De un tiempo a esta parte, los fanáticos de la saga galáctica ven más claro que la trilogía de precuelas de 'Star Wars' no estuvo a la altura. Especialmente porque los estrenos de ‘El despertar de la fuerza’ (The Force Awakens, 2015) y el resto de spin-offs ponen de manifiesto que lo que realmente le sienta bien al universo Star Wars es un acercamiento más tangible, más realista, dentro de lo fantástico, y con los pies en la tierra.
La lista de fallos, problemas, incongruencias, cagadas épicas de George Lucas ha sido repetida como un mantra a lo largo de estos años. No vamos a intentar convencer a nadie de que son obras maestras, desde luego, pero sí es un buen momento, ahora que se estrena 'Han Solo', para sacar a la luz sus elementos positivos, los que la hacen irrepetible y una serie de factores que la convierten, para bien y para mal, en una saga única dentro de la ciencia ficción y como acompañante de el resto de la saga.
- Luchas de sables láser
Sí. Hay doscientas mil luchas de sables, y la mayoría están bastante bien. No deja de ser algo que tiene sentido. Los episodios I-III transcurren en una era en la que el sable láser era un arma de honor, de caballeros Jedis. Como todavía no estaban exterminados, hay uso generoso de duelos de sables . Tienes el duelos de Jedis con Siths, de Jedis contra Droides, incluso la locura de ver a Yoda contra Christopher Lee. Es algo que no verás ni un momento de ‘Rogue One’. Al final, cuando éramos pequeños es a lo que jugábamos, a las luchas con sable láser.
- Escenarios, diseños y efectos galácticos
Todos estamos de acuerdo en que los retoques digitales en la trilogía original dan bastante lástima, pero cuando estamos hablando de la trilogía original es otra cosa. De la mayoría de efectos especiales, bastante regulares y envejecidos cuando dibuja personajes, se salvan sobre todo, las descripciones gráficas de los planetas y los planos panorámicos a sus ciudades, las naves y sus diseños con ecos a los de la siguiente trilogía.
Se le puede acusar de anacrónico, y falto de cohesión con el resto de la trilogía, pero en realidad tiene una intención grandilocuente bien pensada. La imagen idealizada y mitificada del pasado indica una majestuosidad en la galaxia que hace más evidente la decadencia en manos del imperio en las siguientes secuelas. Su luminosidad convierte al resto en películas que transcurren en tiempos más oscuros.
- Ciencia ficción política y visionaria
Uno de los mayores escollos para muchos fans fue presenciar interminables sesiones de control del congreso galáctico, votaciones y asambleas que se interponían entre las batallas. El paso del tiempo ha dejado las batallas envejecidas y poco espectaculares, pero la paulatina decadencia de la democracia durante la trilogía es un ejemplo sintomático para comprobar cómo se rompe en tiempos de emergencia, crisis, guerra y luchas internacionales.
Contra todo tipo de cliché, va mostrando muchos puntos de vista separados, partidos en discusiones que muestran que el ascenso al poder de un dictador no es tan simple como un hombre fuerte que domina a sus enemigos por la fuerza, mostrando cómo una institución democrática podría inevitablemente dar paso a la dictadura en tiempos de guerra y pánico. La intriga política a este nivel es inédita en la ciencia ficción y habla muy de cerca de los tiempos que estamos viviendo ahora y de cómo creamos y permitimos a nuestros propios palpatines.
- Villanos
Si una cosa no puede achacarse a esta trilogía es que no tenga, por lo menos, un par de villanos mejores que el flojete Snoke de el Episodio VII. Por una parte Darth Maul. Maquillaje impactante, diseño diabólico y sable láser de dos terminaciones. Combinación ganadora, además no abre la boca. Y ¿qué podemos decir del Conde Dooku? Pues que no hay ni puede haber mejor villano que Christopher Lee. Punto. Además, teniendo en cuenta que unos cuantos años más tarde Peter Cushing estaba en los altos mandos de la estrella de la muerte, puede que incluso fuese su discípulo. La galaxia conquistada por Cushing y Lee mano a mano.
- El lado oscuro, el lado de la luz y el lado gris
Como en el tema de la política, si se observa la trilogía como un todo, hay un arco principal que se antepone a todo lo demás. El proceso de corrupción de un joven dinámico, valiente, arriesgado en un tío deforme, mutilado, quemado y tan acabado moralmente que no tiene reparos en cargarse a un puñado de niños. Oigan. Si consiguen encontrarme alguna saga en la que veamos a un niño simpatiquísimo convertirse en un asesino de infantes tráiganla. Y el rango de grises que, gracias a estas tres películas, adquiere Darth Vader en las continuaciones le quita el velo de villano bidimensional y podemos, oh, pecado, llegar a empatizar con él.
- ¿Damas en apuros? ¿Heroínas sexualizadas? Padme no
Si, ahora todas las secuelas de Star Wars tienen una protagonista femenina. Claro, es muy sencillo ahora, cuando las redes sociales permiten evaluar la opinión por géneros, razas y culturas. Los episodios I-III se adelantaron a la revolución de género post redes sociales con la Amidala de Natalie Portman. Una política de altura, una monarca que se mancha en la zona de guerra y refleja los avances de la sociedad respecto a género mejor que su hija Leia.
- Samuel L. Jackson
No hace falta añadir mucho. Bueno, lo completamos. Samuel L. Jackson Jedi. Con sable láser. Violeta. Sale poco, pero si eso no es una razón para ver esta trilogía…
- La banda sonora de John Williams
Brutal, épica y excitante la del episodio I, excelente las del resto, y de nuevo otro punto en el que puede presumir de ser mejor que la del episodio VII. Su estilo grandilocuente, orquestado y pegadizo puede resultar algo anticuado pero calza a la perfección con este universo antiguo, cálido y glorioso. Reutiliza pequeñas notas de la trilogía original y crea partituras completas, nuevas y poderosas. Williams en un punto perfecto entre la madurez y la explosión creativa.
- Los carteles de Drew Struzan
¿Qué es eso de que Struzan haga un “teaser” del cartel y el oficial sea una composición fotográfica? Si algo tiene la primera trilogía que no va a tener la última es una colección de preciosas obras de arte creadas por el mejor ilustrador de pósters de la historia del cine. Damos por hecho que es así, pero ‘Rogue One’ tampoco cuenta con él.
- George Lucas trató de subsanar sus errores
Está claro, los midiclorianos fueron una grandísima equivocación y Jar Jar Binks, bueno. No hace falta que hablemos demasiado de Jar Jar. Lucas tuvo muy en cuenta la opinión de los fans y trató de eliminar todo el metraje posible en el que apareciera el bicharraco orejudo, creando un estereotipo para todas aquellas películas que introducen a la fuerza un personaje de recurso cómico para los niños. Respecto a los midiclorianos, no sólo dejaron de mencionarse sino que se cambió la profecía en el Episodio III, cuando se hacía caso omiso a ese detalle y Palpatine creaba a Darth Vader.
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