Las larguísimas galas de premios de cine tienen sus días contados si no hacen nada por renovarse. Lejos quedan los momentos en que los Goya consiguieron un 33,5% de share y los más de 4.600.000 espectadores que logró juntar Buenafuente en 2009. Hace quince años que los números de audiencia de la gala, sin ser tan preocupantes como los de los Óscar, no eran tan bajos, y en la Academia deben estar pensando cómo renovar el estilo, los objetivos o, por qué no, buscar activamente convertirse en una gala-meme y dejar la seriedad y el protocolo para otros tiempos.
En esta búsqueda del favor del público, la Academia ha anunciado que todas las categorías tendrán cinco nominadas, como a finales de los años 80. El motivo esgrimido es dar "un paso más para reconocer el talento de nuestros creativos y técnicos", pero todos intuimos que es un intento por llevar más caras conocidas a la alfombra roja, tratar de meter de soslayo algunas estrellas juveniles e intentar reavivar el fuego, algo que parece muy difícil de conseguir en los tiempos de la rapidez, la inmediatez y los vídeos de quince segundos.
Cinco nominaditos
Los Goya tienen una labor complicada este año: aunar el favor del público cinéfilo, ese que no perdona que 'Espíritu sagrado' no estuviera nominada, con el del más comercial, ese que no entiende que no se premie a Santiago Segura si ha salvado el cine. Quizá por eso esta ampliación: a más posibles elecciones, más posibilidades de conseguir nominar quizá a un influencer o a un director underground aquí y allí, contentando más a sus diferentes públicos objetivos.
Los Goya, desde hace unos años, viven en su propio mundo, ignorando los éxitos de crítica y público e inventándose otros. En un año en el que la academia ignoró casi de pleno a 'El sustituto', 'Espíritu sagrado', 'Quién lo impide' (que merecía más que mejor documental), o 'Destello bravío', decidió darle tres Goya a 'Mediterráneo', que pasó sin pena ni gloria (tanto crítica como de taquilla) por la cartelera.
¿Estaría alguna de estas películas nominada a otra categoría en caso de ampliarlas o seguirían yendo a por las obviedades bienquedas, sin riesgo de ningún tipo? Este año veremos si las propuestas más underground o taquilleras tienen un hueco en los premios o tan solo son recordadas en algún que otro vídeo recopilatorio anual. Pero quizá detrás de esta ampliación de premios haya otra razón.
Influencers, os recibimos con alegría
Los Goya llevan 36 años siendo el reducto del cine español más clásico, pero a medida que este se va abriendo a las nuevas generaciones que han crecido en Internet y que tienen una base de fans enorme (Danna Paola, por ejemplo, siempre tendrá más seguimiento que Eduard Fernández), crece las posibilidades de invitarlas, nominarlas y conseguir otro trending topic más. Los fans juveniles podrían incrementar la audiencia de los Goya en caso de conseguir esa nominación extra, salvando así el bache.
El problema de estas entregas de premios es que la campana de edad está muy envejecida. Dicho de otra forma: los chavales prefieren hacer literalmente cualquier cosa antes que ver los Goya, y es lógico. Por mucho que la Academia modernice los medios con los que tratar con la generación Z (y los millennials más jóvenes), de nada sirve si no tienen un referente que seguir durante los premios. ¿Significa esto que no deberían nominar a Penélope Cruz sino a Dulceida? Claro que no, pero se abre una época de experimentación por parte de la Academia.
Durante los próximos años vamos a ver muchas idas y venidas. Quizá, incluso, en algún momento las galas duren una hora y media y no sean interrumpidas por incomodísimos números musicales, quién sabe. O puede que amplíen y reduzcan los nominados, tratando de dar con una fórmula mágica que consiga que la gala vuelva a ser un evento como lo fue a inicios de los 90 y mediados de los 2010. Y si eso pasa por invitar (o nominar) influencers, abrir la mano a películas más populares o incentivar la opinión del público, es algo que solo puede decidir la propia Academia.
Lo mejor está por llegar
De momento, el cine español de este año, más allá de 'Alcarrás', 'Cinco lobitos' o 'La abuela' no está siendo muy espectacular, pero de aquí a final de año llegarán los grandes nombres propios de la próxima gala de los Goya: Rodrigo Sorogoyen, Alberto Rodríguez, Jaime Rosales, Carlos Vermut y Pilar Palomero estrenan nuevas películas que van a dar mucho de lo que hablar.
Y es que la cantinela de "El cine español es malo", que ya queda en ridículo desde el mismo momento en que se introduce "cine español" como género, no tiene razón de ser. Esperemos que los propios premios Goya se quiten de una vez esa absurda sensación de inferioridad y premien sin miedo, haya los nominados que haya.
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