A vueltas con las condiciones de trabajo en la Corporación de RTVE, los representantes sindicales han convocado paros parciales los días 21 y 22 de febrero y un paro de veinticuatro horas el 7 de marzo, un par de días antes de las elecciones.
Se acusa a la Corporación de no haber cumplido los acuerdos firmados y denuncian la externalización de la producción a través de diferentes empresas, sobre todo con Mediapro. En estos momentos, se le pide a RTVE que, a cambio de que los trabajadores hayan aceptado el Expediente de Regulación de Empleo (más conocido como ERE), se cubran las vacantes en los centros territoriales, se subrogue a los trabajadores de empresas contratadas, se haga la convocatoria de empleo de 2008 y se negocie el convenio colectivo.
Es la paradoja de RTVE, que a pesar de ser una empresa pública con una estructura de funcionamiento laboral muy similar a la de los funcionarios, en realidad actúa y trabaja para convertirse en espejo de la televisión privada. La postura de RTVE deja claro que consideran que el principal lastre del déficit que arrastran es el sistema de contratación, sin entrar a valorar cuestiones como la calidad de los programas o la filosofía de la empresa.
Precisamente, esa estructura de corte funcionarial es la que diferencia a los trabajadores de RTVE del resto de cadenas, es una herencia histórica, se arrastra desde la aparición de la televisión en España, cuando sólo había una cadena dependiente del gobierno, y romperla va a ser muy complicado. Por lo pronto y gracias al ERE, se han quitado de encima a los profesionales de más edad y con categorías laborales más consolidadas.
Vía | Televisión digital