El pasado miércoles fui al cine para volver a ver 'Birdman' (Alejandro G. Iñárritu, 2014) tras su triunfo en los Oscar. Aunque a menudo no hay más remedio, creo que es un error valorar películas como éstas después de un solo visionado; en mi segunda experiencia con 'Birdman' volví a disfrutar de su valentía y sus interpretaciones aunque noté una fuerte irregularidad, es un trabajo lleno de altibajos... pero me extenderé en otro texto porque ahora quiero centrarme en un asunto concreto.
Una de mis escenas favoritas sucede cuando Riggan (Michael Keaton) encara por fin a la prestigiosa crítica teatral (Lindsay Duncan). 'Birman' habla del ego, y si bien el personaje de la crítica está construido a base de clichés, lo cierto es que hay gente que encaja con esa imagen, juzgando el arte de manera ligera y caprichosa, sin importar el posible daño o perjuicio de sus reseñas. Me recordó a una maravillosa secuencia de 'Ratatouille' (Brad Bird, 2007):
He defendido la labor de la crítica y lo sigo haciendo. Puede ser útil, interesante, una guía para descubrir o mirar de otra manera. Pero hay personas como las retratadas en 'Birdman' y 'Ratatouille' que representan la peor versión del crítico; vagos, arrogantes y vanidosos, que presumen de lo que saben y desprecian lo que no les gusta o no entienden. Gente que sitúa sus textos por encima de las obras que critican, cuyo trabajo es muy fácil, sin riesgo, sin valor. Ellos sobran.
Ver 33 comentarios