'Grave Danger' es el título del episodio que Quentin Tarantino ha guionizado y dirigido para la ya mítica serie 'C.S.I. Las Vegas', y que he tenido la oportunidad de ver hace poco. Tengo que confesar mi simpatía por Grissom y su equipo de forenses, y considero esta serie mucho mejor que sus hermanas de Miami o Nueva York, que logran aburrirme más; a pesar de tratar de lo mismo, no tienen tanto interés.
Pero también tengo que confesar que esa simpatía no la tengo ni lo más mínimo por Tarantino, uno de los directores más sobrevalorados de todos los tiempos. Dejando a un lado la magistral 'Reservoir Dogs', las demás no me gustan, me aburre su verborrea y me cansan bastante sus continuos plagios u homenajes (depende de si le odias o le amas) al cine de Sergio Leone. Hala, polémica servida. Sed benevolentes conmigo.
El argumento de este episodio arranca cuando uno de los forenses es secuestrado y enterrado vivo. Grissom y su equipo tendrán unas doce horas para deducir dónde se encuentra y rescatarlo. El director emplea 80 minutos en contar una historia que en 40 minutos (la duración normal de un episodio) le habrían quitado mejor partido. Pero claro, Tarantino necesita todo ese tiempo para introducir su indudable sello personal, con escenas eternas donde los personajes no paran de hablar, diciendo tonterías que no interesan a nadie, y otras con toques surrealistas y oníricos que recuerdan mucho a 'Kill Bill'.
En Blogdecine | Tarantino, final de la traca de la 5ª temporada de CSI Esto hace que el episodio, que empieza estupendamente, decaiga por culpa de parones de ritmo, sea bastante monótono, para luego recuperarse en su parte final de forma interesante con la resolución del caso, que por cierto, no existe; es una mera excusa para provocar una situación límite que está bien desarrollada.
El personaje mejor tratado es el de Grissom, se nota que es el favorito del director, y es que William Petersen ha compuesto un personaje enormemente atractivo y carismático, muy rico en matices, aunque tenga esa imagen de prepotente sabelotodo, pero quizá por eso gusta. Tarantino le trata con abosluta admiración y respeto, al igual que al resto. Y como son personajes creados con anterioridad y tienen su personalidad marcada, no se les puede transformar, aunque sí moldear un poquito.
Aparecen, anecdóticamente, alguna que otra vieja gloria del Cine, como Tony Curtis, que incluso hace un chiste sobre 'Con Faldas y a lo Loco'; o John Saxon, un secundario que intervino en muchísimas películas casi siempre haciendo de malo; aquí también pero está muy desaprovechado.
En líneas generales, es un episodio decente dentro de una magnífica serie, pero que está por debajo de otros de etapas anteriores y que alcanzaban la genialidad.