Cristina se controla un poco en su cita con Iván: "Mi madre va a ver el programa, no quiero que le dé un infarto"
A veces, las cosas salen bien en 'First Dates'. Cristina no podía imaginar que su cita sería tan divertida y que fuera a pasarlo a lo grande con Iván, a quien ya le había echado el ojo en Tinder.
Summer Love
Iván tiene 50 años y trabaja en marketing digital. Es una persona muy espiritual y tiene hijos de una relación anterior que duró mucho tiempo. No es de los que prejuzgan, pero prefiere mantenerse alejado de las malas palabras y de la gente que irradia negatividad.
A Cristina le cuesta mucho abrir su corazón, como si lo tuviera amurallado. Tiene 49 años y trabaja en ventas. Cuando vio a Iván, le reconoció: "A mí me suena de Tinder. De haber pensado que era un ejemplar espectacular". Él pensó que era muy atractiva y tenía la sonrisa bonita.
Conectaron desde el momento en que vieron que ambos eran de Barcelona y comenzaron a arrojarse piropos: él le dijo que tenía un estilazo y a ella le encantaron sus zapatillas.
Cristina confesó que no había estado con nadie desde su última relación, que acabó en 2021 tras 30 años. "Me gustan los negros y los mulatos" reconoció en las entrevistas. Él adivinó cuántos hermanos tenía y eso que se había dejado el péndulo de adivinación en casa.
A Iván le gustó ver su afinidad y el buen rollo que se respiraba, "aunque dijera tonterías". Ella reconoció haber tenido pesadillas imaginando el momento de llegar a la cita. Lo que más le gustó de Iván fue su manera de decir la cosas, la voz y el respeto con el que la había tratado.
Justo iban a hablar de sus fantasías sexuales en el reservado, pero en su lugar acabaron por los suelos, partiéndose de la risa: "Mi madre va a ver el programa, no quiero que le dé un infarto" resolvió ella. Vamos, que estaban tan encantados que por supuesto quisieron seguir conociéndose.
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