A estas alturas, cualquiera diría que le ha dado tiempo más que de sobra a 'MasterChef' para darse cuenta de dónde está el límite entre dar espectáculo y no hundir irreparablemente a los concursantes. Visto lo visto, siguen sin aprender de sus errores y lo demostraron una vez más cuando Tamara abandonó el reality.
"Me siento frustrada y no estoy bien"
Podemos pasar por el aro de los dramas prefabricados de los realities hasta cierto punto. Casos como el de Verónica Forqué son un triste ejemplo de cómo no todo vale para conseguir dar el show... y, sin embargo, 'MasterChef' sigue sin aplicarse el cuento pese a insistir en que "el bienestar de los concursantes es su prioridad absoluta".
Tras el enfado de Tamara en la anterior gala, la aspirante tomó la decisión en el programa de anoche de abandonar el concurso, porque no lo llevaba bien a nivel psicológico:
"Tengo claro que muchos de mis compañeros se lo merecen más que yo, y no me veo en la final así que me voy. No me siento a gusto y tampoco estoy dando todo lo que me gustaría. La tensión, la presión... entiendo que es un programa. Pero yo me siento muy frustrada con la dinámica que hemos tenido y no estoy bien. Perdonadme, pero es más importante estar bien yo que decepcionaros a vosotros".
En vez de facilitarle el paso, optaron por explotar el drama, con Jordi Cruz sermoneándola por desaprovechar la oportunidad, acercándose a recoger con desdén su delantal y señalándole la salida: "Muy bien, chao. Su puerta".
Para acabar de componer semejante cuadro, David (A.K.A. el legionario terraplanista) pensó que era un buen momento para dar leccioncitas: "Le da igual todo, le importa más su vida fuera. A eso se le llama egoísmo. Le ha faltado al respeto a todos los compañeros que estamos dentro y los que no han podido entrar". Al final de esa misma gala, David fue expulsado y se tuvo que volver a casa.
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