Adaptar un programa de origen estadounidense que lleva más de once temporadas en antena al mercado español es algo complicado. Por mucho que lo intentes el recuerdo, al menos entre los espectadores más expertos, siempre va a competir con el nuevo programa en condiciones desiguales, ya que el original siempre contará con más experiencia a la espalda que le ha ayudado a mejorar el formato. Aún así, Atresmedia gracias al éxito previo de 'MasterChef' en Televisión Española se atrevió a adaptar el programa hermano, 'Top Chef', donde los concursantes son chefs profesionales en vez de amateurs participando en un formato ligeramente diferente.
Debido al estreno previo de 'MasterChef', el cual copió muchos elementos del formato de 'Top Chef', Atresmedia tuvo que introducir algunos cambios para conseguir que el programa fuera lo suficientemente diferente para que los espectadores no pensaran que le estaban ofreciendo el mismo programa. Viendo el resultado final está claro que esa diferenciación se consiguió, no sin añadirle también unos cuantos claros y oscuros que, como todo programa, valen la pena analizar a fondo.
Un casting simplemente correcto, con Chicote como el jefe mayor
Siempre decimos que uno de los puntos más importantes en todo reality es el casting, principalmente el de los concursantes aunque también influye a la persona (o personas) que están en contacto con los espectadores tales como el presentador o el jurado. En cuestión de concursantes se puede decir, sin temor a equivocarse, que el cásting de 'Top Chef' ha sido muy equilibrado. Hemos tenido concursantes graciosos, guapos, feos, que caen bien, mal y hasta una camarilla que hizo piña a final del concurso para intentar llegar juntos a la final, cosa que consiguieron por los pelos. Nos puede haber gustado más o menos el ganador, pero lo cierto es que Atresmedia ha acertado eligiendo a los concursantes.
En cuanto al resto del cásting hay grandes diferencias. Por un lado el jurado ha sido inconsistente, teniendo a alguien como Ángel León que resultó bastante interesante, a Susi Díaz que parece que pasó de puntillas por la mayoría de programas y al eterno Chicote, el cual merece una sección aparte tanto por su protagonismo como su manera de hacer las cosas. Y es que poner a Chicote a cargo del programa fue, para mi, un gran fallo. Durante el 90% del programa el cocinero se llevó el protagonismo, dejando en un segundo plano a los concursantes y a sus compañeros de jurado, los cuales se veía en muchas ocasiones que no sabían qué decir después de las "rajadas" que había dicho Chicote.
¿Por qué darle un papel tan protagonista al presentador? Podemos aceptar poner a Chicote para atraer a más espectadores, pero dejarle hacer lo que quiso como si el programa fuera su cortijo me pareció un gran error. En el formato original los concursantes tienen todo el protagonismo, apareciendo la presentadora (Padma) en los momentos justos que se la necesita, ni uno más ni uno menos. Y vaya por dios, nadie se muere porque no esté oliendo en la cocina y criticando en directo lo que están haciendo los concursantes. Es más, tiene un papel tan externo que luego sus críticas son más creíbles que todas las de Chicote juntas.
Una realización notable
En realities como este, basados en el talento y en pruebas que prueban ese mismo la realización juega un papel clave en el desarrollo del programa. En un espacio como 'Top Chef' se busca una realización ágil, que busque la emoción y la acción y que convierta algo tan simple como preparar una receta de cocina en algo que interese al espectador. La realización de 'Top Chef' ha sido ágil y activa, eligiendo siempre los momentos justos para enseñar a los concursantes y destacar la acción que interesaba para los espectadores.
De la misma manera el montaje ha sido muy cuidado y correcto. Aunque era bastante obvio que no siempre las acciones que se mostraban eran correlativas, con los planos del reloj y las mezclas de temáticas conseguían que las pruebas y escenas fueran todo un uno, pese a que, como dijimos, no siempre ocurrían a la vez. Destacar especialmente el equilibrio que se consiguió entre las declaraciones, las pruebas y las decisiones del jurado. Lástima que todo se viera emborronado por la duración del programa.
El problema de la duración
Aunque el programa ha sido a lo largo de las semanas un buen espacio, todo se ha visto manchado por una duración exagerada. Pese a que el programa empezaba siempre a las 22:30 (resúmenes y promociones mediante), a partir de la cuarta semana este comenzó a acabar bien entrada la madrugada, llegando en la mayoría de las veces a las 12 y media pasadas. A mí personalmente este horario me parece una gran falta de respeto al espectador, tanto por "obligar" a tener que acostarse tarde cuando algunos (los afortunados) tienen que trabajar temprano al día siguiente, como por meter contenido "paja" para conseguir alargar el programa.
Un claro ejemplo fue el último programa, la final. Había pasado ya la medianoche y la verdadera final (entre Arrabal y Begoña) no había comenzado aún, ni tan siquiera se habían puesto a cocinar ya que el programa prefirió escuchar declaraciones de cocineros en vez de hacer caso a los verdaderos protagonistas, los concursantes. Si a esto le añadimos las pausas publicitarias, las apariciones de Chicote y demás contenido insustancial acabamos yéndonos a cama a la 1 de la madrugada, un horario imperdonable para la mayoría de la gente.
Pese a la gravedad del horario 'Top Chef' nos regaló una estupenda final. En un escenario privilegiado y ante un jurado de grandes cocineros pudimos disfrutar, curiosamente, de mucha más cocina que en un programa "normal". Pudimos conocer grandes opiniones de grandes cocineros y unas estupendas recetas que no estuvieron presionadas por el límite de tiempo de todos los programas. Valió la pena ver como una de las concursantes menos malas (como concursante, no como chef) sacaba todo su poderío y apabullaba a un finalista que nunca debió llegar a serlo.
¿Qué podemos sacar en claro de esta primera temporada de 'Top Chef'? Pues unas cuantas cosas. La primera, que se ha demostrado una vez más que en España se sabe hacer este tipo de realities y se sabe hacerlos bien. La segunda, que hace falta buscar a un presentador menos protagonista que deje volar sólo a un formato que sabe hacerlo perfectamente. Y la tercera, y quizás más importante, que las cadenas tienen que mirarse muy bien (y no sólo con este programa) la duración de los programas. No se puede empezar los programas tan tarde y terminarlos aún más tarde. Vale que no somos británicos que nos acostamos a las 10 de la noche, pero tampoco necesitamos tener ojeras al día siguiente por culpa de ver un programa que nos interesa.
Sabemos ya desde hace casi un mes que el programa tendrá segunda temporada. Esperemos que corrijan estos pequeños grandes errores para la segunda edición, porque es un programa que vale la pena tenerlo en la parrilla y verlo semana a semana.
En ¡Vaya Tele! | 'Top Chef' tendrá segunda temporada
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