El debate sobre lo adecuado de los maratones para ver una serie reaparece cada cierto tiempo, últimamente coincidiendo con el estreno de alguna temporada en Netflix o Amazon, donde todos los episodios están disponibles al mismo tiempo, no hay esperas semanales. Una opción que gusta a muchos seriéfilos, pero diferentes personalidades del mundo del entretenimiento como Joss Whedon o Damon Lindelof no han dudado en pronunciarse en su contra.
Esa es una práctica también aplicable al séptimo arte por mucho que en ese medio apenas se hable de ella, ya sea porque te acercas a tu cine más cercano y aprovechas para ver varios estrenos, dentro del marco de un festival o porque simplemente te aburres en casa y decides darte un atracón de películas. La gran duda está en saber hasta qué punto el binge-watching es una apuesta recomendable o te impide saborear realmente lo que ves.
El binge-watching tiene sus ventajas
Uno de los motivos más claros para practicarlo es que uno simplemente puede hacer lo que le apetezca y a veces nuestra disponibilidad para ver series o películas es limitada, por lo que hay que aprovechar cualquier ocasión. Además, ¿qué tiene de malo ver otro episodio o película si simplemente estamos tan enganchados que vamos a disfrutarlo con una intensidad mucho mayor que si lo dejamos para otro día porque ya le hemos dedicado demasiado tiempo?
Al final lo realmente esencial es pasarlo bien con lo que estamos viendo, no importando gran cosa si antes ya hemos visto siete episodios o tres películas. La cuestión es que estamos en ese modo, ya sea porque la película o serie en cuestión casi nos fuerza a seguir adelante por el cliffhanger con el que nos han dejado o porque nos lo estamos pasando tan bien que no queremos volver a la realidad.
Además, cada uno es libre de organizarse como prefiera y está en su mano establecer el plan de visionados que quiera en lugar de seguir lo que te establezca un canal de televisión o tu cine más cercano. Es cierto que la práctica ya venía de antes, pero una de las grandes ventajas de servicios como Netflix es que te dan la libertad cuándo, cómo y dónde, ¿por qué no aprovecharlo para que seas tú quien decida?
Cuando se pierde el factor diversión
No obstante, llega un punto en el que el factor cansancio se convierte en un elemento a tener en cuenta, porque podemos sentir la necesidad de saber qué ocurre a continuación, pero llega un punto en el que el cerebro no procesa la información como es debido y la experiencias se convierte más en un tengo que un quiero hacerlo.
Los festivales son un gran ejemplo en el caso del cine, ya que allí los maratones se convierten en poco menos que una obligación si quieres llegar a todo lo que interesa. A eso le sumas que es algo continuado durante varios días y te queda que puedes haber visto todas las películas que querías, pero dudo mucho que vayas a poder procesarlas como es debido, sobre todo teniendo en cuenta que habrás tenido que ir sacrificando horas de sueño o que incluso te llegues a quedar dormido en algún pase.
Ahí es cierto que no te queda otra, pero la obsesión por ver todos los episodios de una serie lo antes posible, sea por supuesta necesidad o por simple miedo a encontrarte spoilers por tomártelo con calma. En algunos casos no te exigirá tener el cerebro a pleno rendimiento, pero hay propuestas como ‘Legion’ que dudo mucho que nadie pueda disfrutar si se las ve de una sentada.
El justo punto intermedio
Al final no se puede decir que el binge-watching sea algo necesariamente bueno o malo, porque es verdad que la idea de un atracón de cualquier cosa tendrá siempre ciertas connotaciones negativas. Esto es algo evidente en ciertos casos, ya que verse una temporada de 13 episodios en un único día, lo siento mucho, pero siempre tenderé a pensar que es fruto del ansia y que luego vas a acabar mezclando cosas de unos episodios con otros.
A mí al menos me pasó las pocas veces que hice algo similar -aún recuerdo la experiencia de ver toda ‘Neon Genesis Evangelion’ en un único día y lo agotado que estaba cuando tocó ver su “peculiar” desenlace-, pero tampoco me parece apropiado generalizar la experiencia personal. De hecho, el binge-watching también es algo que puedes planificar, sobre todo cuando sabes el día exacto del estreno.
Tomemos como ejemplo ‘Por trece razones’. A partir de las 9 de la mañana del 31 de marzo ya estaba disponible y tomemos como referencia que podías tener el día libre. Antes de comer puedes ver tranquilamente cinco episodios e incluso tomarte algún respiro. Desconectas un poco para comer y entre esa hora y la cena te ves otros seis -y vuelves a tener tiempo para varios respiros aquí y allá-. Después de cenar te ves dos y a dormir.
Vale que los maratones no suelen agendarse de esa forma, sino que son la consecuencia de “Bueno, por otro episodio más no pasa nada” y luego acabamos viendo fácil tres o cuatro más cuando en realidad no teníamos tiempo para ello, sacrificando normalmente horas de sueño. La clave ahí es que los episodios sí que los disfrutamos, pero la siguiente actividad queda descartada o a la mañana siguiente nos morimos de sueño.
¿Y quién decide cuál es la solución ideal?
Nadie puede dictar sentencia al respecto más allá de que estando agotado igual es mejor que descanses en lugar de ver algo que no vas a disfrutar realmente. Nunca deberíamos confundir la necesidad de ver algo -salvo que realmente lo sea porque trabajes en ese campo y tengas que hacerlo sí o sí- con el mero hecho de que nos importe un pimiento cómo hacerlo. Vale que quieras ver este episodio o aquella película, pero tienes que ser consciente de lo que puedes dar de ti.
En mi caso, ha habido varias veces que he empezado una película u otro episodio dentro de un maratón y al de pocos minutos ya tenía claro que esas no eran las condiciones adecuadas para verlo. En alguna ocasión acabe tragándome un spoiler y bien poca gracia me hizo, pero ahí yo no tengo la culpa de nada, mientras que de la otra forma me exponía a que al de dos días ya no iba acordarme prácticamente de nada. Así no.
Eso sí, cada cual ha de ser consciente de eso y de hasta qué punto la obsesión por el otro más no debe ser satisfecha siempre. ¿Qué en algunos escenarios hasta mola poder decir que ya he visto esto o aquello? Bueno, sí, siempre está la posibilidad de retorcerlo todo para elevar tu ego de una forma un tanto extraña, pero lo primero siempre ha de ser disfrutar, y también hay series que simplemente es preferible paladear en lugar de engullir, mientras que otra funcionan mejor de la segunda forma.
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