Afrontar ‘Una joven prometedora’ (Promising Young Woman, 2020) es de esas tareas que requieren movimientos quirúrgicos para no tocar fibras equivocadas, puesto que su planteamiento de cine con mensaje, de propuesta importante por ser relevante en un momento en el que el Me Too ha cambiado las tornas va con la razón por delante y el fondo correcto, con que todo lo que logre o provoque va a ser juzgado bajo ese filtro de “cine necesario”.
Las ideas que plantea la película de Emerald Fennell la convierten en una suerte de manifiesto de género que crea un automático velo sobre su planteamiento cinematográfico, que pertenece a un lugar algo indefinible entre la dramedia indie, el thriller y una cierta voluntad de artefacto de culto rehogada por los ribetes de un cine juvenil pop post ‘Chicas malas’ (Mean Girls, 2004) que se infiltra con momentos musicales que tratan de aligerar el poso nihilista que se adhiere a su discurso por encima incluso de sus personajes.
SPOILERS EN TODO EL TEXTO DEL ARGUMENTO Y GIROS DE LA PELÍCULA
El mayor acierto del guion de Fennell es relegar el pasado de Cassie, su protagonista, a un plano secundario sobre el que se construirá su periplo vengador, logrando que la parte más jugosa del filme se desarrolle como un misterio, con el agravio a una antigua amiga muerta como principal motivación para tratar de aleccionar a distintos hombres que tratan de aprovecharse de ella o poner en situaciones embarazosas a personas (de cualquier género) que consienten de forma más o menos velada las actitudes e mirar hacia otro lado.
Un personaje prometedor
Esta es la parte, sin duda, más reposada y bien construida del film, llena de reflexión sobre la aceptación institucional de ciertas actitudes relacionadas con el sexo, de comportamientos que suponen una injusticia para las víctimas y cómo puede vencer la posición social frente a los hechos, dejando en evidencia situaciones reales, detalles vistos en universidades de verdad que redirigen el lado de comedia negra y thriller del film a la realización de una venganza a base de lecciones que, si bien no suponen un daño físico aparente, son dudosas a nivel moral.
Pero esos momentos funcionan porque, más allá de su ambivalencia didáctica tienen como protagonista a Carey Mulligan, en un papel espectacular, con miradas cínicas, tristeza acumulada y el peso de la responsabilidad demasiado dentro ya del alma como para creer en el amor, que dota de mayor fiereza a un personaje vencido, que no acaba de entender por qué la familia de su amiga muerta no apoya su cruzada, que ve en la venganza el único bálsamo.
Es en este momento particular cuando en el film se revela que la única esperanza de Cassie, un chico que baila canciones de Paris Hilton —momento de ironía millenial de cultura pop con arco caduco— totalmente perfecto para ella, resulta ser uno de los cómplices de la violación que llevó a su amiga al suicidio. Y aquí la película abandona su pose de comedia y decide convertirse en una película de venganza en la que la esta acaba recayendo sobre la mujer de vuelta, como castigo adicional.
Un tercer acto anticlimático y amargo
En uno de los momentos más agrios del cine reciente, ‘Una joven prometedora’ nos hace asistir a la muerte de la protagonista en una escena agotadora, desagradable hasta el extremo y sostenida en el tiempo de forma cruel, como si quisiera venirnos a explicar el peligro de buscar venganza o por un momento, que el patriarcado siempre se sale con la suya. Una especie de relectura de la subtrama de la boda de ‘Very Bad Things’ (1998) que parece llevar un mensaje antireaccionario, pero que acaba teniendo el efecto contrario.
En un epílogo apresurado, asistimos al plan B de Cassie, una venganza de ultratumba, de todas formas, en la que se da la vuelta a lo que parece que se nos ha venido contando en la primera hora de la cinta, pero con un desarrollo poco ingenioso, bastante predecible y que desaprovecha oportunidades de hacer algo más espectacular como enviar el video incriminatorio a todos los móviles. Un plan que ya ha dejado claro previamente se realiza sin mucho glamour, volviendo al uso de claves pop que arañan al espectador que aún digiere la incomprensible crueldad en la muerte anterior.
‘Promising Young Woman’ nunca llega a ser tan loca como promete su tráiler, sí que ofrece un cóctel de momentos para Tumblr, comedia excéntrica gracias a los momentos con los padres de Cassie, thriller a la coreana y finalmente película de horror y drama con mensaje feminista. Entre versiones de Britney Spears con (más) mensaje y trajes de enfermera con peluca de colores, se cuela un uso sórdido de su personaje principal, algo que no merece, y su sacrificio se percibe como un ritual en pos de un bien mayor que es exponer al espectador con culpa en el tema del film.
El parecido con 'Carrie 2'
Esto es una decisión que a priori puede ser valiente, pero que también indica frivolidad en el manejo de sus piezas para lograr una “lección” más grande. No es una muerte con honor, no es esencial para que el plan llegue a su fin, y es gratuita y sin recompensa suficiente para su protagonista y el espectador. Esto hace que los problemas de tono se acentúen y desluzcan un film con indudables momentos de interés, pero que confía su carta de valor en el debate que va a producirse alrededor.
Si se plantea como un desafío al subgénero rape and revenge, lo único que hace es invertir el momento desagradable del género y ubicarlo en un momento en el que se priva de toda catarsis final o sanadora, pero, por mucho que el discurso del film trate de servir como revulsivo, el momento sigue estando ahí, y es mucho peor que el de muchas películas del género, por puesta en escena, y por la forma en la que se incluye en un film que a ratos es “comedia negra” y a ratos artefacto pop.
Si mostrar esto tiene una coartada justa, por el contenido que trata, es algo que queda a juicio del espectador, pero tampoco estamos asistiendo a algo específicamente fresco. No funciona como sátira de un cine conocido con mirada masculina, ni tampoco es del todo novedoso o supone tal desafío al cine de los 90 y 2000. De hecho, una lectura rápida de su estructura parece haber sido tomados punto a punto de la historia de ‘Carrie 2: la ira’ (The Rage: Carrie 2, 1999).
Más convencional de lo que parece
En aquella, una nueva Carrie defendía el honor de su compañera suicida tras haber sido humillada por el grupo del equipo de fútbol del instituto, que se dedican a tener sexo con todas las alumnas posibles como desafío. Momentos concretos de esta, como la junta directiva del instituto pasando por alto los pecados de un hijo de alguien importante, o el descubrimiento de que su chico ideal ha participado en la muerte de su amiga como detonante de su venganza son totalmente ilustrativos de que ‘Una joven prometedora’ no es del todo nueva.
Además ‘Carrie 2’ es un precedente en el cine de terror dirigido al público adolescente de hace 22 años, cuando suponía algo valiente y rompedor plantear algo así, ubicar la misma historia en un momento en el que las tornas han cambiado, pero dejando que su personaje empoderado acabe así, también le da también un halo de caducidad prematura que no supone tanto terremoto como pretende, de cine demasiado encantado de haberse conocido, que pretende repescar claves de cine más underground y cool, pero se acomoda con placidez en el sofá del thriller convencional de mayor alcance.
Con todo, el mayor valor de ‘Una joven prometedora’ está en los momentos pequeños y el desarrollo de un buen personaje que Carey Mulligan logra hacer memorable, pero cuyo destino supone un recodo tan deprimente y de mal gusto como la muerte de Glenn en ‘The Walking Dead’, lo que hace que el film adquiera un valor de controversia pero deje espacio para la duda respecto a lo próximo de Emerald Fennell, que por supuesto tendrá toda nuestra atención.
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