Hace hoy prácticamente 6 años murió Jonathan Demme, director productor y guionista que nos dejó joyas de la talla de 'Philadelphia' o 'Stop Making Sense'. Fue un 26 de abril de 2017, día triste para todo amante del buen cine que se precie, y para honrar al cineasta neoyorquino vamos a analizar una de las escenas de la que probablemente sea su obra magna, 'El silencio de los corderos' ('The Silence of the Lambs', 1991).
Una pieza para comprender aún mejor por qué fue galardonado con, entre otros, los merecidímos Premios Oscar a la mejor dirección y la mejor película. El fragmento en el que nos sumergiremos a continuación —para servidor, aún más especial que el mítico primer interrogatorio— es la muestra fehaciente de que un director, mediante una gestión inteligente del espacio y la cámara, puede potenciar hasta límites insospechados la intensidad de una escena y el magnetismo entre sus protagonistas.

Una complicidad, en este caso entre el Dr. Lecter y la agente Clarice Starling, cuya fuerza, alejada de las magistrales —y oscarizadas— interpretaciones del dueto Jodie Foster-Anthony Hopkins, recae sobre los hombros de un Demme que extrae oro puro de un elemento, a priori, intrascendente: los barrotes de una celda.
Primer movimiento
La escena arranca con la Starling (Jodie Foster) lanzando una mirada furtiva a un espacio aún desconocido para el espectador mientras habla con el encargado de vigilar la estancia. Nuestras expectativas aumentan en proporción al nerviosismo que transmite la agente.

Una panorámica en seguimiento del personaje nos muestra el escenario en todo su esplendor: una enorme sala en la que predominan los colores parduzcos y apagados en cuyo centro se alza una celda inmensa. En su interior, bajo un haz de luz, una figura ataviada en un blanco nuclear, totalmente disonante con el espacio, destaca sobre el resto: es el Dr. Hannibal Lecter (Anthony Hopkins), cuya vestimenta no hace más que evidenciar que está fuera de su elemento; confinado en una jaula sin sus dibujos —o vistas—.

Clarice avanza hacia el doctor, y nuestra mirada se acerca progresivamente con ella, centrándonos en su rostro en un plano medio y en su punto de vista. Lecter le da la espalda a la protagonista con una maraña de barrotes de acero siempre presente, creando una barrera impenetrable entre ellos.

La conversación entre ambos da inicio, y el resentimiento del caníbal hacia la investigadora queda reflejado en su posición corporal. Los barrotes siguen actuando de separación, incluso después de que Starling haga saber a Lecter que ha ido a verle por voluntad propia y no siguiendo órdenes del FBI. Esta confesión, de agrado del psiquiatra, propicia un cambio en la posición del personaje y, con ella, una nueva puesta en escena con su consiguiente statu-quo.
Segundo movimiento
Lecter se ha girado, diluyendo un tanto la hostilidad y estableciendo contacto visual con Clarice. Los barrotes de la celda reencuadran su siniestra expresión facial mientras los planos van cerrándose progresivamente, incrementando la sensación de ansiedad de la agente, a quien se le está acabando el tiempo para completar su investigación.

Su desasosiego se demuestra en sus movimientos, desplazándose constantemente alrededor de la prisión improvisada, lo que hace aún más evidente con los seguimientos de cámara la barrera impuesta entre los personajes por los barrotes, difuminados en primer término.En contraposición, los planos de Lecter, sentado y paciente en su cautiverio, se ruedan estables y limpios, con las líneas metálicas enmarcando su rostro y sin entorpecer la visión en absoluto.

Tras varios segmentos en los que los planos cortos predominan para remarcar aspectos importantes de la conversación, una amenaza externa en forma de visitantes indeseados eleva los niveles de urgencia de la escena, lo que rompe el diálogo y acelera la necesidad de la pareja de alcanzar sus objetivos personales.

Tercer movimiento
Es en este momento cuando Jonathan Demme comienza a desatar todo su potencial con los barrotes, que continúan ejerciendo su función separadora, pero no por mucho tiempo.
Un primer plano aún más cerrado que los precedentes nos muestra al Dr. Lecter construyendo la historia personal de Clarice que tanto ansía por conocer, aún encuadrado entre las líneas de metal.

En contraposición, en un primer plano equivalente, aunque ligeramente más abierto, Starling inicia su confesión a regañadientes.

Es a partir de este giro cuando empieza la magia. En el instante en que Hannibal comienza a penetrar definitivamente en la mente de la agente, la cámara inicia un suave travelling, casi imperceptible hacia el rostro del asesino en serie. A medida que Lecter se aproxima al fondo de la psique de Clarice, la cámara lo hace proporcionalmente, hasta que, una vez ha llegado hasta el final, los barrotes desaparecen.

El efecto en el contraplano es similar: Starling comienza a narrar su historia reticente a ello, pero una vez se suelta y empieza a confesar sus traumas e intimidades, la cámara avanza hacia su rostro hasta hacer desaparecer cualquier señal de la jaula.

De aquí en adelante, la prisión se revela no sólo como una barrera física sino también emocional. Durante el diálogo íntimo entre ambos personajes no existe nada más que ellos dos. Por primera vez en toda la película están juntos, vinculados al cien por cien, y esto queda plasmado de forma impecable por un elemento tan simple y a la vez eficaz como unos cilindros metálicos que desaparecen en el momento preciso.
Cuarto movimiento y final de la secuencia más memorable de 'El silencio de los corderos'
Algo rompe el encanto del momento. Lecter huele al Dr. Frederick Chilton (Anthony Heald) aproximarse. La amenaza ya está cerca y el clima de complicidad se ha roto por completo. La jaula vuelve a evidenciarse en cámara, magnificada por el uso de planos abiertos.

