Tras la enorme polémica levantada, El País publicó, el 28 de febrero, que Spielberg ha recibido más quejas sobre su último filme. Georges Jonas, autor de ‘Venganza', novela en la que se basó el director para hacer 'Múnich', dice que Spielberg no ha sido fiel a su libro. Durante dos años de investigación, el escritor habló con Yuval Aviv, en quien se inspira el personaje principal, Avner Kauffman. Jonas declara que su Avner nunca habría cuestionado la moralidad de lo que su país le ordenó hacer. Califica la película de "inocente y confusa, hecha con la mirada de un adolescente". “La película respeta la letra del libro, pero el espíritu es totalmente contrario”, añade. “‘Venganza’ sostiene que hay una diferencia entre terrorismo y contraterrorismo, ‘Múnich’ mantiene que no”.
A pesar de que no me gustó nada la película, sobre esta última consideración, debo darle la razón al cineasta. Incluso si el auténtico Avner no pensaba así, es lícito para Spielberg haber cambiado este aspecto, pues probablemente ésa era su intención al hacer la película y no habría tenido sentido rodarla si no era para dar el mensaje que él quería transmitir. No entro a valorar el filme ni a hablar sobre él, pues mis compañeros ya lo han hecho largo y tendido en este mismo blog (puede hacer una búsqueda de Múnich en la ventanita superior), pero sí me parece interesante plantear esta nueva acusación a la que se enfrenta Spielberg.
El libro ha sido publicado por RBA con prólogo del propio Avner. Éstas son las notas que da la editorial sobre la obra:
“Después del asesinato de once atletas judíos durante los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972, el agente del Mosad, Avner, recibió el encargo de vengar la muerte de los deportistas eliminando a once terroristas palestinos en Europa. Este hecho supuso un gran cambio en la política israelí, puesto que fue la primera vez que el Estado de Israel decidió combatir el terrorismo con más terrorismo.
Como si de un thriller se tratase, George Jonas va desgranando las claves de aquella operación secreta, en la que también estuvieron implicados desde la primera ministra israelí Golda Meir hasta el entonces general Ariel Sharon. Cuando el agente Avner decida abandonar la misión, tendrá en su haber ocho muertes de palestinos, un cúmulo de errores graves que habrán costado la vida a tres de sus colaboradores y el firme convencimiento de que más muertes acentuarán el conflicto palestino-israelí.
Varias décadas más tarde los acontecimientos históricos confirmarían hasta qué punto fue decisivo aquel cambio de estrategia y explicarían cómo se extendió la violencia a la población civil en el conflicto entre Israel y Palestina”.
Por otro lado, existen fuentes que afirman que “tanto el libro como su fuente son falsificaciones históricas de personas que no tuvieron participación en los hechos, ni acceso a las decisiones ni a documentos que, por su propia naturaleza, están clasificados”.