Acaba de llegar a Netflix y arrasó en los Premios Goya. Un drama épico sobre cultura y religión basada en una historia real

Rachel Weisz y Oscar Isaac lideran una imponente producción sobre el eterno conflicto

Oscar Isaac en Ágora
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Los Premios Goya están a la vuelta de la esquina, y muchas películas están en contienda por varios galardones. Será curioso si este año volvemos encontrar una película que recibe muchos “cabezones” pero se queda a las puertas de mejor película (¿’La sociedad de la nieve’?), algo que ha sido más frecuente en estos premios que en los Oscars por ejemplo. Así, en el histórico de mayores ganadoras se puede encontrar ‘Ágora’.

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La caída del conocimiento

La película de Alejandro Amenábar, un relato de épica histórica que ficcionaliza la propagación del cristianismo en el Imperio Romano, ganó siete Goyas en su correspondiente año pero no logró el de mejor película. Una de las obras más ambiciosas del director, con un reparto internacional que incluye a Rachel Weisz, Oscar Isaac y Max Minghella, se encuentra disponible para ver en streaming a través de Netflix (también en Amazon Prime Video).

En el año 391 después de Cristo, empieza a haber un cambio de paradigma en los dominios del imperio. Egipto, por entonces una provincia romana, ve como el templo de la sabiduría, la ciudad de Alejandría, es asaltado para eliminar cualquier conocimiento que contradiga el dogma cristiano. Una astrónoma atea intentará luchar por preservar la cultura ante esta ola de intransigencia religiosa.


Alejandro Amenabar con Rachel Weisz

Amenábar plantea de la manera más directa posible ese conflicto entre el integrismo espiritual y la apertura de miras que proporciona la sabiduría, mostrando el declive moral y el salvajismo que se produce cuando se renuncia o se derruye esto último. No es especialmente ambigua en su conflicto y, tras más de dos horas remarcándolo, tampoco especialmente interesante.

El director afronta también un clásico género del cine como el drama épico histórico, especialmente uno de togas y sandalias, revirtiendo la tendencia religiosa que tenían muchos de ellos. Aprovechando el crudo toque que aportaron ficciones como ‘Roma’, intenta darle un aspecto y tono más de siglo XXI.

Eso se traduce, claro, es una amplitud de espacios, pero teñidos de profundo gris, para remarcar los oscuros tiempos que se vienen para Alejandría (por si no había quedado bastante claro). Es una película que es muy fácil destacar en lo técnico, y por ahí vinieron bastantes de sus premios, pero con bastante poca emoción e interés en todo lo demás.

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