La separación de la pareja protagonista es inminente, y la cámara vuelve a dinamizarse para enfatizarlo. Pese a ello, cuando parece que el encuentro ha finalizado, el doctor ofrece el ansiado informe de la investigación a Clarice y, cuando esta corre a recogerlo, la celda vuelve a desaparecer por última vez en un plano detalle demoledor en términos emocionales.

Por primera vez, la desaparición de barreras físicas entre la investigadora y el caníbal es total, permitiendo el único contacto piel con piel que tendrán durante toda la película: un simple roce de dedos que actúa como el clímax perfecto de una de las mejores secuencias que nos ha regalado el cine de género.

Tras este magnífico pico narrativo, un plano general vuelve a revelar la inmensidad de la prisión, devolviéndonos a la realidad y dando cierre a la que, para un servidor, es la secuencia más significativa, emocionante y compleja —dentro de su aparente sencillez— de una obra maestra como 'El silencio de los corderos'.

'El silencio de los corderos' está disponible para ver con suscripción en Filmin o Movistar+, y se puede alquilar en Amazon Prime Video, RakutenTV o AppleTV.
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18 comentarios
man_chester
Este es el tipo de artículos que hay que poner aquí, no tanta basura de televisión y chorradas varias. Hacen falta más análisis.
🖕🏻
Excelente trabajo. Yo diría que es una de las mejores escenas de la historia del cine.
Más artículos así, por favor.
Godfrey
Así sí! A ver si le dais un empujón a esta sección de análisis de escenas, que eleva el listón del blog. Y de El silencio de los corderos sólo decir que una peli que redefine el thriller contemporáneo con una dirección sobria, casi documental, pero con escenas que son puro gótico actualizado. La brutalidad del acting de Hopkins queda fuera de toda valoración, pero la Clarice de Foster es orfebrería pura, un personaje matizado y bien construido por una actriz que suda talento. Y secundarios competentes, que aportan interpretaciones que exceden el simple relleno. Pocas veces un casting está tan bien escogido.
Usuario desactivado
Más artículos así !!!
dante31
Mis aplausos por este análisis de una de las mejores escenas de una de las mejores películas de la historia del cine (al menos una de mis preferidas). Mira que me habré vista esta película decenas de veces, pero nunca me había parado a pensar en este uso narrativo de los barrotes.
Muchas gracias por regalarme una nueva perspectiva sobre un producto que me apasiona.
Enhorabuena por este artículo.
charlie_brown
Grandísima película!! Una pena que su secuela no fuese igual de buena (el libro también era más flojo) y no constase con la genial Jodie Foster.
Enhorabuena por el articulo Víctor, espero leer más como este.
Estilicon
Gran artículo. La verdad es que la peli crecía en todas las escenas donde salía Hopkins, pero la puesta en escena, iluminación, foto y el magistral movimiento de cámaras de la peli, nos demuestran como el director al final es el alma de la producción.
chewie2019
Da gusto leer artículos así de vez en cuando, 👌🏻
david.albamarrades
Gran artículo 👏🏻👏🏻👏🏻
nicolasz85
y cuando les este tipo de articulos es cuando recuerdas que esta era una pagina de cine, Felicitaciones
radar-2
Me repito pues ya lo han dicho otros, pero es importante que Espinof entienda este mensaje: Buenísimo artículo, por favor más por el estilo. Mas periodismo, crítica y análisis cinematográfico y menos promoción de novedades.
Y esa escena es inolvidable, como, de hecho, lo es cualquiera de esta película casi perfecta. No es Tiburón, pero no queda muy atrás.
Espero que no abandonéis el esfuerzo y que no sean tan escasos, porque entre la paja acaban perdidos los artículos por el estilo.
Jonesjr.
Buen artículo y magistral película, una de las últimas cumbres del cine.
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maravilloso artículo
mlax
Una obra maestra. Cuesta ver películas así porque la gente quiere marveladas y argumentos llenos de frasecitas para ver quien es más machote o suelta el mayor sarcasmo entre acción y acción.
Enhorabuena por el artículo, me has llevado a esa escena con la misma sensación que la sentí en ese momento.
wildisthewind
Obra maestra de peli y de escenas.
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Buen análisis cinematográfico de una estupenda escena (de una gran película, todo sea dicho; mi preferida de Jonathan Demme, por cierto).
Entiendo que vivimos en un mundo mediocre y enfermo y que este tipo de artículos apenas tienen cabida hoy día. Sin embargo, estaría de fábula que proliferaran más escritos como este.
Igualmente, se agradece el presente análisis.
Espero y deseo que Víctor continúe en esta línea editorial (y a poder ser, que el resto de redactores también aporten su granito de arena).
Por otra parte, leo continuos debates (en diferentes publicaciones) sobre cómo se sabe cuándo una película es buena o mala, o cómo se puede saber si una película es mejor que otra.
Todo esto te lo indica su análisis cinematográfico (tal y como ha hecho Víctor aquí). El análisis pormenorizado de una película te lo dice todo sobre ella. Eso, y conocer las intenciones de sus creadores. No tiene más secreto (obviamente, hay que leer y estudiar mucho sobre cine).
Luego, claro está, se pueden encontrar la ignorancia, la pereza y/o la falta de tiempo a la hora de analizar obras cinematográficas.
Además, es lógico y comprensible que, teniendo los conocimientos y las ganas, uno no sea capaz de encontrar tiempo para analizar filmes de manera concienzuda.
Dicho esto, gracias Víctor por el esfuerzo.