Tras el análisis nada científico pero muy de sentido común de Mark Burnett, creador de realities de éxito como Survivor, versión americana de Supervivientes/La Selva o The Apprentice, que podemos ver en People & Arts, la respuesta es muy clara: los realities están muy lejos de ser una especie en extinción, fundamentalmente por una razon: son baratos.... y dan audiencia, posiblemente no tanta como daban en un primer momento pero siguen teniendo tirón. En este momento el tipo de realities está cambiando, ya no se lleva tanto el estilo supervivientes enfrentándose a todo tipo de penurias en la selva tropical o chavales de veinte añoa y pelos largos luchando por un puesto en el mundo de la música, pero cada mes surgen nuevas ideas y últimamente se llevan la palma programas con cambios de imagen extremos o empresarios luchando por trabajar codo con codo junto a Donald Trump (¡que ganas tengo de ver a Ruis Mateos haciendo algo así algún día!).
Aquí en España nuestra interpretación del género es bastante más limitada, nos hemos quedado anclados en dos o tres realities y los ponemos una y otra vez, por eso vamos ya camino de la séptima edición de Gran Hermano (que vuelve la próxima semana tan pronto acabe Operación Triunfo) y además somos especialistas en sacarle tanto jugo a estos programas que los estiramos hasta la deformación, creando esos monstruos que luego salen vendiendo sus miserias en la tele... si nos quedaramos quietecitos y dejaramos a cada personaje en su sitio nos iría mucho mejor y el género sería mucho más limpio, en el más amplio sentido de la palabra.
En definitiva, para aquellos que soñaban con una tele sin realities, lamento decirles que no es algo que vaya a pasar en breve.
Vía | NY Times