Aunque parezca que Mediaset tiene la exclusiva de realities esperpénticos, la historia de la TV en España tiene episodios realmente rarunos, como 'El castillo de las mentes prodigiosas', un programa de convivencia entre magos, videntes y demás ocultistas que fracasó en audiencias, pese a (o debido a ello) las situaciones totalmente surrealistas a las que dio pie.
No lo vieron venir
La primera década de los 2000 dejó huella en la historia de la TV, con programas tan extraños e irrepetibles como 'El castillo de las mentes prodigiosas'. Producido por Gestmusic y emitido en 2004, en Antena 3, se trataba de un reality que reunía "grandes nombres" dentro del mundo de la magia y ocultismo y los ponía a convivir en un castillo.
Ni Rappel ni a Sandro Rey formaron parte de los concursantes, pero sí otras "celebrities" como la bruja Lola, el vidente Paco Porras, el Profesor Mercury, la vidente Leevon Kennedy (que se autoproclamaba hija del presidente Kennedy), el meigo Santi Molezún, el ocultista Divino Otelma, el mago Conde Luconi, el telépata Khofranhk o la clarividente Marisa Sevillano.
Presentado por Alicia Senovilla, el programa pretendía poner a prueba los poderes sobrenaturales de sus concursantes, siguiendo las órdenes del "Maestro del castillo" y expulsando semanalmente a uno de ellos. El trío de jueces que valoraba sus capacidades estaba compuesto por Padre Apeles, Aramís Fuster y Sebastià-Daniel Arbonés Subirats.
Las pruebas incluían hacer rituales mágicos, hechizos de amor, premoniciones y contactar con los alienígenas, entre otras. El ganador se llevaría un premio en metálico y los concursantes se confesaban a menudo en el Salón de los Espejos, donde le explicaban al Maestro sus miedos y quejas varias.
Con un tono que no dejaba muy claro cuando era pretendidamente autoparódico y cuando la vergüenza ajena era involuntaria, el reality fue sin duda uno de los experimentos televisivos más raros de la década (y del siglo, en verdad), de esos que nadie se explica como hubo alguien que diera luz verde para que saliera adelante.
Dejó varios momentos delirantes para el recuerdo, como cuando se derrumbó el techo de repente, hiriendo a varios concursantes (¿casualidad o intervención sobrenatural?), o cuando Paco Porras se puso a hacer el amor ante las cámaras con la tierra (sí, con la tierra literal), para "fecundarla con su semilla": "Hay que meter la picha en cualquier hoyo" explicaba el ritual.
Incluso ahora, habiendo visto realities tan idos de olla como 'Adán y Eva', sigue siendo desconcertante cómo llegó a mantenerse en antena durante los 6 episodios que duró su emisión. Como os podéis imaginar, la cosa no llegó a buen puerto y no tardó en ser cancelado.
Ante las críticas feroces y, sobre todo, sus pobres resultados en audiencias (una media de 1.185.000 y 13,1% de share, datos que en su momento eran catastróficos, aunque ahora ya querrían muchos), la cadena cerró el chiringuito y puso fin a este espectáculo sin precedentes, dando la victoria al mentalista mexicano Jorge Astyaro. Decir que fue un programa irrepetible es quedarse corta.
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