Como si fuera un debate cíclico, que se repite cada vez que los malos tiempos asolan a la industria cinematográfica (y ahora es uno de esos momentos), surge la pregunta de si la muerte del cine está cerca. Y como cada vez que ha sucedido, que una enorme tormenta ha convulsionado a las grandes productoras y los espectadores han dejado de acudir a las salas (desmotivados o atraídos por propuestas alternativas), el cine se ha reinventado. Casi siempre de la mano de la tecnología, la industria cinematográfica ha ofrecido nuevos caminos con los que reconquistar al espectador y volver a convertirse en el atractivo espectáculo que a finales del siglo XIX nació.
Ahora, en plena crisis mundial, cuando la piratería en Internet es una amenaza más grave de lo que se pensaba y, sobre todo, el cambio de mentalidad y la aparición de un nuevo espectador (más cómodo, con enorme facilidad de acceso a los contenidos de entretenimiento) ha provocado que el cine digital en tres dimensiones se postule, o más bien, se esté consagrando como el nuevo camino para mantener vigente y renovado el espectáculo del séptimo arte.
Sin querer profundizar en espesas disquisiciones, pero sin obviar que es una realidad que se está expandiendo, es necesario abrir los ojos al nuevo salvavidas del cine que es el 3D digital. La prueba más próxima y exitosa que evidencia la apuesta de las grandes majors por esta tecnología la tenemos en 'Monstruos contra alienígenas'. Una película de animación en 3D que se ha estrenado este pasado fin de semana en Estados Unidos y que llegará a nuestras salas el próximo viernes. Film producido por Dreamworks que se ha gestado desde su planteamiento enteramente en 3D con el claro objetivo de ir allanando este camino y preparando al espectador para lo que se avecina.
Si miramos las cifras de la película en cuestión, apreciamos que ha recaudado más (aunque sólo ligeramente) en las salas donde se ha visto en 3D que en el resto. Y se reafirma que esta opción es rentable y ofrece un espectáculo distinto que atrae a numeroso público que resulta satisfecho, por lo general, y que repetirá.
Como sucediera en los años cincuenta, con la amenaza de la televisión y la huida de espectadores que buscaba la comodidad del salón en su casa, el cine, actualque malvive comprobando como Internet está transformando drásticamente las conductas, tiene que ofrecer algo nuevo para seguir siendo atractivo. Es más, añadiría que con el avance tecnológico de hoy, ver una película en un televisor de alta definición, muchas pulgadas y con un sonido digno, es una competencia mucho más dura de lo que fue entonces. Y más cuando el espectador se ha acomodado y accede a los contenidos de forma sencilla y sin moverse de la silla.
También, en una cuestión económica, el precio del cine se ha encarecido sin ofrecer nada mejor. Hoy día ver una película engloba el desplazamiento (casi todas las salas están en centros comerciales), aparcamiento, consumo de bebidas y palomitas y la entrada a una sala que no siempre resulta lo suficientemente buena. Para luchar contra ello, o mejor, para reconquistar al público, hay que ofrecer un plus, algo extra que no tenga competencia y con lo que no se pueda comparar. Y eso es el cine digital en tres dimensiones.
Así lo ven los más ávidos productores y cineastas de la talla de Peter Jackson, Steven Spielberg o, sin ir más lejos, a James Cameron que planea con su 'Avatar' sentar las bases de un nuevo concepto de cine en 3D de verdad y abrir, definitivamente, los ojos de los que aún recelan de ello. En el fondo es más que ofrecer una película con una imagen y un sonido magníficos, es en realidad ofrecer una experiencia espectacular, que hipnotice al espectador y que sea una sensación que difícilmente puede vivirse en el sofá de casa o en la pantalla del ordenador.
El paso ya está dado. Muchas son las producciones que ya nos llegan en este formato (y en el minoritario IMAX 3D) y más las que nos van a llegar en el futuro inmediato. El perfeccionamiento tecnológico está posibilitando que el cine en 3D poco o nada se parezca a experiencias de décadas anteriores y sea, de verdad, algo más que un mero anzuelo para captar espectadores.
El escollo principal con el que se topa el 3D es la reconversión de las salas para el nuevo sistema digital en este formato. Una inversión muy alta que los exhibidores no se pueden permitir en corto plazo con lo que está lloviendo en la economía mundial, pero que tendrán que plantearse cuando vean que las viejas salas se quedan cada vez más vacías.
Ya lo pregonó Jeffrey Katzenberg, copropietario de Dreamworks precisamente, afirmando que el cine en 3D es la nueva oportunidad para cambiar la experiencia de ir al cine desde la llegada del color. Y la mejor prueba de que al público le atrae y es muy rentable la tenemos en la citada 'Monstruos contra alienígenas', Pero que pronto podremos comprobar en la nueva adaptación a este formato de 'Toy Story' que Pixar ya ha anunciado. Y Disney no se queda atrás y además de ofrecer en el futuro nuevas producciones en 3D, también se apunta al carro de reestrenar grandes éxitos pasados en cine digital tridimensional con 'La Bella y la Bestia'.
Los datos de 2008 ya demostraron que las películas en 3D generaron más ingresos en su fin de semana de estreno que otros de proyección convencional y todo apunta a que 2009 va a ser el despegue definitivo. Y el 3D llegará, no sólo al cine de animación o de ciencia ficción (géneros habituales de este tipo de cine), sino a todos los géneros.
El cine 3D es el nuevo camino. Sin duda. Ya no se trata de ponerse unas incómodas gafas de cartón, sino de una tecnología que permite concebir historias para ser exhibidas en este formato, ofreciendo un impresionante visionado, que los que lo prueban reconocen que no hay nada comparable.
Hay que estar atentos a los que nos viene: Tim Burton le está poniendo 3D a 'Alicia en el País de las Maravillas', Robert Zemeckis prepara el clásico de Dickens 'Cuento de Navidad' en 3D, el Tintín de Jackson/Spielberg, 'Up' y la nueva entrega de 'Shrek' y de 'Ice Age',...