadas a sus espaldas. No es que la serie tenga que demostrar nada a estas alturas, ni tampoco que tenga la obligación de superarse a sí misma, pero es cierto que ‘Cuéntame cómo pasó’ ha creado un nivel que debe mantener, sobre todo si quiere seguir siendo la serie que ha sido hasta ahora, una de las mejores que encontramos en España en la actualidad.

La temporada que ayer se terminó no habría sido la misma sin ese tramo final en el que la enfermedad de Mercedes ha dado un giro radical a las tramas que hasta entonces nos estaban presentando, que se habían atascado en la mitad del camino entre banderas, trios amorosos y ventas de pisos. ‘Cuéntame cómo pasó’ recuperó su fuerza cuando Merche se encontró un bulto en el pecho, momento en el que el resto de cosas dejó de importar. Una vez más, la ficción ponía de manifiesto el ejemplo que supone, no ya del pasado en el que está ambientada, sino de la realidad en su expresión más dura, a la que todos podemos enfrentarnos en cualquier momento.

Un vistazo a…
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La salud es lo primero

La temporada de ‘Cuéntame cómo pasó’ arrancó con la renuncia de los Alcántara a la acomodada vida que habían conseguido tener. La acumulación de deudas y la vuelta a San Genaro marcaron grandes momentos que subrayaron la grandeza que tiene la serie. De nuevo la trama giraba en torno al padre de familia, que entre números en rojo y entrevistas de trabajo, tenía que dejar a un lado su orgullo para volver a aquella vida que tuvo, la misma que siempre había querido dejar atrás. La delicada situación económica dejó escenas para el recuerdo, como la ocasión en la que los Alcántara se marcharon de su lujosa casa o, incluso, cuando Antonio tuvo que vender su antiguo coche para sacar un dinero extra. Una nueva vida comenzaba, en la que había que renovarse o morir.

Fueron los episodios en los que vimos esa renovación los menos atractivos de toda la temporada. La empresa de banderas con la que Antonio lanzaba un nuevo mensaje (hay que adelantarse a los tiempos para sacar beneficio de ello) nos dejaba indiferentes y teníamos que recurrir al resto de la familia para encontrar esas pinceladas de interés que ‘Cuéntame cómo pasó’ sabe dibujar tan bien. Tanto Inés ayudando a jóvenes a salir del mundo de la droga como Carlos con su nuevo negocio, sirviéndonos un anticipo de la movida de los ochenta, ayudaron a equilibrar la historia, mientras Merche iba haciéndose un hueco, no solo en la inmobiliaria donde comenzó a trabajar, sino también como el gran peso pesado de la serie que ha resultado ser su personaje esta temporada.

‘Cuéntame cómo pasó’ ha jugado con nosotros desde el principio de temporada. Lo hizo con aquel episodio recopilatorio que daba el pistoletazo de salida a la temporada y que servía para ponernos en situación. No le dimos importancia a que el motivo para recordar fuera la celebración del cumpleaños de Merche, algo con lo que el personaje cobraba importancia de cara a lo que estaba por venir. También ella fue una de las protagonistas de otro de los episodios recopilatorios, en el que se quería conmemorar el Día de la Mujer y con el que confirmábamos que la décimotercera temporada era, para nuestra sorpresa, la temporada de Mercedes Alcántara.

Ella ha sido la gran protagonista del final y la que permanece en nuestra memoria una vez que ‘Cuéntame cómo pasó’ nos ha vuelto a decir adiós. Llama la atención la facilidad que tiene la serie para alternar el énfasis de una trama en uno de sus personajes. No es para menos teniendo en cuenta el nivel de los actores que participan en esta ficción, que cuenta con uno de los mejores repartos que podemos ver actualmente en la televisión y que no se desgasta con el tiempo.

Nos ha tocado sufrir. Y mucho. Nos han vuelto a poner la piel de gallina gracias a una trama dura muy bien tratada, como nos tienen acostumbrados los guionistas de la serie. Una vez más, hemos visto cómo una ficción se atreve a reflejar el cáncer, mostrándonos las consecuencias que esta enfermedad tiene para quien la pasa y para su entorno más cercano. Sobrecogedora ha sido la actuación de Ana Duato al frente de una Merche queriendo seguir con su rutina y sacando fuerzas de cualquier sitio para no ser vencida por la enfermedad. La mejor manera de observar lo brillante que ha sido esta trama es comprobar cómo el resto de historias han quedado en un segundo plano, perdiendo interés en favor de lo que ocurría con Mercedes.

