Y eso que creo, de verdad, desde mi cinefilia y mi comicfilia, que este es un personaje tremendamente atractivo y tremendamente potente para llevarlo a la pantalla. Y la razón de que no consigan, de una vez por todas, filmarla y deleitarnos con ella, con la venganza eterna de Frank Castle contra los millones de mafiosos y criminales del ancho mundo, a base de golpes, tiros, explosiones, y mucha ira, creo que solamente puede achacarse a esa epidemia que sufre el cine de aventuras y acción, convertido ya en espectáculo de saltimbanquis, nenazas, adolescentes ávidos de pirotecnia barata, asepsia argumental, atmósferas átonas.
No es de extrañar, por tanto, que otro potentísimo personaje de la Marvel, conociera una aventura tan deleznable, tan ignominiosa, como aquella que nos encasquetó Gavin Hood sobre el fascinante, indómito Lobezno, convertido en gatito para niñitas en ‘X-men Origins: Wolverine’, que terminó de rematar la blandenguería conque Bryan Singer (que no es un director del todo desdeñable…) se acercó a tan mítica creación. Sin embargo, peor le han ido las cosas, si cabe, al viudo prematuro, veterano de Vietnam, que luce camisetas negras con una calavera blanca en el pecho.
Creo que la razón fundamental de que sean incapaces, es la misma que ha hecho imposible hacer una traslación mínimamente digna del Conan howardiano a la gran pantalla: y es que no son personajes políticamente correctos, precisamente todo lo contrario. Su salvajismo, su brutalidad, queda o bien empañada para no herir sensibilidades, o bien hiperbolizada de manera grotesca. En ese sentido, uno de los pocos capaces de mostrarla de manera poderosa fue John McTiernan. Él hubiera sido capaz, en sus buenos tiempos, de hacer un gran ‘Punisher’.
Él podría haber mostrado la violencia del personaje, sin dejar de ser convincente, como en ‘Die Hard’, y con imaginación y gusto por lo macabro, como en ‘Predator’. Además, empezó en una época propicia para una película sobre el perosnaje. Porque, si lo pensamos bien, vengadores brutales en el cine americano ha habido unos cuantos, sobre todo desde la década de los ochenta. Frank Castle fue creado en 1974, y creo que todos los Martin Riggs (‘Arma letal’) habidos y por haber, nacen de este modelo de guerrero urbano, hierático e invencible, estoico e irreductible. La guerrilla contra los aprovechados que surcan las ciudades en deportivos pagados con el dinero de las mafias.
De las tres películas que han hecho del famoso vigilante, me quedo, muy a mi pesar, con la primera, en la que un estupendo Dolph Lundgren repartía estopa a base de bien. La pena es que se haya quedado tan desfasada, entre otras cosas porque su director, Mark Goldblatt (que no ha vuelto a dirigir, por suerte), era un torpe de mucho cuidado, y no se podía tener peor gusto para la realización. Lundgren, eso sí, se acercaba bastante al ideal de Castle, si bien distaba mucho de lo que ahora, con los comics, ha conseguido el gran Garth Ennis.
Quince años hubo que esperar para una segunda película, esta vez dirigida por el desconocido Jonathan Hensleigh, y que fue masacrada por crítica y público, no sin razón, y a pesar de que Thomas Jane es un buen actor, pues su caracterización no convenció a nadie. Un Castigador bastante light, sin la fiereza que le caracteriza, aunque algún buen momento aislado tenía. El diseño de producción, eso sí, se acercaba bastante a lo que habíamos visto en papel, pero le faltaba veracidad y sordidez. Janes es demasiado joven para el papel, y algo blando.
Más adecuado para el papel, aunque sin pasarnos, fue el Ray Stevenson de ‘Punisher: War Zone’, que en España se editó directamente en DVD. Ya habíamos visto de lo que era capaz este cacho carne en la estupenda serie ‘Roma’, y la verdad es que la película es bastante cañera, pero el personaje está totalmente desdibujado, y la directora, Lexi Alexander, no es más que una pega-planos como hay cincuenta mil en la industria. El guión, un disparate. Así no podemos hacer nada.
Leyendo el volumen número 3 de la nueva serie de Marvel para Punisher, titulado ‘Madre Rusia’, que tiene un guión fenomenal (de Garth Ennis, cómo no), no me cabe duda de que algo así se podría hacer en pantalla, y sería un peliculón. Si yo fuera el productor, o pudiera simplemente elegir, pondría a John McTiernan de director, a alguna mala bestia de ex-convicto como Punisher, cien millones de dólares de presupuesto, diseño de producción de Henry Bumstead y… ¡a disfrutar!