Empezamos hoy una miniserie de cuatro posts en los que hablaremos de momentos inolvidables en una película. Cómo no, comenzamos con finales gloriosos, los diez —más uno especial— que a un servidor le ponen la carne de gallina por muchas y diversas razones. Como suele decirse ni son todas las que están ni están todas las que son, y es que más de un siglo de cine da para mucho. En este caso las películas elegidas en cuestión me parecen también geniales, algo que no tendría porqué haber sido así. Ni que decir tiene que este post está lleno de spoilers, así que no quiero a lloricas quejándose absurdamente de ello.
Sin orden ni preferencia diez finales inolvidables en la historia del cine. Algunos en versión original, otros doblados, para todos los gustos.
‘Dejad paso al mañana’
Ya dije en su momento que probablemente nos encontrábamos ante el final más emocionante que haya dado el cine, por su sequedad, su dureza y su sinceridad. Tras pasar 50 años juntos una pareja es desahuciada y tiene que separarse, yéndose uno de ellos a vivir muy lejos. En un acto que puede tomarse como una irresponsabilidad deciden pasar una última noche juntos antes de una separación que saben será para siempre, y en este caso peor que la muerte. Nunca una película habló con tanta dureza sobre la vejez —esa amiga que nos espera a todos, preámbulo de la segura muerte— y el seco final es un puñetazo sin compasión que se siente cada vez que se recuerda. Leo McCarey tiene otros finales antológicos como el de ‘Tú y yo’ (‘An Affair to Remenber’, 1957).
‘Con faldas y a lo loco’
Evidentemente Billy Wilder no podía faltar en esta lista y entre todas sus películas, algunas de las cuales poseen unos finales maravillosos, he decidido escoger el más rápido, por seco, conciso y desternillante. La frase “nadie es perfecto” se ha convertido en una de las más famosas de toda la historia del cine. ‘Con faldas y a lo loco’ —estúpido título español de ‘Some Like It Hot‘— es una de las comedias más perfectas de todas cuantas se han hecho, una locura con mucho sentido cuyo final es simple y llanamente una graciosísima vuelta de tuerca y toda una declaración de intenciones.
‘La invasión de los ultracuerpos’
No considero la versión de Philip Kaufman superior a la de Don Siegel, una obra maestra de la ciencia ficción, pero sí es un apreciable remake que supo hacer algo que la mayoría de los remakes no hacen, aportar algo más a lo ya visto sin traicionar el espíritu de la obra versionada. Evidentemente una de esas aportaciones es su terrorífico final, sin duda uno de los gritos más espeluznantes que servidor pueda recordar, y que le dejó atemorizado durante días. Donald Sutherland gritando a la llorona y superviviente Veronica Cartwright es uno de los finales más desesperanzadores que existen.
‘Esta tierra es mía’
Por motivos muy personales y que ahora no vienen al caso, ‘Esta tierra es mía’ es una de mis película favoritas. El final con un impresionante Charles Laughton hablando a un grupo de niños justo antes de enfrentarse a la muerte es uno de los instantes más emotivos que existen y existirán. Una llamada a la cordura y a la esperanza de las futuras generaciones en cuyas manos está la supervivencia y preservación de los derechos humanos. “Me tengo que ir, no porque perjudico a las sociedad, que sois vosotros, sino porque perjudico a la tiranía” es una frase que se queda grabada para siempre. Jean Renoir en suelo americano filmando otra de sus obras maestras.
‘Inteligencia artificial’
De ese genio de nombre Steven Spielberg podría haber elegido mucho finales, aunque tenga a gente muy cerca que piensa que este director falla en los finales, pero éste me parece el más atrevido y duro de todos. El perfecto colofón al film que siempre soñó Stanley Kubrick y que el Rey Midas nos sirve con un bonito envoltorio tratándose en realidad de una puñalada sin compasión al espectador. Muchos quedaron defraudados, curiosamente los mismos que creen ver extraterrestres en esta parte de la película, algo que todavía me sigue sorprendiendo cuando alguien me lo dice —“no puede ser tan cortito”, pienso yo—. La manera que Spielberg tuvo de reírse de ellos en ‘Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal’ es también antológica, y cómo no, siguieron sin pillarlo.
‘La niebla’
Frank Darabont adaptando de nuevo a su amigo Stephen King y atreviéndose a cambiar el final del libro. El propio escritor se considera fan del final de la película y no es para menos. Tras pasar un verdadero infierno y sentir que no hay esperanza se toma la única decisión posible ante el horror inminente. La música de Dead can Dance —con Lisa Gerrard al frente— desvela la cruel e irónica realidad. Da igual las veces que se vea, sigue impresionando y dejando sin palabras. Recomiendo la versión en blanco y negro, tal y como la concibió Darabont.
‘Duelo al sol’
Si el amor es destructivo el final de una de las obras maestras de King Vidor lo demuestra con creces. Uno de los besos más esperados de toda la historia del cine, entre una perfecta Jennifer Jones —normalmente esta actriz estaba insoportable— y un malvado Gregory Peck en uno de los papeles más extraños de toda su filmografía. El inevitable y lógico duelo final bajo un sol abrasador, y sellado con el mencionado beso, es uno de los instantes más intensos que existen en el séptimo arte, una de esas escenas por las que merece amar el cine. Ya he perdido la cuenta de las veces que la he visto, ¿y quién no?
‘Los puentes de Madison’
De Clint Eastwood podría haber elegido varios finales pero es éste el que me deja completamente desarmado y llorando como un gilipollas. Tras la impresionante secuencia bajo la lluvia —que apuntemos, era la escena de prueba— Eastwood va más allá y rueda la llegada de un paquete cuyo interior se desvela como el más triste filmado por su director. La posterior ceremonia de las cenizas con la voz en off de Meryl Streep diciendo aquello de “haced todo cuanto esté en vuestras manos por ser felices” no es sólo la demostración final de cómo hacer de una mediocre novela una obra maestra, es demostrar por el cine un amor inmenso. Pero ya hablaremos de ella más detenidamente en el especial que le estamos dedicando al actor realizador en Blogdecine.
¿Tengo que explicar por qué está este final en la lista? Espero que no. Sólo una pregunta: ¿algún cinéfilo de los de la vieja estirpe, como yo los llamo, es capaz de aguantar las lágrimas?
‘Los pájaros’
Don Alfred Hitchcock tiene en su haber unos cuantos finales antológicos —‘Vértigo’, ‘Psicosis‘— pero es éste, el de una de las mejores películas de terror que se han filmado, el que considero más impactante. Sin música, sólo el espeluznante sonido que desprenden los pájaros en aparente calma, los protagonistas logran subirse al coche y huir de allí. ¿Final feliz? Permítanme dudarlo. Por otro lado esta película logró convertir en puro horror algo tan cotidiano como un pájaro. Tal es su poder de sugestión que es imposible no acordarse de ella cuando vemos una bandada de pájaros que se acerca. Nunca pasa nada, pero yo siempre me acuerdo de la madre de Hitchcock.
‘Lost’
Jack caminando solo entre el bambú para más tarde morir acompañado por Vincent; el limbo donde todos toman conciencia de sí mismos comprendiendo por lo que vivieron y también por aquello que murieron, mientras Michael Giacchino eleva el material a la categoría de obra maestra. Hay más cine en el último capítulo —y en el 99% de la serie— de ‘Lost’ que en el 80% de las películas estrenadas a lo largo de un año.
Séquense las lágrimas, damas y caballeros, necesitan los ojos en perfecto estado para contribuir a mi lista con la vuestra.