Comienza de nuevo (y van 8) Gran Hermano en Telecinco. El ya veterano programa, que inauguró la "era de los realities", lanza su octava edición. Y como no podía ser de otra forma, para mantener el interés de la audiencia no dejan de incorporar novedades e inventos que permitan dinamizar un poco más el desarrollo del programa.
Y Mercedes Milá también vuelve, claro. Cómo no. Después de tantas ediciones, y con el recuerdo infausto de Pepe Navarro suplantándola en la tercera edición, uno ya no puede imaginarse la sintonía de GH sin la entrada posterior de esa dominatrix de vestuario incierto.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención de los inventos de este año es la intención de Mercedes Milá de vestir un chaleco confeccionado con peticiones y anuncios de los televidentes. Vamos, que la Milá se va a transformar en una especie de Buyjake.com (supongo que no cobrarán... ¿o habrá que mandar los mensajes por SMS?). Y ahí la tenemos convertida en una mujer-anuncio. Lo que le quedaba por hacer en su carrera, vamos.
Otra de las novedades (y, como vemos, los productores de GH incorporan cada tendencia que ven) es que los concursantes se convertirán en vloggers. Es decir, que tendrán una página web desde la que, con una webcam, podrán comunicarse (imagino que unidireccionalmente) con el exterior. Vamos, un video blog o vlog en toda regla. Para que no digan que no se actualizan.
Cosas veredes, amigo Sancho. De todas formas, lo cierto es que todos los años digo que no voy a verlo, que no me interesa. Pero la realidad es que (aunque lejos del "enganche" del primer o segundo año), siempre acabo picando. Y sé quién es Aída, o el de "pa chulo, chulo mi pirulo", o el Dayron y el Pepe, o la Inma y el que llevaba las ovejas... atrapado por el reality.