Doce guionistas han renunciado a su puesto de trabajo en una acción sin precedentes en la televisión de nuestro país para defender su dignidad y la de los compañeros. Todavía estoy alucinando. TVE se negó a incrementar el IPC en los salarios y a pagarles el canon derivado de la venta de DVD. Con esos antecedentes, en octubre la dirección planteó la necesidad de incrementar el volumen de trabajo sin subir los sueldos, alegando un recorte presupuestario que se limitaba al recorte de salarios de los guionistas. Además, durante la negociación TVE empezó a buscar a guionistas que sustituyesen a los que se estaban revelando rebelando.
La editora y coordinadora de guiones, que está en el programa desde el principio, decidió asumir el trabajo no remunerado para mantener en plantilla al equipo de guionistas. Esta iniciativa solidaria se vio respondida por la nueva propuesta de la cadena, bajarle el sueldo a la editora y mantener su condición de total disponibilidad. Todo por unos mil euros al mes, que si este es el sueldo de la coordinadora, no quiero ni pensar qué cobrarán los guionistas. La editora, obviamente, no acepta y dimite.
La cadena ofrece al equipo de guionistas el puesto vacante y les informa que el que pase a ser editor tendrá las condiciones abusivas que la otra editora no aceptó y deberá despedir a tres de sus compañeros. La solución: el equipo de guionistas al completo, doce personas, han cogido sus bártulos y han dejado el trabajo en una acción que les honra y que deja a TVE en muy mal lugar.
Cerca de los métodos de la economía sumergida, la política que se ha seguido en la gestión de este equipo de trabajo roza el acoso laboral. Si ya es malo que una empresa privada emplee estas tácticas, peor resulta que lo haga una cadena pública. Me gustaría saber qué salario cobra el director del programa, por ejemplo. Es por cosas como ésta por las que la Televisión Pública tiene un déficit considerable. Maltratando a los trabajadores de esta manera nunca van a conseguir hacer buena televisión.
Vía | Pianista en un burdel