Los seguidores de realities españoles andamos como perretes abandonados desde que terminó 'Gran Hermano'. Estábamos acostumbrados a que Telecinco nos suministrara nuestra dosis estival de 'Supervivientes' y, si acaso, la otoñal con 'Acorralados'. Pero acontecimientos de toda índole que incluyen fenómenos deportivos y estrategias comerciales diversas han cambiado este panorama. Por eso, personalmente, me acerqué ayer hasta Neox para ver el estreno de 'Curso del 73', aún a sabiendas de lo que me podía encontrar.
Tal vez, lo más significativo respecto a este programa es que se grabó ni más ni menos que hace dos años y que ha permanecido guardado desde entonces, en espera de una oportunidad. ¿No querrá esto decir que la cadena no confiaba en el producto? No, no, claro que no, afirman todos a una. Puede que el fenómeno de telerrealidad que expone a las jóvenes generaciones que no tienen ganas de estudiar ni de trabajar ni casi de hacer nada de nada excepto caminar bajo las luces de los garitos nocturnos, y del que tanto se ha hablado este verano con 'Gandía Shore', el polémico reality de Lloret, etc, tenga algo que ver con la resurrección del programa.
Ni realidad ni ficción
Pero lo cierto es que este programa es un poco raro. Porque, ¿qué tipo de formato es éste? Unos cuantos actores se hacen pasar por profesores de los años 70. Fingen, y la cosa pierde naturalidad. En frente, un grupo de chicos que creen que su sola presencia es bastante como para dar brillo y esplendor. Presentan una rebeldía porque sí y eso no ayuda a que interactúen con sus postizos profesores. Al final, un gusto por ver doblegados a niños que presumen de su egocentrismo y vaguería, que se matan a llorar porque les cortan el pelo o tienen que comer puré.
Desde Antena 3, y tal vez un tanto influídos por el toque de Cuatro, tratan de hacer un programa dinámico y con ritmo: uso de efectos sonoros dramáticos (que no funciona cuando el conflicto es "tengo el pelo fatal"), pantallas partidas para aligerar el montaje... Y para dar una pátina de "información", piezas de documental de la España de la época, que, para mi gusto, todavía hacen más raro el formato, junto a entrevistas con los padres de los alumnos, en las que suelen defender el comportamiento de sus hijos (qué remedio, les han educado ellos), amén de totales de los niños presumiendo de vida regalada.
Hasta a mí, que me lo creo todo, me resultaron sobadas ciertas peripecias. Las chicas se cuelan de noche en la habitación de los chicos, sólo porque parece que es lo que se espera de ellas. El profesor les pilla, castigo. El alumno contesta al profesor, castigo. El alumno no se viste correctamente, castigo. Pero, ¿a dónde va este formato si no hay nominaciones, no hay expulsiones, no hay, esencialmente, competitividad entre los participantes? Bueno, al final, se salva un poco por lo mismo de siempre, sí: las risas que provoca la ignorancia del chico que pregunta si el 50% es lo mismo que la mitad; y las sonrisas pícaras porque a éste le gusta la otra o incluso la ternura de verlos llorar porque han recibido una carta de unos padres que hace cinco minutos que no ven.
En ¡Vaya Tele! | Programas congelados: 'Curso del 73', 'XXS' y 'Señoras que'
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