Ya estamos en condiciones de asegurar que Libertad Vigilada es el reality show de más éxito en la historia de Antena 3. En su segunda edición del pasado lunes alcanzó una cuota del 28,5%. Pero lo más importante son las expectativas y el interés que el concurso está creando sobretodo en Internet. Nuestros lectores no se han quedado indiferentes ante la nueva propuesta veraniega de la privada. Los debates que más han sonado en ¡Vaya Tele! tienen mucho que ver con el reflejo que el programa da (o no) de la realidad de los jóvenes.
Si me pongo a pensar en lo que me he llegado a encontrar de noche, en algunos ambientes fiesteros, el programa me parece muy light. Es cierto que ya desde un principio los concursantes han abusado del alcohol a la hora de divertirse. Pero, ¿de verdad creéis exagerado su actitud con respecto a lo que vemos hoy en día en las discotecas? ¿Se aleja mucho de la realidad? Más de uno ya se ha escandalizado por la forma tan irresponsable con la que los jóvenes se comportan ante la bebida, la fiesta, el sexo, las relaciones,... Incluso sorprende el lenguaje que utilizan para comunicarse. Sólo hay que salir un poco por ahí fuera para comprobar que la realidad lamentablemente puede ser mucho más dura. Lejos de las cámaras existen más vicios que superan con creces lo que vemos en este programa.
Lo único que me parece exagerado y a la vez sospechoso es que los chavales hayan perdido de vista tan rápidamente de las cámaras. Puede dar esta sensación si nos olvidamos que el producto está grabado y editado, de manera que sólo nos enseñan aquello más impactante con una estructura no cronológica, es decir, desordenada. Esto puede hacer que veamos imágenes avanzadas, de cuando los jóvenes ya llevan varios días en el concurso. También hay que tener en cuenta que el mismo programa les prepara una fiesta para cada día con todo el alcohol a su disposición.
Por otra parte, el perfil de las personas que acceden a participar en estos programas es gente dispuesta a lo que sea por tal de conseguir la fama. Si hay que enseñar un poco de carne, pues te hacen un integral por el mismo precio. Todo esto me hace pensar que no hay trampas, pero tampoco me extrañaría que algún concursante estuviese comprado. Una práctica habitual en este tipo de programas es el uso de cebos, personas con las que se pacta previamente para que provoquen conflictos y den más juego. Aunque al final da igual que todo sea mentira, mientras sea creíble y tenga gancho.
Otro de los aspectos que más críticas ha recibido es el papel que juegan las chicas dentro del hotel. ¿Qué problema hay en que ellas sean tan lanzadas como los chicos? ¿Las tenemos que tachar de “guarras” (como se está diciendo) por ello? En todo caso, tan “guarras” como los otros. Lo fácil es pensar que ellos pueden ir tan salidos como quieran, porque como son tíos... Pues eso afortunadamente hoy en día ha cambiado. Algunos piensan que las mujeres están asumiendo el rol de hombre. Yo pienso que las mujeres están logrando disfrutar de la libertad que desde siempre les ha faltado. Una libertad que no es que vaya directamente relacionada con el nivel de promiscuidad, pero sí con el hecho de poder hacer todo aquello que al hombre siempre se la ha permitido por ser hombre.
Desinhibirse ante las cámaras me parece una actitud que el espectador (un concursante en potencia) ha aprendido a hacer desde el nacimiento de los reality shows. Desinibirse ante una sociedad que aún ve con malos ojos la liberalización sexual de la mujer me parece el síntoma de que las cosas están cambiando. Este reality no es reflejo de nada, pero sí que te puede dar algunas pistas de por dónde van los tiros.
En ¡Vaya Tele! | Libertad vigilada o la humillación paterno-filial