El estreno de 'Malnazidos' el 11 de marzo, la película de Javier Ruiz Caldera, Alberto de Toro trae de vuelta la Guerra Civil Española al cine, pero esta vez con una visión diferente, una que usa el conflicto para proponer una inusual mezcla de aventuras, humor y terror, en la que los soldados nacionales y republicanos deben unirse contra un enemigo común, un ataque de zombies creados por los Nazis como arma.
No es la más ortodoxa aproximación al conflicto, pero sí una de las más diferentes, combinando el género fantástico con el bélico en nuestro terreno, casi un tabú que apenas fue tocado por Vítor Erice y que posteriormente cambiaría Guillermo del Toro en su díptico de terror y fantasía en esa convulsa etapa de la historia, 'El espinazo del diablo' y 'El laberinto del Fauno', ambas conectadas temática y estilísticamente.
Un problema de producción o de ideas
Pero, sea fantástico o no, el cine Español no ha dejado de ubicar su cine en la Guerra Civil, un tópico que le persigue desde hace muchas décadas y que cada nuevo proyecto relacionado parece confirmar. Según la Academia de Cine tal obsesión no es tal, y tan solo coincide con un porcentaje ridículo de las películas producidas en los últimos años. Si tenemos en cuenta que apenas se producen películas de ciencia ficción, terror sobrenatural o westerns, tal afirmación y estadística puede resultar irónica.
El porcentaje de películas de casi cualquier género frente a cierto tipo de comedias o drama social de actualidad resulta inferior, pero si planteamos la luz verde tradicional de proyectos ubicados en la Guerra Civil frente a piezas de género, puede que no salga ganando por número, porque algunos proyectos de thriller son relativamente baratos, pero pocas veces tienen tanta entidad y partida presupuestaria como una obra ubicada en el 36.
Esto hace que cualquier dato estadístico resulte capcioso y poco útil para desentrañar la eterna pregunta del cine español ¿Puede superar la Guerra Civil la industria? La respuesta quizá no es si puede, sino si debe, puesto que la información que sustenta la fascinación por el conflicto es cambiante, hay más puntos de vista y opciones cuanto más se estudia. Quizá la pregunta debe ir más hacia si la Guerra como tema está agotado, o si aún hay ángulos para seguir justificando constantes películas sobre ello.
La Guerra y las nuevas vías
Si algo ha aprendido el cine español de los últimos tiempos es a plantearse como películas de entretenimiento que no se avergüenzan de serlo, con cierta vocación comercial pero manteniendo una coherencia temática y de subtextos con las obras de autor que proliferaron desde los 80 a finales de los 2000. Esto ha llevado consigo también una regeneración de la perspectiva con la que se afrontan temas como la Guerra Civil, muchas veces integrándola como tema de algo más grande, trasfondo, marco de acción o simplemente punto de partida.
Así, puede verse una nueva época tras 'Balada triste de trompeta' (2010), la película sobre payasos asesinos de Álex de la Iglesia que abría con una escena de Guerra Civil para desarrollar, a pesar de su violencia lúdica, sus mimesis con Tod Browning y el horror gótico, una certera tesis sobre las dos Españas que aún hoy no ha sido superada.
Agustí Villaronga también sorprendía con 'Pa Negre' adaptación de dos novelas de Emili Teixidor que refleja la posguerra y el estado anímico que dejó la guerra civil, una obra con la entidad de un autor que nunca se ha amoldado a los estilemas de otros, que completará con 'Incierta Gloria' 2017 , sobre un joven oficial republicano, destinado a un puesto temporalmente inactivo en un páramo desierto, donde conoce a una enigmática viuda de la que se enamora.
El espectáculo de la desventura
La virtud de estas nuevas miradas es que tienden a jugar menos al panfleto fácil, sino que se centran en el horror de la deshumanización y la violencia en la guerra, mostrando una visión más justa frente a los involucrados, aunque aún no se tienda a afrontar las causas de la guerra, con las barbaridades y el sufrimiento, o los errores de cada bando, con la difícil línea de cruzar de la tremenda represión sobre los vencidos. Sobre ese incómodo, pero cabal, filo de concordia jugaba 'Ispansi' (2011), un encuentro entre las dos Españas en la Unión Soviética, durante la Segunda Guerra Mundial.
