A nadie se le escapa que vivimos en la edad de oro de las series de televisión. Hasta Cahiers du Cinema dedica páginas de su revista a reseñar series de calidad como 'Dexter' o 'Damages', llenas de valores cinematográficos y narrativos.
En España, salvando unas distancias lógicas –aunque se quisiera, jamás resultaría rentable invertir lo que vale un capítulo de, por ejemplo, 'Prison Break'— también se está viviendo una peculiar edad de oro. La irrupción de Cuatro ha exigido unos estándares de calidad audiovisual que se han manifestado en series rodadas en cine ('Gominolas'), o de esmerada fotografía en HD ('Génesis: en la mente del asesino', 'Los simuladores') cuando no grandes desafíos formales con la estructura narrativa ('Cuenta atrás'). Por supuesto, muchos despellejaréis algunas de las series actualmente producidas en España y yo estaré plenamente de acuerdo en la mayoría de las opiniones. Sin embargo, semana tras semana, estas ficciones las ven con pasión más de cuatro millones de espectadores, armados con un temible mando a distancia.
Todo esto supone la existencia de una generación de realizadores que han sabido combinar estas nuevas exigencias estéticas en pos de un producto más "cinematográfico" con las exigencias clásicas del rodaje de televisión: poner en pie historias de casi hora y media en tan sólo ocho días de rodaje, a diferencia de las ocho semanas que le lleva a un director o una directora de cine rodar un largometraje de duración similar.
En la época de Pilar Miró, eran los directores de cine los invitados a la pequeña pantalla para, con sus métodos de rodaje de cine, "dignificasen" el medio. A esa época pertenecen míticas teleseries "de calidad" como 'La forja de un rebelde' o 'Jinetes del alba'. Ni que decir tiene que, monetariamente, supusieron un gran fracaso.
A mediados de los '90, Globomedia revoluciona la ficción española con la serie 'Policías': helicópteros, persecuciones de coches extendidas durante varias jornadas de rodaje, un trabajo novedoso y diferente con cámaras nerviosas... Y, por supuesto, una fuerte inversión con la que la productora defendía su serie estandarte. De la noche a la mañana, se creó un nuevo estándar televisivo español, y todo quedó preparado para que se invirtiese la tendencia de la época de Pilar Miró: de la misma forma que los actores de la pequeña pantalla invadían con éxito el cine (el último y más clamoroso ejemplo, los éxitos de Belén Rueda), también directores televisivos se lanzaban a rodar películas con una filosofía diferente a las de las "vacas sagradas" del cine español.
El primer caso notorio fue el de Jacobo Rispa –director en 'Hospital Central'— y su película 'No deberías estar aquí', un producto sorprendente y de gran vocación comercial, con imágenes novedosas y más que solvente, aunque hacia la mitad el guión perdiese fuerza. Recientemente, Jacobo Rispa ha dirigido capítulos de la fallida 'Qart' y de la exitosa 'Sin tetas no hay paraíso'.
Se podría mencionar también a Salvador Calvo, director que está contratado por Tele 5, que se formó en 'Policías' y que ha dirigido 'RIS científica' o 'Los simuladores', entre otras. Tras su TV-movie 'Masala', Calvo prepara el rodaje, para Tele 5, de 'El otro viaje', la historia de un periplo iniciático por el continente africano. La oportunidad de realizar este largometraje le llega a Calvo gracias a la obligación que tiene la cadena de producir cine. Aunque en un principio esta ley la acataron de manera rácana y con el único ánimo de cumplir, hoy en día, Tele 5 apuesta muy en serio por el "gran cine-evento", como demuestra la campaña de promoción que le hicieron a 'El orfanato'. Entre los directores contratados para las producciones cinematográficas en las que va a participar Tele 5 se encuentran nombres del calibre de Iñárritu, Amenábar, Del Toro, Urbizu, pero también los noveles, como Salvador Calvo, han tenido su ocasión.
Alfonso Arandia, director en 'El comisario' y también de películas como 'Carretera y manta', comenta que "el cine español es un mundo muy cerrado, donde todo se hace con gran lentitud y con muy poco dinero". De hecho, pone el dedo en la llaga cuando señala que, al contrario de lo que pueda parecer, los directores de televisión no son gente "frustrada por no hacer cine" sino que sólo el prestigio del cine frente a la televisión puede hacer que alguien se decida a lanzarse a rodajes infinitamente peor remunerados. "El caso de Boca a Boca es paradigmático de la separación entre cine y televisión", continúa Arandia. "Se trata de una productora potente que realiza productos de éxito en los dos campos, pero con muy pocos vínculos entre sus departamentos".
