La discusión sobre si el western ha muerto o no era bastante recurrente hace unos años, cuando los pequeños intentos de recuperación en los noventa dieron obras dispares, siendo el punto de salida el ‘Sin Perdón’ (Unforgiven, 1992) de Clint Eastwood. Tras un par de décadas en las que cada intento surgía más o menos aislado, los últimos años han traído una recuperación, verdadera o no, más o menos durarera, que llega a su cénit en 2016.
Quizá el éxito artístico de ‘Valor de Ley’ (True Grit, 2010) o el taquillazo de ‘Django Desencadenado’ (Django Unchained, 2012) no tengan nada que ver, pero la huella del western más clásico, en el caso del primero, y el uso y abuso del estilo Sergio Leone del segundo, parecen haber trazado una equis sobre el término “crepuscular”, tan sobado y falto de sentido en una época en la que el género ya ha muerto y resucitado más de una vez.
Los ocho, los siete y los seis
Empezaba 2016 con el estreno del último Tarantino. La brutal, sucia y salvaje ‘Los odiosos ocho’ (The Hateful Eight, 2015), un misterio a los ‘Diez Negritos’ ambientada en el oeste, con ecos de terror y Corbucci. Sin llegar a ser un éxito de taquilla, de nuevo, el nombre de su director asociado a un western ha significado cierta confirmación de un gusto general por la ambientación sureña y las pistolas para desarrollar obras multigénero.
Mucho más lúdica y recordando a algunos embistes comerciales del género en los noventa, se estrenaba ‘Los siete magníficos’ (The Magnificent Seven, 2016) un estupendo remake de la versión americana de los samuráis de Kurosawa, que reincorporaba elementos del western más clásico, una vuelta al estilo de Ford y Hawks incorporando estéticas y modos de modelos de Italia a Peckinpah. Dentro de esta revisión de su lado más pulp sorprendía la extraña mezcla de violencia y humor de Ti West con ‘In a Valley of Violence’ (2016).
Curiosamente, en ambas aparece Ethan Hawke y, por casualidad o no, hay cierto momento del argumento que parece calcado al de la película de Fuqua, prácticamente con un plano calcado de un momento clave. Y claro, no puede haber un género en alza que no tenga su parodia y con ‘The Ridiculous 6’ (2016) se confirma la regla. La comedia de Adam Sandler, dirigida por su secuaz Frank Coraci se posicionó en el momento adecuado.
Weird Western y pólvora con estrógeno
La suma de géneros de Tarantino no ha sido la única, y dentro de este nuevo resurgir aparecen mezclas con el terror más violento, con otro de los odiosos (Kurt Russell) como protagonista. La algo sobrevalorada ‘Bone Tomahawk’ (2015), ofrece un último tercio estimulante en ese sentido, con caníbales que más bien parecen zombis, como los de ese engendro de boybands contra muertos vivientes que es ‘Dead 7’ (2016), que redefine el término weird en la ecuación.
Más interesante es ‘The Duel’ (2016), con Un reparto en el que brillla Woody Harrelson ensayando su Brando para ‘La guerra del planeta de los simios’ (War for the planet of the Apes, 2017) para esta versión poco disimulada de ‘El corazón de las tinieblas’ en el Oeste. Como en esta, la cosa se pone violenta en ‘Diablo’ (2016) en la que Scott Eastwood no tiene mucho material para lucirse y evitar las inevitables comparaciones con su padre. Y es que Clint todavía no ha hecho un western peor que este.
Tampoco lo soluciona su hija Francesca en otro western ultraviolento, ‘Outlaws and Angels’ (2016), un fallido intento de llevar la rudeza del home invasion al terreno de época, dibujando un personaje femenino fuerte y sorprendente, pero creando situaciones monótonas y reiterativas hasta su salvable final. Dentro de términos muy parecidos, finalmente se estrenó en España la muy superior ‘En Defensa Propia’ (The Keeping Room, 2014) en la que un grupo de mujeres se defiende de un hediondo grupo de asaltadores.
Neo Western actual
Además de las anteriores, Natalie Portman se hacía pistolera y trazaba otra historia de venganza en la más convencional ‘La venganza de Jane’ (Jane Got a Gun, 2016) que confirma un repunte de los personajes femeninos con fuerza, haciendo espacio para ‘Brimstone’ (2016) estrenada solamente en festivales. No han faltado otro buen puñado de otros westerns más tradicionales como ‘Forsaken’ (2016) en la que brillan los Shuterland, padre e hijo mano a mano, y la inane ‘Traded’ (2016).
También ha sido un año para westerns menos tradicionales, no todo van a ser espuelas y polvo seco. La ganadora de los Óscar, ‘El renacido’ (The Revenant, 2015) se estrenaba a principios de año. Su ubicación geográfica despista, pero tienes a pieles rojas, rifles y una sangrienta historia de venganza. Lo mismo pasa con visiones más modernas y encubiertas del género como ‘Lawless Range’ (2016) o ‘The Hollow Point’ (2016), esta última con Patrick Wilson repitiendo como ranger y dirigida por Gonzalo López-Gallego.
Mucho más populares, la reciente ‘Comanchería’ (Hell or High Water, 2016), que merodea por territorios transitados por los Coen enmarcando la acción en una Norteamérica postcrisis para darle un inequívoco toque social. Lo mismo se podría decir de la excelente ‘Suburra’ (2015) en la que Sollima disecciona códigos reconocibles del género para presentar una Roma corrupta y putrefacta hasta la médula, un uso realista de los estratos organizativos del crimen que acaba pareciendo una representación de aquellos pueblos controlados y aterrorizados por bandidos de las películas de Leone.
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