En la reunión de ayer de guionistas españoles convocada por ALMA (Autores Literarios de Medios Audiovisuales), no se habló de huelga (fin de la polémica), se plantearon cuestiones de índole práctica que afectan a la imagen que de los guionistas tiene la sociedad y a la influencia que tiene esa imagen en el desarrollo del trabajo diario.
El principal problema de ALMA es la falta de representatividad ante las televisiones. Aunque es un sindicato, y esto muchos guionistas no lo sabían, el bajo número de socios hace que nadie les tome en serio. La reunión sirvió para difundir este aspecto, para fomentar el asociacionismo como forma de consolidación de gremio y, de esta manera, para reforzar su poder en las negociaciones que afectan al sector.
La reunión, además, sirvió para visibilizar algunos de los problemas más acuciantes que afectan a los guionistas, como la falta de un epígrafe en la Seguridad Social al que adscribirse y que significa, a grandes rasgos, que para el Estado no existen como profesión. Se dejaron sentir también las diferencias entre el propio colectivo, como que los guionistas de programas sólo cobran derechos de autor de piezas separadas (como los monólogos), pero no de las guionizaciones de los programas. Se habló de cómo cobrar los trabajos dependiendo del pagador o de si se aporta una prueba o un guión completo.
Se informó, y quizá este sea uno de los aspectos más interesantes, que la nueva Ley de la Propiedad Intelectual reconoce como comunicación pública la difusión de contenidos por Internet así que para cobrar los derechos de autor de, por ejemplo, los guiones de una serie que las cadenas cuelgan en Internet, sólo hay que registrar los trabajos y esperar a que DAMA o la SGAE recauden la parte correspondiente de las obras.
Un movimiento, en resumen, que no ha hecho más que empezar, y que depende de la confianza que los guionistas depositen en ALMA para que la entidad pueda constituirse en interlocutor válido y pueda ejercer presión ante las cadenas. Los cambios tardarán en realizarse porque el trabajo que se plantea es largo pero, ante todo, hay que tratar de vencer las resistencias del colectivo a embarcarse en un proyecto que no promete resultados a corto plazo pero que les exige una afiliación, una presencia y una actitud de defensa y de conciencia de grupo que, por ahora, brillan por su ausencia. Y es normal, son muchos años peleando en solitario para ir mejorando las condiciones laborales de forma individual. Cambiar esto quizá vaya a ser lo más complicado.
Vía | Guionista en Chamberí En ¡Vaya Tele! | Guionistas españoles reivindican sus derechos