Premios Goya: tenemos que hablar de la categoría de mejor película de animación

Premios Goya: tenemos que hablar de la categoría de mejor película de animación

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Premios Goya: tenemos que hablar de la categoría de mejor película de animación

Este sábado 12 de febrero se celebra en Valencia la entrega de los Premios Goya... y aunque este año podemos alegrarnos de que hay una competencia real en la categoría de Mejor película de animación, también es inevitable que se nos quede un cierto sabor agridulce.

"Es que en España no se hace buena animación"

Hace cosa de un año, y precisamente a raíz del Goya prácticamente regalado a 'La gallina Turuleca' por ausencia de rivales, tuve que oír la situación era normal... Porque es que en España no hay buena animación, solo escuelas que hacen cosas a nivel estudiante y ya está.

A ver.

En primer lugar, sí, en España hay muchas escuelas de animación, y además escuelas de animación que ganan premios por sus cortometrajes, aquí, y en decenas festivales internacionales. Que un corto esté hecho por estudiantes no debería significar automáticamente que sea malo ni de baja calidad, porque desde luego a nadie en Francia se le ocurriría decir que nada que salga de Gobelins no es digno de ser apreciado solo porque venga de una escuela.

Por otra parte... En España tenemos estudios de animación, y muy buenos. Mismamente ahora en Canarias se está levantando una industria de animación muy potente, con estudios que sirven de apoyo en producciones multimillonarias como 'Space Jam: Nuevas leyendas' y donde también se están un cociendo un buen número de proyectos originales de animación española.

Pero más allá, tenemos películas españolas de animación muy buenas y muy potentes que triunfan fuera de nuestro país. En 2019, la brillante 'Buñuel en el laberinto de las tortugas' y la mágica 'La leyenda de Klaus' enamoraron a crítica y público, y en concreto con Klaus y Jesper, Sergio Pablos consiguió poner de nuevo a una película animada española en la carrera a los Oscars.

(Y no, todavía no he superado el robo que fue la ceremonia de ese año, pero lo de Disney y los Oscars da para una enciclopedia).

Fuga de cerebros

Con todo este rollazo, a lo que voy es que en España sí se hace animación y tenemos grandísimos profesionales... que terminan yéndose fuera o trabajando subcontratados para producciones de Europa o Estados Unidos en lugar de poder apostar por sus propias historias. Y es que la animación española sufre el mismo problema que la industria del cine, si no más todavía: la falta de apoyo.

Los creadores de animación española hacen auténticas virguerías para conseguir financiación, con presupuestos muy ajustados que quedan muy detrás de las cifras que se mueven en otros países. Porque si ya de por sí producir animación es difícil, en este país te cuesta los dos riñones, medio intestino, tres muelas y un ojo de la cara.

Este año por lo menos podemos celebrar que habrá una competición real por el Goya a Mejor película de animación, porque este año sí que tenemos hasta cuatro nominadas: 'Gora automatikoa', 'Mironins', 'Salvar el árbol (Zutik!)' y 'Valentina'. Hay competición, porque al menos se han estrenado las suficientes películas como para que la categoría no suponga casi una broma.

Honestamente, no quiero entrar al debate ni a desprestigiar las películas para un público infantil, porque los profesionales que las han hecho se merecen todo mi respeto, y porque la animación infantil no me parece que tenga menos importancia que el cine "maduro y oscuro" para adultos (y ojo, esto me vale para cualquier medio y no solo para hablar de animación).

Pero la falta de recursos se nota, especialmente si las comparamos con películas similares producidas en otros países. Es difícil no quedarte un poco en frío pensando que en realidad este año el Goya a la "Mejor película de animación" ya debería estar dado de nuevo por falta de competición, pero claro... Es que quedaría un poco feo hacer el mismo ridículo dos años seguidos.

Y es que no damos recursos, ni apoyo, y los creadores españoles tienen que hipotecarse o hacer juegos malabares con otros proyectos para poder sacar sus películas adelante. Pero luego, cuando fuera de España resulta que se aprecia este trabajo, todos corremos con orgullo patrio a apropiarnos de este éxito y a celebrarlo como si también fuera nuestro.

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