La próxima edición de los premios Goya se las prometía muy felices con el anuncio de que el galardón honorífico iría a una de las figuras míticas del audiovisual español contemporáneo. El cabezón de honor para Chicho Ibáñez Serrador era una de las noticias esperanzadoras para unos premios que, por el simple hecho de premiar, ya eran controvertidos y polémicos por las producciones que olvidan.
Pero los Goya se han dado de bruces con unas nominaciones que son hasta confusas. Es la única manera de entender que, al mismo tiempo, cineastas como Javier Fesser, realizador de un cine buenista, Isaki Lacuesta, autor más cercano a lo artístico, o Ashgar Farhadi, director de renombre internacional, compartan candidatura en la categoría de dirección.
Escuece mucho que realizadores como Iciar Bollaín, Ramón Salazar, Carlos Vermut, Jaime Rosales o Elena Trapé, que bien podrían copar las candidaturas para el Goya, sean olvidados en una categoría que es suya.
Para más inri, sus películas también son flagrantemente ignoradas: 'Yuli' parte con cinco nominaciones pero no luchará por el premio gordo; 'La enfermedad del domingo', incomprensiblemente, sólo una en actriz principal; 'Petra', que a pesar de estar en Cannes no tiene nominación; o ‘Las distancias’, que corre la misma suerte a pesar de ser ganadora en Málaga.
La Academia ha hecho convivir a 'Campeones' y la comedia simpática con la resaca de San Sebastián por 'Entre dos aguas' —nominación simbólica y uno de los aciertos de este año—, el prestigio internacional de 'Todos lo saben', la arriesgada y reconocida 'Carmen y Lola' y la necesaria —y olvidada— 'El reino' en busca de aunar tantas opciones de cine como sean posibles. Y ahí radica el error que tan acertadamente señala Noel Ceballos: no existe la clase media en el cine español, al menos para la Academia que preside Mariano Barroso.
¿De verdad merece ‘Campeones’ 11 nominaciones?
Javier Fesser es director de un cine buenista y comercial, pero también comprometido y esperanzador. Y ese tipo de cine hace falta y, además, se agradece. Pero 'Campeones', por mucho de lo necesario de su mensaje, ya tiene el reconocimiento que necesitaba: es la película española más taquillera de 2018 y, también en otra extraña toma de decisiones de la Academia de Cine, es la preseleccionada para el Óscar representando a España.
Los premios Goya deberían apoyar, precisamente, a las producciones que más dificultades tienen para salir adelante. Ahí están varias nominaciones que hacen justicia: 'El reino' puede que, gracias a sus 13 nominaciones, reenganche con el público y tenga una segunda vida si es reestrenada en salas. Lo mismo ocurre con 'Carmen y Lola' o 'Viaje al cuarto de una madre', películas que pueden relanzarse si vuelven a los cines.
Con más razón duele entonces ver que 'Campeones' ocupa puestos que, sin desmerecer a la cinta de Fesser, no tienen su nombre. Porque deberíamos ver antes entre las mejores películas a 'La enfermedad del domingo', 'Petra' o 'Quién te cantará', propuestas diametralmente opuestas a lo que ofrece la preseleccionada a los Oscars.
No todo está mal en los Goya 2019
Como suele ocurrir, son las categorías grandes —que no más importantes— las más polémicas. Conforme bajamos ese escalón encontramos alguna que otra buena noticia.
La primera viene en dirección novel, donde vemos cuatro interesantes propuestas: el debut de Andrea Jaurrieta, 'Ana de día', Arantxa Echevarría por 'Carmen y Lola', Celia Rico por la fantástica 'Viaje al cuarto de una madre' y la dupla fraternal que conforman César y José Esteban Alenda en 'Sin fin'. Tres mujeres para liderar el futuro femenino del cine español.
La abundancia de nominaciones para 'El reino' me alegran particularmente. Y dudo que sea la mejor película española de 2018 pero sí tengo claro algo: es la más incisiva, la más molesta, y la que más hay que reivindicar. Que sea favorita en los Goya —y también en los Feroz— parece casi un acto político: un relato sobre la corrupción en forma de thriller febril es una llamada de atención donde el cine, como arte, denuncia la realidad.
De hecho, el largometraje de Rodrigo Sorogoyen parece el más premiable de entre sus competidores, pues tiene todo lo que parece necesitar una ganadora de Goya: está pegada a la realidad de su tiempo, se moja y pone sobre la mesa problemáticas de nuestra sociedad, y permite a la industria mostrar su rechazo firme a un contexto en el que aún vivimos.
Muchos olvidos en unas nominaciones que no contentan a nadie
No ver nada para 'Tiempo después', la titánica vuelta del queridísimo José Luis Cuerda, da algo de pena. Más aún cuando suenan campanas de despedida para el mítico director de 'Amanece que no es poco', que ya con 71 años parece alejarse de las cámaras. Su última película, si bien no partía como favorita, podría haber tenido alguna nominación a modo de homenaje.
Otra llamativa propuesta, 'Tu hijo', es un golpe a las entrañas que parece no haber gustado y sólo tiene como nominado a José Coronado. Miguel Ángel Vivas, en un tono muy similar a 'El reino', ha hecho un thriller asfixiante y también lleno de denuncia, pero parece que en la Academia con una protesta ya es suficiente.
Además de Jaime Rosales, de cuya existencia parece haberse olvidado la Academia desde el doblete en 2008 con 'La soledad', las ausencias del reparto de 'Petra' se hacen notorias. Marisa Paredes o Joan Botey podían ser, fácilmente, carne de premio con sus espléndidas actuaciones aunque más significativa aún es la ausencia de Barbara Lennie, que solo se explica por un posible colapso.
Quizá la Academia ha quedado tan encandilada por sus espectaculares actuaciones de este año en 'Petra' y 'La enfermedad del domingo' como protagonista, o como secundaria en 'Todos lo saben' o 'El reino', que han tenido que resetear. Como en 'La gran belleza', el cortocircuito por síndrome de Stendhal es el único que explicaría la ausencia de la actriz, y, por extensión, la confusión en las nominaciones de estos Goya.
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