Me costó creer que el capítulo de la semana pasada no era el último de la temporada. Ví una historia cerrada, que con la enfermedad de Merche en su momento más duro, nos dejaba un gancho perfecto de cara a la próxima temporada. Pero aún había un capítulo más, el que se emitió anoche, que en vez de cerrar las tramas sirvió para arrancar un nuevo comienzo, por lo que se convirtió en un episodio más propio del inicio de una temporada que del final de otra. Quizá me habría quedado con el corazón en un puño si la temporada hubiera terminado la semana pasada, pero lo habría preferido eso en vez del capítulo de anoche, que no se convirtió en el gran episodio de despedida con el que ‘Cuéntame cómo pasó’ nos tiene acostumbrados para decir adiós. Eso, junto a esos saltos temporales que se han dado entre episodios, que no comparto y que creo que distancian al espectador, han sido los peores recursos que nos deja esta temporada.

Líos de faldas y otras tramas secundarias

La décimotercera temporada de ‘Cuéntame cómo pasó’ ha perdido parte de la mirada al pasado para centrarse en la evolución de sus personajes. Con Antonio fuera de la política y Toni sin aparecer (los dos personajes que tenían más conexión con la realidad social), se ha prescindido de la presencia en los acontecimientos de la época. Esta temporada también ha sido ésa en la que nos han presentado a varios personajes odiosos que han traído de cabeza a dos de los protagonistas masculinos de la ficción. Tanto Arancha para Carlos como Rocío para Miguel han supuesto sendos desequilibros emocionales, lo que ha despertado sentimientos de repulsa en el espectador, que deduzco que era precisamente lo que se buscaba con sus apariciones.

Especialmente relevante es el caso de Miguel, ya que desde hacía varias temporadas veíamos como su relación con Paquita estaba estancada y sabíamos que el siguiente paso era la separación o al menos, un punto de inflexión que les hiciera replantearse su relación como al final ha ocurrido. Su trama ha sido interesante para reflejar la respuesta de parte de la sociedad hacia la ley del divorcio, uno de los temas en los que se ha centrado el último episodio de la temporada. Mientras, a Carlos le ha tocado vivir los primeros destellos de la movida madrileña, algo que suponemos que irá a más en el futuro, pero ese trío que se ha marcado con Arancha y Felipe ha durado más de lo que debía, siendo su trama una de las más cargantes de esta temporada.

Los capítulos de ‘Cuéntame cómo pasó’ se han sucedido demostrándonos de nuevo que se puede hacer una ficción de más de sesenta minutos sin perder la calidad. Claro que le ayuda emitirse sin publicidad, pero en ‘Cuéntame cómo pasó’ no encontramos ese relleno bochornoso con el que cuentan otras ficciones, que solo consigue perjudicar el resultado final de lo que se emite. Por eso y por otras tantas razones (reparto, producción…) la ficción de La 1 juega en una liga muy superior al resto de series que se realizan hoy en día y debería servir como referencia para otras muchas producciones que llegan a nuestras vidas con la intención de conquistarnos.

‘Cuéntame cómo pasó’ ha vuelto a ser la de siempre: una gran serie para cinco millones de espectadores y una ficción corriente para todos aquellos que ya no la siguen o que no lo han hecho nunca. Yo no puedo dejar de lanzarle piropos y me alegro que siga en emisión diez años después de su primer capítulo. Es más, siento que llegue el día en el que tenga que despedirse para siempre (algo que tarde o temprano llegará) y temo que el Consejo de Administración de RTVE siga adelante con su decisión de suspender la serie. Porque, si seguimos como hasta ahora, desde el día que ‘Cuéntame cómo pasó’ desaparezca para siempre la ficción española quedará algo huérfana. Ésta ha sido la temporada de las adversidades, pero la serie ha batallado contra una más sin que casi nos diésemos cuenta: ha conseguido permanecer un año más en pantalla sin perder la calidad con la que ya nos había ganado. Y eso, hoy en día, hay que agradecerlo.

En ¡Vaya tele! | ‘Cuéntame cómo pasó’, la crisis también hace mella en la familia Alcántara

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