Durante diez días, Sistiaga ha vivido empotrado en una unidad del ejército americano que desarrolla su campaña en Irak y ha podido grabar la incertidumbre de la tropa, sus miedos, y ha conseguido articular una denuncia contra la arbitrariedad de la guerra, la ausencia de un proyecto real y de un objetivo claro.
Sistiaga es uno de los reporteros estrella de Cuatro y sus reportajes, por razones obvias, se emiten con cuentagotas. En julio pudimos ver Amarás al líder sobre todas las cosas, un análisis del comunismo en Corea del Norte. Este reportaje tuvo su parte de polémica y se acusó a Sistiaga de manipulador y sensacionalista.
Seguramente con el reportaje sobre la guerra de Irak no le ocurrirá lo mismo porque parece que, en general, en España la mayoría opina que esa guerra es un fracaso y un sinsentido, así que el mensaje de Sistiaga puede calar entre los espectadores.
Hay que valorar, además, que los reportajes de Jon Sistiaga son únicos en la televisión actual porque entrañan un riesgo manifiesto para el periodista y su equipo y los espectadores se enganchan a los programas que transmiten este peligro real. Como un corresponsal de guerra al uso, Sistiaga se adentra en los resortes de lo que investiga y lo hace con la cámara como escudo. Su imprudencia característica le ha llevado a conseguir documentación excelente.
Vía | Cuatro