¿Es que de la mente de Melchor Miralles no puede salir nada bueno? Lo sé, es una pregunta retórica. Lo último es una entrevista de doce horas a Pedro Ruiz que pretende batir el récord Guiness a la entrevista más larga y en la que van a invertir medios y dinero para montar un espectáculo de tomo y lomo en Veo7. El título del invento es Doce horas sin piedad (dudoso homenaje a la película de Sidney Lumet), y podrá verse en directo el 25 de abril a partir de las dos de la tarde. Me aburro sólo de pensarlo.
Me hace gracia que vendan el invento como algo revolucionario, como una experiencia única en la tele nacional, como una nueva forma de experimentar y, en palabras de Melchor Miralles, para "explorar nuevos formatos para demostrar que la televisión no tiene límites. Además de ganar notoriedad y presencia mediática". Toma jeroma. Está claro que con dinero no hay límites y que con dinero la notoriedad y la presencia mediática están garantizados. Una pena que no usen ese dinero para causas más nobles que vayan más allá del prestigio personal pero qué caray, cada uno se gasta sus fondos en lo que quiere, claro, y así nos va.
Habrá cincuenta entrevistadores (famosos, periodistas, deportistas...), y un ingente equipo técnico que hará turnos para no desfallecer. Los únicos que aguantarán las doce horas serán Melchor Miralles y Pedro Ruiz, que no ha puesto condiciones y que se compromete a contestar a todo y a asumir los retos que se le planteen. Los espectadores podrán ver cómo van al baño, cómo cenan y demás, y si se acercan al hotel podrán ver por un ventanal que da a la calle lo que se está emitiendo en directo. Cuando pensaba que estaba todo inventado en el mundo de los realities nos sorprenden con esto, que me parece lo más absurdo y grotesco desde Hotel Glam.
En fin, que está claro que hacen la tele que les conviene, no la que le conviene al espectador. Pedro Ruiz es un "opinador" y tiene poco que perder así que seguro que no escatima en rimas, pullas, letras y tonadas para hacer llegar su mensaje de enfant terrible, un disfraz que le veía al pelo cuando iba de Pedrete por la vida, pero que ahora parece más un grito de atención que otra cosa. Y de Melchor Miralles sólo se me ocurre una cosa: parece que es el único capaz de hacer lo que nadie haría sin desperdiciar ni una oportunidad y en la tele tan morbosa que tenemos esta afirmación está muy lejos de ser un elogio.
Vía | El Mundo En ¡Vaya Tele! | Golpe judicial al "periodismo de investigación" con cámara oculta