Muchas de las películas basadas en obras, o con guión de Tennessee Williams, me parcen todas fantásticas. Ahí están títulos como 'La Gata Sobre el Tejado de Zinc', 'Dulce Pájaro de Juventud', ambas protagonizadas por Paul Newman, o 'Un Tranvía Llamado Deseo', una de las obras maestras de Elia Kazan, director también de 'Baby Doll'.
Kazan, independientemente de su fama de soplón en la famosa Caza de Brujas, fue uno de los grandes directores americanos. Sólo por 'Al Este del Edén' merece tal calificativo, y también fue el director de joyas como 'Viva Zapata', 'La Ley del Silencio' o 'Esplendor en la Hierba'. 'Baby Doll' la realizó en 1956, justo despué de la obra maestra protagonizada por James Dean. Contiene todos los elementos de las películas en las que aparece el nombre de Williams, personajes desesperados o atormentados entre los que hay una fuerte tensión sexual, ambientadas siempre en el Sur, y en verano, para que el calor se palpe en la pantalla. Historias al borde del exceso, y siempre muy melodramáticas.
Archie es un hombre que se dedica al negocio del algodón, el cual últimamente no le va muy bien, que está casado con Baby Doll desde hace dos años, y con la que todavía no ha consumado el matrimonio, porque el muy burro le prometió a su padre que no la tocaría hasta que cumpliera los 20 años, y claro el hombre está que explota, observando que todo el mundo se ríe de él. Falta un día para que Baby Doll cumpla los 20 años, y los nervios son la tónica general de ambos personajes, sobre todo del marido. De repente aparece en escena Silva Vacarro, un importante hombre de negocios que ha tenido un pequeño percance en su almacén. No tardará en fijarse en Baby Doll, y en sentirse atraído por ella. Nada mejor que un triángulo amoroso para animar la función, aunque el amor no tenga nada que ver en tal situación.
Como era habitualen Kazan, dirigie a los actores extraordinariamente, y consigue excelente interpretaciones, aunque sus personajes sean algo exagerados. Karl Malden sin lugar a dudas era uno de los grandes, grandes, interpretando cualquier tipo de papel, casi siempre secundario, pero un secunadrio de lujo. Está absolutamente sensacional como hombre desesperado tanto por hacerle perder la virginidad a su mujer, como recuperarse en el mundo del negocio del algodón al precio que sea. Carroll Baker interpreta a Baby Doll, una mezcla entre mujer perversa, inocente y estúpida, con toques de Lolita; Baker hizo aquí su primer papel protagonista, y está increíble, logrando que todo hombre la desee, y al mismo tiempo la odie. El tercero en discordia es Eli Wallach, actor que venía de la televisión, en su primer papel para el cine; quizá sea el más histriónico de los tres, pero está igual de fantástico. Los tres intérpretes son uno de los pilares fundamentales de la película.
Otro elemento importante es la pareja Kazan-Williams, uno en la dirección y el otro en el guión, realizando la típica historia demencial de Williams, poniendo el dedo en la llaga, con algunas escenas de una sutileza casi escandalosa, y siempre con fuertes referencias sexuales. En ese aspecto, la película es un poco inusual en la filmografía de Kazan, y también para la época en la que se hizo.
Quizá sea demasiado larga, y al final uno se quede con una sensación un poco fría, como si nos faltase algo, aunque visto desde cierto punto de vista, puede que esa fuera la intención del director.
Una buena película, que aunque no esté entre las grandes de su director, sirve perfectamente para ver como se las gastaba este realizador, tan amado por unos, y tan odiado por otros, aunque estos últimos no tuvieran en cuenta sus enormes cualidades para la dirección, sin las cuales la Historia del Cine sería otra, ya que le faltarían algunas obras maestras imprescindibles.