La trigésimo sexta edición de los Premios Goya llega en otro mal año para la industria, para nuestros cines y para los espectadores. Más pandemia, más miedo, menos estrenos, retrasos y baja afluencia en las salas salvo que sea una película de gente en pijamas de colores. Este año las candidatas vuelven a demostrar que la vieja industria sigue con el cuchillo entre los dientes en un cine español que no parece estar especialmente interesado en cambiar de rumbo.
El buen goyón
Fernando León de Aranoa tiene media docena de Goyas. Javier Bardem tiene cinco, además de un Óscar, un Globo de Oro o un Bafta, entre otros. Luis Tosar tiene tres premios Goya. Luego está Pedro Almodóvar, el cineasta más importante de nuestra historia. Dos premios Óscar, cinco BAFTA un par de Globos de Oro y DIEZ Goyas. Todos están ellos están en la pomada para conseguir ampliar su reconocimiento.
¿De verdad es necesario seguir apostando por los valores seguros de nuestra industria en otro año nefasto? Con cada edición que pasa uno tiene la sensación de que todos estos aplausos son más automáticos que realmente sentidos. Si no que alguien me explique la bestial unanimidad a la hora de no salirse del camino establecido. Y no estoy hablando de nominar a gente como Chema García Ibarra o al veterano Óscar Aibar, es algo más sencillo: ¿dónde diablos está Paco Plaza?
¿Cómo es posible que una película como 'La abuela', verdadera gema de un fantástico de otra época. La película, escrita por también laureado Carlos Vermut, es casi un descendiente legítimo de un eurohorror que entronca con la madurez de cineastas de vanguardia como Peter Strikland o el propio Plaza.
Este extraordinario ejercicio de dominación de tiempos y espacios y absorciones de almas ha sido nominada a Mejor Música Original y Mejores Efectos Especiales cuando el mejor efecto de todos es el efecto Plaza. Quizá sea yo, que lo veo desde la distancia, pero en los Feroz tampoco mejoran el panorama con nominaciones y premios a tráilers o carteles.
Icíar Bollaín, que también tiene su par de premios de la Academia, también ha cosechado multitud de menciones, premios y aplausos por 'Maixabel', otra 'Patria' de esas que tanto gustan y que siempre generan polémica en un país donde nos gusta demasiado gritar en las redes sociales. En este caso fueron unas declaraciones de Luis Tosar que, leídas sin prisa se entienden perfectamente sin necesidad de gritar a las nubes.
Todo mal en esta fiesta
¿De verdad estamos convencidos de que una película como 'El buen patrón' no puede resultar más asimilable, reconocida o valorada que un tropiezo como 'Madres paralelas'? A la película de Almodóvar protagonizada por Penélope Cruz se le aplaude su libertad total, formal y tonal, de quien puede hacer lo que le venga en gana, pero eso no quita que las decisiones más grotescas de su brillante trayectoria conviertan la película en algo más parecido a las Madea de Tyler Perry que a uno de los últimos y brillantes aciertos del director de 'Dolor y gloria'.
Sin polémica parece que no hay nada de lo que hablar. 'A todo tren Destino Asturias', 'Way Down' y 'Operación Camarón', las tres películas españolas más taquilleras de 2021, tampoco tienen hueco en las nominaciones, más allá de los efectos especiales de la película de Balagueró.
Este año La Academia de Cine de España ha demostrado estar especialmente ciega a la hora de dar la espalda a un trabajo como los '100 días con la Tata' de Miguel Ángel Muñoz, nada nuevo bajo el sol puesto que tampoco quisieron ver su extraordinaria interpretación en 'El crack cero'. Lo que pasa es que tras un par de años realmente horrendos para nuestros mayores, tal vez un pequeño reconocimiento a su documental no habría estado de más.
Habrá que esperar a ver qué audiencia tiene una ceremonia que cada vez importa menos pero que demuestra que nadie mejor que los españoles para no perderse un sarao. Porque la fiesta nos gusta más que el cine.
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