A propósito de la publicación del artículo sobre la portada de Vanity Fair en la que aparece Scarlet Johansson desnuda, acompañada de una Kiera Knightley —también desnuda— y de un Tom Ford, vestido; mi compañera de blog, Teresa y yo, discutimos sobre las guapas en el cine.
Fue la típica conversación de "quién es la más guapa". Ambos coincidimos en que Monica Bellucci —en la foto— no sólo era la mujer más guapa del cine actual, sino la mujer viva más guapa de la historia de la humanidad (¿qué opinan ustedes?). La discusión nos llevó al terreno de la edad de las actrices y también coincidimos en el extraño fenómeno de la 'lolitificación' de las intérpretes: cada día hay más niñas y menos mujeres protagonizando las películas. El reinado de las lolitas, las nínfulas.
¿O es que las mujeres, con cada generación que arriba, aparentan menos edad? Eso me recordó el caso de La Guerra de las Galaxias. En la primera película de la saga Carrie Fisher tenía 19 años, la misma edad de Natalie Portman en La Amenaza Fantasma. Sin embargo, a mis once años, la Princesa Leia me parecía —y aún me sigue pareciendo—, una mujer hecha y derecha, con un par de divorcios encima incluso. Mientras que la reina Padme -Amigdala- Amidala, a mi edad actual, se me antoja una niña de 11 años.
Quedan pocas mujeres en el cine, al menos, en el estadounidense: la exquisita, perturbadora Diane Lane, su majestad Cate Blanchett y la rubia letal de Sharon Stone. Y, desde luego, la más hermosa, la más mujer de todas, Monica.
¿He olvidado alguna?