Faltan poco más de 24 horas para que se celebra la ceremonia de los XIX Premios Goya, o lo que es lo mismo, la noche en la que el cine español se viste de gala para celebrar todo un año de talento -adélante haters del cine español, soy toda vuestra- y de reconocimientos. ¡Y menudo año para celebrar! El 2014 ha sido un año inigualable para el cine español que ha recaudado 123 millones de euros, cifra histórica que nos hace ver -aunque con cierta cautela- que puede que el público empiece a mirar el cine español de otra manera.
Números aparte, los Premios Goya sirven -o eso dicen- para premiar lo mejor del cine español del año y hacerlo más visible. Y es aquí donde empieza su gran valor dentro de una industria que mueve al público a las salas acorde al número de spots publicitarios que se emitan en la televisión. Este año, las dos grandes favoritas a alzarse con el premio gordo son dos títulos que están en los dos palos opuestos de la baraja: 'La isla mínima' de Alberto Rodríguez y 'Magical Girl' de Carlos Vermut.
Analizando los premios previos, todo apunta a que será la potenta cinta de Rodríguez la que se llevará el cabezón a casa, pero una servidora cree que es la hipnótica cinta de Vermut la más merecedora del premio y os voy a contar por qué.
Por el riesgo y originalidad
No quiero quitarle valor a ninguna de las rivales como 'La isla mínima' o 'Loreak' -a 'El Niño' sí, que me pareció horrorosa-, de hecho, me enfadaría si ciertos galardones no fueran a parar a ellas porque son grandísimos trabajos, pero lo que consigue 'Magical Girl' es algo que hacía mucho tiempo que no se veía en este país: cine transgresor, arriesgado, con personalidad. La cinta de Vermut es una mezcla de thriller, comedia, crítica social y política y drama, que consigue convertirse en un género propio.
Con un bajo presupuesto, 'Magical Girl' está brillantemente interpretada, contada y puesta en escena. El resultado es perturbador, enigmático y utilizando el título de la cinta, mágico. Además, ha viajado por todo el mundo a través de festivales internacionales y no ha dejado indiferente a nadie. La película de Vermut va en camino de convertirse en película de culto del cine español, y si no, al tiempo.
El apoyo al cine que se ha visto poco
Y nos referimos con apoyo al cine de calidad que se ha visto poco, porque seguramente muchos de vosotros, aunque hayáis querido 'Magical Girl', no hayáis podido porque duró muy poco en el cine de vuestra ciudad o ni siquiera se estrenó. Que ganase el Goya, supondría una segunda vida comercial para la película, que volvería a reestrenarse, como mínimo, con la mitad del número de copias con las que salió en su estreno -que fueron 37- y más visibilidad en los medios de comunicación.
No debería ser así, pero por desgracia, en el cine español donde unas tienen mucho y otras no tienen nada, los Goya deberían servir para dar una segunda vida a la película y darle más visibilidad. Y es que 'Magical Girl', al tratarse de una producción más pequeña, no contó ni con el mismo número de copias en su estreno ni con el mismo apoyo publicitario de una gran cadena privada. Y todo ello, a pesar de haber ganado los dos premios gordos en el Festival de Cine de San Sebastián, uno de los más prestigiosos del mundo.
Unos Goya más repartidos
Cada edición de los Goya es un mundo y hay años en los que se ve a la legua quien tiene más amigos dentro de la academia porque es el que recibe más premios y otros en los que no hay un claro vencedor y, justamente, cada cual gana lo que se merece -creo que el año 2013 fue el más justo que recuerdo de los últimos años-. Lo justo -con todo el significado subjetivo de la palabra- sería que 'Magical Girl' se alzara con el título de mejor película y hasta mejor guión y dejara mejor dirección y otros premios técnicos a la cinta Alberto Rodríguez, que mérito tiene un rato. Y así, todos contentos.
Es imposible saber que pasará en esta edición, exceptuando los dos premios a la mejor interpretación donde Javier Gutiérrez y Bárbara Lennie -casualmente por 'La isla mínima' y 'Magical Girl', respectivamente- no tienen rival. Por eso, un año más, estaremos pendientes de la ceremonia -de cómo será la ceremonia, mejor no hablo...si eso ya, cuando pase-, porque preferencias personales aparte y creencias sobre lo que deberían ser los premios o no, al final, la noche de los Goya consiste en celebrar el cine español. Y, amigos, hay mucho que celebrar, porque a pesar de la que está cayendo, sigue en pie de guerra.
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