Helen Mirren, enfundada en un elegante vestido purpura, se acerca al micrófono para anunciar los nominados en la categoría de mejo actor. Con la prestancia de una reina, hace una larga enumración de adjetivos que podrían definir los trabajos de los actores nominados.
Pero su enumeración termina con un sonoro "coyones", que es la manera en la que los ingleses suelen decir "cojones". Los traductores simultáneos de todo el mundo, que traducen esta noche la emisión, enmudecen. Para la Mirren, lo que sobra en las actuaciones de este año son cojones.
Y el premio Oscar a la mejor actuación con cojones va a parar a manos de Daniel Day-Lewis. Como estaba previsto.
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