'Forjado a fuego' se convirtió rápidamente en un éxito, y cuando eso sucede se intentan buscar formas de expandir el formato para seguir intentando exprimir el interés del público. Eso dio pie a 'Forjado a fuego: Cuchillo o muerte', un spin-off que se estrenó en 2018 y que en España podemos ver de las noches de los martes e Mega.
La mecánica de ‘Forjado a fuego: Cuchillo o muerte’ es pura oda a la destrucción, ya que aquí el hecho de cómo se construyen las armas resulta irrelevante -hay hasta concursantes que no las han creado ellos mismos-, centrándose todo en las habilidades de los participantes para destruir todos los objetivos en el menor tiempo posible. Un derroche de adrenalina con sus virtudes y defectos.
La mecánica
El punto de mayor conexión con ‘Forjado a fuego’ lo encontramos en el momento de presentación de los concursantes, ya que su arma elegida tiene que pasar un pequeño test a manos de Travis Wuertz, quien logró imponerse en dos entregas de dicho programa. Es curioso lo que sucede con su participación, pues casi podríamos decir al mismo tiempo que es innecesario -ya debería revisarse de antemano que las armas son válidas, pues no deja de ser un cortarollos las pocas veces en las que no pasan el corte y se van directamente para casa sin llegar a participar- y lo más interesante -se nos dan pequeños apuntes sobre cada arma, desde su historia hasta los materiales utilizados-.
Wuertz también vuelve a hacer acto de presencia cuando los concursantes no consiguen superar alguna de las pruebas del circuito clasificatorio, aportando algo de luz hacia cuál ha sido el error que han cometido. Elocuente y directo, sus explicaciones resultan más convincentes que la del dúo de presentadores formado por el luchador profesional Bill Goldberg y el experto en armas Tu Lam, donde se tienden a repetir las mismas ideas, algo en cierta medida inevitable por la propia estructura del programa.
‘Forjado a fuego: Cuchillo o muerte’ se divide en dos pruebas. En la primera varios concursantes han de completar una serie de fases en el menor tiempo posible y evitando cometer errores, ya que llevan una penalización de tiempo que a la postre suele ser definitiva. Desde cortar una fila de piñas hasta romper una cuerda de un solo golpe, pasando por dividir por la mitad una enorme masa de hielo. Todo esta orientado a la destrucción por la destrucción, pero hay suficiente variedad.
Además, está todo dividido en diferentes fases para poner a prueba tanto el arma utilizada como las habilidades de los participantes y su capacidad para adaptarse a lo que requiere cada situación. Y es que la fuerza bruta te puede valer en cierto momento, pero en otros la precisión resulta esencial para no irte para casa antes de tiempo. Bueno, eso si al final no caen todos los concursantes en esa primera ronda, lo cual fuerza poco menos que una repesca de los dos menos malos en lugar de los dos mejores. Luego el triunfador entre ellos pasa a la season finale para podercompetir por los 20.000 dólares de premio.
Oda a la aniquilación
A su manera, ‘Forjado a fuego: Cuchillo o muerte’ es la sublimación de los momentos de ‘Forjado a fuego’ en los que se ponen a prueba las armas que se acaban de construir. La gran diferencia es que allí habíamos llegado a conocer más a los concursantes e incluso nos podía dar pena cuando no pasan el corte, mientras que aquí la presentación es tan breve que resulta complicado ver más allá de sus errores. Lo que nos interesa al final es ver cómo se destrozan cosas de forma inmisericorde.
Eso sí, se mantiene ese grado de respeto entre los participantes que distinguía a ‘Forjado a fuego’, pero al limitar sus interacciones es algo cuya importancia acaba por difuminarse en beneficio de la acción. Ahí el trabajo de montaje de ‘Forjado a fuego: Cuchillo o muerte’ adquiere una importancia notable, desde la necesidad de saber mostrar un corte mínimo que podría pasar desapercibido al ojo humano hasta el uso del ralentí para deleitarse en la espectacularidad de la destrucción.
Todo ello desemboca en que el interés de ‘Forjado a fuego: Cuchillo o muerte’ es más limitado que el de ‘Forjado a fuego’. Es cierto que al final ambos tienen una mecánica repetitiva, pero en el caso que nos ocupa resulta más evidente y lleva a que uno se pueda cansar antes de lo que sucede en pantalla. Esto resulta más evidente si ves más de un episodio de golpe, ya que ver las mismas pruebas una y otra vez puede provocar cierta sensación de agotamiento.
En mi caso, me sigue divirtiendo, pero aquí el objetivo resulta más trivial, potenciándose menos las habilidades de los concursantes que su eficacia destructora. Esto lleva a que ‘Forjado a fuego’ y ‘Forjado a fuego: Cuchillo o muerte’ sean casi polos opuestos -pero también complementarios-, con el primero siendo la celebración de la creación y el segundo una fiesta de la destrucción.
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