Cuando hace algunos meses esgrimí muchas razones para hacer desaparecer el doblaje en España (salvo en la animación), se armó una buena porque el tema es un asunto que levanta pasiones encontradas (y a menudo, si el que las levanta se apellida Massanet, mucho más, aunque no lo busque necesariamente) y posiciones radicales. Por un lado los que piensan que el doblaje en películas de ficción es una lacra y una idiotez, y por otro los que lo defienden con enconados argumentos.
Como puede suponer el lector, todo lo que pensaba entonces sobre lo innecesario del doblaje en España (y en cualquier otro país, claro), lo sigo pensando en la actualidad, por mucho que en determinados foros se me ponga a caldo y se cuestione mi inteligencia o mi criterio. Me da lo mismo. Eso no quita, sin embargo, que sea capaz de admitir que el doblaje que se realiza en España es de los mejores (si no el mejor, que he oído otros, palabra) del mundo, y que los profesionales que desde hace muchas décadas se dedican a ello se merecen un respeto. El documental de Alfonso S. Suárez, del que ponemos dos clips, indagó en 2008 sobre esta profesión tan innecesaria.
Gracias a un amable lector, que nos ha enviado los links de los clips disponibles, he recordado que yo ya había visto este documental, aunque mi memoria (en los últimos tiempos, un baúl lleno de trastos inservibles) lo hubiera desalojado de su inventario. No voy a hablar ahora, ni a hacer una crítica elaborada, del trabajo de Alfonso S. Suárez, pero los dos clips que el lector puede ver aquí, me vienen que ni pintados para provocar de nuevo la reflexión, tanto en los lectores como en mí mismo, sobre este asunto de los doblajes, y quizá por una vez lleguemos a algo, gracias a los argumentos e ideas que los propios actores, que en estos videos hablan sin complejos de su profesión.
Lo único que puedo decir del documental de marras (¡de 138 minutos de duración!), lo poco que me acuerdo de él, es que sólo recoge el punto de vista de los dobladores, con lo que queda muy claro cuál va a ser el discurso imperante y totalmente parcial. Hubiera sido muy interesante que, además, recogieran más entrevistas a críticos o incluso a cinéfilos o simplemente aficionados, y el trabajo habría resultado más enriquecedor para todos. La película dice ser una investigadora de cómo funciona ese trabajo en la industria, pero no es más que un simple homenaje a estos actores.
Es bastante chocante cuando dicen que hay que copiar todo de la voz original, o que el espectador no debe notar que Burt Lancaster no tiene esa voz. Ambas afirmaciones son una falacia, y basta con coger el primer DVD que tengamos a mano y repetir cualquier escena, de cualquier actor, para probarlo. Una vez que oyes la voz original del intérprete (sea americano, ruso o africano) te quedas con ella porque le pertenece a él y es parte de su interpretación. Además, los diálogos originales son alterados, destrozados, en el doblaje, pierden todo su sentido muchas veces. Resultado: no vemos ni oimos la película original, sino una copia adulterada.
En el documental los actores defienden su labor (haciéndose bastante los mártires, todo sea dicho) y es normal que lo hagan. Pero cuando dicen que gracias a ellos mucha gente que no entiende otros idiomas puede ver las películas, se olvidan de los subtítulos, y se olvidan de que así les hacemos el juego a la industria norteamericana. Si yo hubiera doblado ‘El padrino’ tendría mi ego, por supuesto, y más si llevara trabajando de actor de doblaje muchos años, pero también perdería la perspectiva. Son actores, y muchas veces muy buenos, de teatro y televisión, con voces maravillosas, pero doblando no hacen cine, ni interpretación, solamente hacen distribución. Es decir, no trabajan para el cine, trabajan para los distribuidores.
Hasta ellos mismos admiten que el doblaje es un invento de las distribuidoras americanas. Pero luego emplean argumentos bastante inconsistentes, como lo de que la voz es muy importante (¿alguien dijo lo contrario?), o que los directores suelen doblar sus películas con nuevas voces (lo que no dicen es que son sus actores originales los que hacen esos trabajos, normalmente). Y dan más razones para defender lo indefendible y para maquillar la única verdad: el doblaje únicamente existe por razones comerciales, y para ignorar una certeza: por muy bueno que sea (y aquí los hay geniales) desvirtúa y altera el sentido original de la película.
Dicen que uno bueno mejora una mala película, y uno malo puede estropear una buena. Lo que se olvidan, quizá, es de que algunos queremos ver “la película original”, y así poder opinar con fundamento sobre ella, sea buena, mala o regular. No es como en ‘Cantando bajo la lluvia’, en la que una pésima actriz con una pésima voz, pero muy famosa, era doblada por una excelente actriz con una excelente voz, aunque era desconocida. El estrellato, o las razones comerciales, no tienen nada que ver con el cine. Y si tan importante es la voz, y si la voz es la mitad de la interpretación…perfecto, que nos dejen oír la voz del actor que sale en pantalla.
Agradecimientos a Javier por mandar los vídeos.