Una de las aproximaciones más interesantes es 'Silencio en la nieve' (2011), sobre un batallón de la División Azul que se topa con una intriga de asesino en serie en el marco de los momentos posteriores a la Guerra Civil, llevando la idea a la ficción histórica al terreno del terror en ocasiones, y así los temas religiosos y políticos entran de manera orgánica como pivotes del marco histórico en el que se encuadra una ficción de novela de misterio.
Más centrada en el conflicto, 'Gernika' (2016) de Koldo Serra retrataba la tragedia desde una perspectiva de gran producción de Hollywood, con una distancia que permite conocer los factores en juego, pese a que se tome algunas libertades funciona de forma didáctica con un tratamiento de producción impresionante que la revaloriza de cara al público internacional. No estrictamente de la Guerra Civil, pero sí sobre una de las peores consecuencias fue la correcta miniserie 'Niños robados' (2013), sobre el robo de bebés por parte de la iglesia, que llegó a la escalofriante cifra de 300.000, una propuesta perimetral, pero que debería abrir una nueva vía temática.
El eterno retorno
Algunas obras nuevas como 'La voz dormida' (2011) volvían a las andadas del viejo cine de la Guerra Civil. Aquí, una joven embarazada es juzgada y condenada a muerte tras el parto. Una vuelta al drama y los lugares comunes con sufrimiento, fusilamientos y manipulación lacrimógena que devuelve los fantasmas de la obsesión del cine español por contar lo de siempre. Desde otro ángulo, 'La trinchera infinita' (2011) contaba la historia de los topos con la pulcritud plúmbea de Aitor Arregi y Jon Garaño que de no ser por sus actores sería poco más que un telefilm, y revaloriza la más surrealista y Kafkiana 'El hombre oculto' (1971).
También academicista y clásica pero con más humor y mejor guion fue 'Mientras dure la guerra' (2019), un regreso a la forma de Alejandro Amenábar que explora el papel de Miguel de Unamuno en la sublevación militar, el cuestionamiento de su postura inicial y su intento por salvar las vías de la razón que acabó rascando igual a distintos extremos ideológicos, por que ya se sabe lo que se dijo, 'muera la inteligencia'.
Frente a esas vueltas relativas a lo de siempre, aparece una curiosidad como 'Intemperie' (2019), basada en la novela de Jesús Carrasco, que relata la historia de un pastor que acoge a un niño que se ha escapado de su casa en la España seca y profunda de la posguerra, en una mezcla de Western y road movie que muestra una vía a seguir. También en el género documental 'La caja roja' explica la curiosa historia de las fotografías escondidas de Antoni Campañá, que retrató cómo sacaban los cadáveres de las iglesias, la tragedia de la muerte y los juegos de guerra de los niños y decidió no mostrarlas nunca.
El futuro
Con nuevos puntos de vista, como la animación en 'Josep' (2020), sobre un campo de concentración en el sur de Francia o la metáfora estrafalaria, en 'Madres paralelas' (2021), en la que Almodóvar rinde homenaje a los desaparecidos durante la Guerra Civil española con la sutilidad de un martillo neumático, el conflicto parece volver a circular sobre sus pasos, aunque el director manchego afirmaba que "la gran película sobre la Guerra Civil está todavía por hacer".
Puede que una de ellas sea la serie del cineasta Rodrigo Sorogoyen que entrará de lleno en la guerra civil española para Movistar+ y se rodará en el 2022, donde buscará "crear una ficción donde podamos emocionar al espectador, pero sobre todo intentar entender a nuestros personajes, a nuestra sociedad pasada y presente (…) va a ser el mayor reto de nuestra carrera". También se encuentran en producción 'El metralla', que buscará una “mirada valiente y autocrítica” o ‘Comando Gandulas’ de Miquel Romans, que contará la historia de Neus Catalá, enfermera y activista republicana durante la guerra civil española y la Segunda Guerra Mundial, siendo una de las supervivientes españolas del campo de concentración nazi para mujeres de Ravensbrück.
También hay una miniserie sobre la vida y obra de Miguel Hernández, y se especula que pueda regresar 'El ministerio del Tiempo', una de las ficciones que han conseguido unir ficción lúdica y didáctica sin caer en la frivolidad vacía. La Guerra Civil todavía da juego y no parece que vaya a parar en un tiempo, pero las rutas como 'Malnazidos' son opciones que no hemos visto y haya zombies o no, es un camino del que muchos deberían de tomar ejemplo.
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