Poco más de tres meses después del estreno español de esa maravilla titulada 'Parásitos', podemos afirmar sin ningún tipo de miramiento que el último trabajo de Bong Joon-ho está haciendo historia. A sus logros en festivales como Cannes y a sus irrefutables valores cinematográficos, debemos sumar su irrupción en una inminente ceremonia de entrega de los Óscar 2020 que promete poner patas arriba.
El filme surcoreano no sólo se ha convertido en el primero de su nacionalidad en optar al galardón a la mejor película internacional, sino que se ha colado, más que merecidamente, en otras cinco secciones, entre las que figuran mejor película, mejor guión original, y una categoría de mejor diseño de producción en la que la obra del señor Bong podría —y debería— dar el campanazo.
Resulta sorprendente que 'Parásitos' se postule como candidata para ganar un Óscar que, por norma general, hace caso omiso a cualquier producción con ambientación contemporánea o sin ningún tipo de componente fantástico o sci-fi, siendo 'La La Land' la primera y última nominada en la pasada década que se ajusta a esta descripción.
La competencia es feroz, pero el fenómeno asiático, dentro de su aparente sencillez, debería imponerse a la odisea bélica de '1917', a la meticulosa recreación de la Meca del cine de 1969 de 'Érase una vez en... Hollywood', al viaje intergeneracional a través del mundo de la mafia norteamericana en de 'El irlandés', y a la particular visión de la Alemania Nazi de Taika Waititi en 'Jojo Rabbit'. Vamos a descubrir por qué.
Un diseño de producción digno de Óscar
Empecemos soltando la gran bomba que, casi por sí misma, justificaría que 'Parásitos' ganase el Óscar al mejor diseño de producción: la casa de los Park, en la que transcurre aproximadamente el 60% de la historia, está diseñada y construida desde cero por Lee Ha-jun. Una labor que dio resultados propios de un experimentado arquitecto, de la que habló así el diseñador de producción en una entrevista con IndieWire.
"Como la casa del señor Park esta construida por un arquitecto en la historia, no fue sencillo encontrar la aproximación correcta para diseñarla. No soy arquitecto, y creo que hay una diferencia entre cómo visualiza un espacio un arquitecto y cómo lo hace un diseñador de producción. Nosotros priorizamos los tiros de cámaras y el blocking, mientras que los arquitectos construyen espacios para que la gente viva en ellos, y el diseño gira en torno a las personas. Creo que la aproximación es muy diferente".
La vivienda, más allá de generar un impacto visual y dejar clara la posición social de la familia que lo habita —al menos de cara a la galería—, debía estar al servicio de los personajes y sus dinámicas. Así pues, Bong y Lee, tomando como base elementos de blocking —el posicionamiento de actores en el set— ya presentes en el guión, transformaron el edificio en un laberinto lleno de recovecos con el que explotar el componente de suspense de la película.
Los juegos de máscaras y las desconfianzas se ven reflejadas en la distribución de rincones que permiten a los protagonistas, siempre a merced de la cámara, espiar al resto: desde la escalera del segundo piso a la cocina, desde la cocina al sótano, desde el sótano al bunker, desde el garaje al comedor... Una muestra de causalidad arquitectónica aplicada a la narración cinematográfica tan inteligente como complicada de llevar a buen puerto.
Por supuesto, la construcción —o localización— de los escenarios de un largometraje está estrechamente ligada al departamento de fotografía. En este caso, Lee Ha-jun adaptó las dimensiones de la casa de los Park a la relación de aspecto de 2.35:1 en la que se rodaría 'Parásitos', creando estancias más anchas que altas; algo que puede verse claramente en elementos como las ventanas que dan al jardín.
La arquitectura de las viviendas y el trabajo de fotografía aplicado a ellas es tan sólo una herramienta más para desarrollar el relato centrado en la lucha de clases sobre el que pivota la película. Bong Joon-ho y su diseñador de producción establecen una norma simple, lógica y realista: cuanto más pobre, a menos luz solar puedes acceder y de menos ventanas dispones. Una vez conocida esta máxima, no es complicado reconocer su efecto en la casa de los Park —rodeada de grandes ventanales—, el semi-sótano de los Kim —también levantado desde cero— y el bunker; espacios iluminados principalmente con luz natural y construidos en sets exteriores en función de la posición del Sol.
El contraste entre el hogar de los Kim y el de los Park también se proyecta sobre el tratamiento del color y las texturas. Mientras que en el primero predomina la variedad cromática, el caos y la rugosidad, en la lujosa casa de la segunda familia reinan el equilibrio, los espacios abiertos y despejados, las texturas lisas, y las superficies oscuras de la madera y los materiales grisáceos. Pequeños detalles que enriquecen aún más el conjunto.
Para acabar de rematar, es de rigor mencionar la set-piece de la inundación que marca el tercer acto de 'Parásitos'. Dar forma a esta gran secuencia climática pasaba por inundar un barrio al completo, y la única opción posible para Bong Joon-ho y compañía a la hora de materializar la hazaña fue erigir el suyo propio desde los cimientos. Para ello, el equipo hizo un extenso trabajo de documentación —que incluyó crear moldes de silicona de ladrillos reales—, buscó puertas, ventanas, chimeneas, líneas de alta tensión y demás material tomando como referencia algunos suburbios surcoreanos, y obraron el milagro.
Al igual que ocurre con otras disciplinas como pueden ser el montaje, la dirección de arte o la fotografía, el mejor diseño de producción imaginable es aquél que se integra orgánicamente en un largometraje y no atrae atenciones indeseadas que distraigan de la historia y sus personajes. En el caso de 'Parásitos', la titánica labor de Lee Ha-jun es tan sólo una herramienta más; una pequeña pieza más, integrada en un puzzle narrativo que merece un baño de galardones la próxima madrugada del 10 de febrero.
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