Mamá, siempre estás insistiendome para que haga nuevos amigos, y qué mejor forma de hacerlos que a través del maravilloso mundo de la ilusión…
Yo siempre he pensado en Brick Heck como una versión humana de Stewie Griffin, y me explico. Tiene el cuerpo de un niño y, a efectos prácticos, su actitud y su ingenuidad son las propias de un niño, pero en su interior encontramos a un adulto pedante y con objetivos diferentes a los de un crío de 8 años. Eso sí, Brick no tiene la mala leche de Stewie ni las mismas ganas de matar a su madre, lo cual siempre es de agradecer.
Lo cierto es que ‘The Middle‘ es actualmente una de mis comedias favoritas, pero también es una de las menos reconocidas. Quizá sea el estigma de comedia familiar el que tira a muchos para atrás, pero la serie ha demostrado ya en muchísimas ocasiones que no se queda en el chiste fácil para toda la familia. Y Atticus Shaffer es, desde luego, uno de los grandes pilares (si no el que más) de la serie, sobre todo por su peculiar forma actuar.
Y es que Brick Heck se susurra a sí mismo. No se sabe por qué, si es un tic nervioso, una necesidad fisiológica o una manía de las que suelen tener los niños (yo mismo tendia a escribir en el aire con el dedo cualquier palabra que escuchara), pero lo cierto es que Brick no puede dejar de hacerlo. En principio puede parecer una manía graciosa, pero cuando la escuchas infinitas veces dentro de las cuatro paredes de tu casa, la cosa cambia un poco. Y prohibirle que lo haga no es la solución, si no que se lo digan a Mike, su padre.
Este tema también le ha traído muchos problemas al joven. A pesar de ser el niño más listo de la clase, no pudo ganar el concurso de deletreo porque al final se le escapó una “t” extra debido al susurro; es absurdo, sí, pero pasó de verdad. Al menos, sus padres sabrán siempre cuándo su hijo pequeño miente y cuándo no, ya que tras decir una mentira no puede evitar agachar la cabeza y susurrarse a sí mismo: “I’m lying“.
Nunca verás a Brick separado de un libro, es imposible. Su familia es de clase media (media baja diría yo), por lo que comprar los infinitos libros que se lee este enano no es una opción, así que sólo queda sacarlos de la biblioteca. Y aunque Brick es muy inteligente, tiene cero destreza para cuidar sus cosas, ya sean animales, mascotas o los libros que con tanto amor saca Frankie, su madre, de la biblioteca. Y cuando digo que se lleva un libro a todas partes, lo digo en serio, incluso a la piscina.
Nadar no es divertido sin un libro que leer mientras tanto
Brick no tiene amigos, es el rarito de la clase, y por mucho que Frankie lo intente, las relaciones sociales no son el fuerte de Brick. Su única amiga es su mochila, y con eso le basta y le sobra. Por eso cuando su madre tuvo que tirarla por haberse dejado dentro un sandwich durante todo el verano (que no veas lo que tiene que apestar eso), Brick lo pasó muy mal. Porque un amigo no se puede sustituir por otro así como así.
La nueva mochila y yo no nos llevamos bien. Nada bien…
Pero a pesar de todas las cosas raras que hace, el pequeño de los Heck es un cielo en todos los sentidos. Su carita adorable, su corta estatura y su pasividad ante el resto del mundo hacen imposible que no le adoremos con todas nuestras fuerzas. Es la auténtica estrella de la serie, y sólo por él ya merece la pena sacrificar esos 20 minutitos que dura cada capítulo de ‘The Middle’. Si Brick no te conquista es que nunca has tenido corazón.
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