Guillermo Groizard, uno de los creadores de 'Policías' y director, entre otras, de 'Cuenta atrás' y 'Supervillanos'; comenta sobre la posibilidad de que las grandes productoras de televisión pudiesen producir cine, que "sólo sería viable con un acuerdo con un canal de televisión para producir un mínimo de seis películas al año. De hacerse, no me cabe duda de que esas películas se hallarían entre las más vistas". Pero, de momento, las declaraciones oficiales de Globomedia –la principal productora española de TV— dicen que todavía no han encontrado un nicho específico donde les interese desarrollar un tipo determinado de historia. Ello no quita que, ocasionalmente, se produzcan películas como la adaptación al cine de 'Compañeros' (con la exitosa película 'No te fallaré') o que, ahora mismo, el propio Emilio Aragón esté produciendo la película de uno de los directores "de la casa", Jesús del Cerro, titulada 'Carlitos'. No se ha descartado, tampoco, una película sobre 'Los hombres de Paco'.
Precisamente Guillermo Groizard tiene, a punto de ser estrenada, 'Proyecto dos' que, según nos cuenta el propio cineasta, está "rodada con dos cámaras HD, que es la misma técnica utilizada por directores de cine como Spike Lee en películas magníficas como 'Plan Oculto'. Sin todo el bagaje que te da hacer televisión sería imposible rodar una película de tantos planos como ésta –su look ha necesitado 7000 cortes— en el tiempo del que disponíamos".
Jesús Delgado, director de películas como la premiada 'La niña de tus ojos' o el descubrimiento de Natalia Verbeke en 'Un buen novio', a la par que de series como 'Sin tetas no hay paraíso'; añade que no todo se reduce al bagaje televisivo. "Cuando ruedas cine, te cambias el chip. En la televisión buscas más el corte rápido, hipnotizar al espectador, contar con los planos suficientes, mientras que, en cine, sin el peligro del zapping, puedes recrearte más en la luz, en algún plano más largo y más esteta", afirma. "Eso sí, cuando hay situaciones críticas, la televisión te enseña la capacidad de resolver".
Carlos Navarro, también formado en 'Policías' y director en 'Física o química', 'El círculo rojo' y 'La que se avecina'; indica que "en el futuro, los dos medios convergerán. Actualmente, ya se comparte el soporte HD, la televisión americana es mucho más creativa que el cine y el trasvase de guionistas e incluso actores se está produciendo en un sorprendente sentido inverso. Así, en el cine del futuro, los directores formados en televisión tendrán la ventaja de ser capaces de funcionar en inferiorida de condiciones. La mayoría de las películas que se producen son de medio y bajo presupuesto: las ocho semanas clásicas de rodaje se han reducido ya a seis o menos. En esas circunstancias, los que nos hemos formado en televisión nos adaptamos mejor.
Navarro, a la vez, destaca una característica fundamental del director televisivo que es saber que es parte de un engranaje industrial: su figura está separada de la del guionista, cuyo trabajo respeta. A la vez, existe una jerarquía respecto al productor ejecutivo, cuyas órdenes acata. Sobre esta base, se puede crear una verdadera industria, que es lo que no existe en España, lejos de la figura del 'autor' europeo. Dicha etiqueta quedaría para los tres o cuatro que, como Almodóvar pueden utilizarla a la hora de vender".
Si en otras ocasiones he dicho que uno de los mayores lastres del cine español, a diferencia de otras cinematografías, era el posicionamiento de sus directores como autores a los que no se les puede discutir ni aportar nada y el producir de espaldas al público –incluso a un público minoritario—, con los directores procedentes de televisión, al menos tendremos la ventaja de que han sabido trabajar de cara al público y en un engranaje en el que la autoría estaba repartida con guionistas, realizadores y otras personas. Y no puedo asegurar que esto vaya a dar buenos resultados, pero al menos debería abrir un camino para que las cosas se hagan de otra manera… de mejor manera.