Si haces una fiesta de cumpleaños y no viene nadie, ¿qué haces al día siguiente? Según Telecinco, montar la misma fiesta, tal cual, a ver si esta vez sí que se apunta alguien. La cadena ha hecho lo propio con 'Pesadilla en el paraíso', que tras ser un sonorísimo fracaso en su temporada uno, ha vuelto a ver si con escasas novedades, dos nuevas presentadoras y un casting algo más jugoso es capaz de atraer a un público al que ya no es tan fácil contentar. A su favor, menos concursantes, un concurso más corto y tener claro desde el principio el tipo de reality que quiere ser. Empieza la vida en directo por nonagésima vez. A ver qué pasa.
Diez concursantitos
Si en el primer 'Pesadilla en el paraíso' terminamos viendo hasta 21 concursantes, cada uno menos apasionante que el anterior, aquí tenemos tan solo diez, que al menos son reconocibles por los fans del universo Mediaset. Gente como Maite Galdeano, Kiko Jiménez, Tania (de 'La isla de las tentaciones') o Begoña Gutiérrez, pequeños clavos ardiendo que supuestamente no deberían fallar en audiencias, entraron para cuidar de los bichos al ritmo de 'El equipo A'. Referencias viejunas para una audiencia que, en su mayoría, no va a comentarlo mañana en el instituto precisamente.
El programa presentó un híbrido entre diferido y directo (tan solo para este piloto) mostrando los primeros días de convivencia y su llegada a la granja en cuestión. Y los primeros roces llegaron tras la primera prueba de capataz, que ganó Maite. La mujer decidió compartir la habitación cómoda con su yerno, Kiko, que no pudo completar el pleno familiar ganando la inmunidad. Una manera preciosa de empezar en un reality: odiado por todo el mundo.
Básicamente, los concursantes creen que Maite y Kiko, al ser familiares, van con ventaja. Y, por supuesto, se han empezado a gritar en directo: que si sois vagos por naturaleza, que si eres una maleducada. Bueno, en fin, lo mismo de siempre pero con otras caras. Intentar tapar el bajo presupuesto con una manta de gritos entre cuatro famosuelos de tres al cuarto.
Madres e hijos
Está claro que si alguien mete en un reality a Maite Galdeano es para que la audiencia se enganche a la próxima tontería que haga o la siguiente locura que se le ocurra. En este caso, la concursante superó la prueba de obstáculos, se convirtió en capataz e hizo lo que le dio básicamente la gana, desde imitar a la Pantoja delante de Begoña Gutiérrez (antigua manager de la tonadillera) a ducharse desnuda delante de todo el mundo. Ducha que compartió, por cierto, con el hijo de Pipi Estrada. Ya os digo, un casting estelar el de esta segunda temporada.
Borja, que así se llama el chaval, ha contado cómo se enteró de que su padre estaba liado con Terelu Campos: yendo a comprar una revista al kiosco y encontrándoselo de pura casualidad. Suena como un trauma, pero lo cuenta entretenido: por lo visto, Pipi se lo pasó muy bien con Terelu y él se lleva bien con su progenitor. El antiguo periodista deportivo, más conocido por un primer aviso que le dieron con una pintada, dice que siente culpabilidad al respecto y que hubo tensión en su casa. Por lo que sea, si eres infiel y te sacan en una portada de revista eso lleva a tensión familiar. Quién lo iba a pensar.
Bueno, al final ni uno ni otro ha acabado nominado: los elegidos han sido Begoña Gutiérrez y Kiko Jiménez. El segundo por ser familiar de Maite y tener supuesta ventaja, la primera porque, francamente, no cae muy bien. Por lo que se pudo leer en Twitter, parece que es una de las decisiones con menos emoción de la historia de un reality en nuestro país y a Begoña no le va a dar tiempo ni que se le pongan malos los yogures de la nevera antes de volver.
Pero a lo que vamos: ¿Esto funciona?
La primera edición de 'Pesadilla en el paraíso' se estrenó con un 13,5% de share y se consideró un fracaso absurdo para Mediaset. La segunda edición ha bajado tres puntos, hasta un 10,7% y apenas 1.028.000 espectadores. Dicho de otra manera: a nadie le ha importado ni el nuevo casting, ni que sea más corto, ni los cantos de sirena de Telecinco.
Pero algo tiene que hacer la cadena (excepto tener nuevas ideas) mientras hace tiempo para el estreno de 'Supervivientes 2023', su único buque salvavidas ante unas audiencias menguantes que ahogarían a cualquiera pero en las que por algún motivo la cadena de Fuencarral parece nadar a gusto. Por algún motivo, la cadena ha apostado todo a cambiar de presentadoras dejando a Lara Álvarez a un lado y poniendo en su lugar a Nagore Robles. No ha sido suficiente para que la gente vuelva a acudir en masa a un modelo caduco de hacer televisión.
Por suerte, solo son dos meses de nada. Que nos sea leve.
Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com
VER 2 Comentarios