A propósito del estreno de Syriana, se me ocurre interrogar a los lectores sobre cuáles han sido las torturas cinematográficas que casi les hacen abandonar la sala. La de Syriana ocupa, en mi lista personal, un puesto destacado.
A continuación, una lista —personal— de torturas inolvidables, ordenadas de mayor a menor según su impacto emocional. Una última advertencia: puede contenter spoilers de las siguientes películas: Marathon Man, Syriana, Audition, Misery, Deliverance, Reservoir Dogs, Casino, OldBoy, Ese Oscuro Objeto del Deseo, Érase una vez en el oeste y ¿Qué pasó con Baby Jane?
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El diente taladrado de Marathon Man. La más terrible de todas las torturas que yo haya visto.
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Las uñas arrancadas, una a una, con pinzas, en Syriana.
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La pierna aserrada de Audition.
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Las piernas quebradas con martillo de Misery.
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La violación con remedo de chillido de cerda de Deliverance.
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La oreja cortada con navaja de afeitar de Reservoir Dogs.
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La cabeza aplastada con una prensa en Casino.
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Los dientes arrancados con martillo en OldBoy.
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La castidad forzosa a la que es sometido Monsier Mathieu en Ese Oscuro Objeto del Deseo, (sólo imagínense estar casado con Carole Bouquet/Ängela Molina y no poder consumar la unión).
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El ahorcamiento en el final de Érase una vez en el oeste.
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La rata muerta servida como desayuno en Baby Jane.
Habría podido añadir la pinza para ojos con película nazi y Quinta de Beethoven de La Naranja Mecánica, pero esa no cuenta como tortura pues se trata de un tratamiento médico-conductista.
¿Se me olvida alguna?