Ayer por la noche, mientras media España estaba de procesiones y "madrugás", yo estaba sentada en el sofá de casa de mis padres viendo con mi madre una película que deja la polémica por sus escenas de sexo (Pornográficas, para que engañarnos) para adquirir una gran polémica por su violencia. Con esta introducción no creo que mucha gente se sitúe, ya que creo que falta mencionar que esa película es Calígula, rodada en 1979 y cuyos protagonistas son Malcolm McDowell en el papel de Calígula, Teresa Ann Savoy interpretando a su hermana Drusila, Helen Mirren como Cesonia y Peter O'Toole en el papel del emperador Tiberio.
Ya de entrada, la primera señal de que esta no es una típica película histórica nos la da el detalle de una de las empresas productoras de ella: Penthouse Films International. Y es que, tal y como he mencionado antes, si algo tiene esta película, es precisamente eso: Sexo, y desde luego, totalmente explícito. Desde "sátiros" hasta "ninfas" pasando por burdeles marítimos, transcurre esta particular visión del reinado de Calígula como emperador en que tan pronto ensalzan las artes sexuales como abren en canal a un soldado, todo ello aderezado con fantasiosos atrezzos y vestuarios romanos que no hacen sino remarcar, en cada una de las secuencias, la locura y el libertinaje del que era presa el emperador Calígula (Y su predecesor Tiberio en sus últimos años de vida).
Realmente hay poco más que comentar de ella, excepto que si os atrevéis a verla, tened en cuenta que es larga (Dura unas tres horas) y que durante ella, veréis de todo excepto zoofilia (Y eso que se cuenta que Calígula no tenía escrúpulos en practicarla). En otras películas, la calificación por edades es más que nada un adorno, pero en esta, tiene de todo excepto adorno, así que, si sois padres, tal vez queráis verla vosotros antes de permitir que vuestros hijos la vean. Yo, desde luego, no lo permitiría...
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