Precuelas, secuelas —tardías o no—, remakes... Los recursos de la industria hollywoodiense para explotar sus franquicias más veneradas son tan extensos como eficaces; pero hay uno de ellos, de rabiosa actualidad, que crispa los nervios de infinidad de cinéfilos cada vez que un gran estudio sugiere su utilización y que denominaremos "reboot transgénero".
Aunque proyectos como 'Ocean's 8' hagan que me embargue una sensación de pereza máxima, no seré yo quien critique el intento de revitalizar sagas cambiando el género de sus protagonistas. De hecho, soy un férreo defensor de la nueva 'Cazafantasmas' —juntar a Kate McKinnon con Kristen Wiig siempre es buena idea—, y no tendría problema alguno en que se materializase la idea con la que jugó Steven Spielberg recientemente en una entrevista.
El Rey Midas de Hollywood manifestó que convertir en una mujer al bueno de Indiana Jones sería un gran modo de refrescar las aventuras cinematográficas del arqueólogo. Hasta aquí, todo correcto. Lo gracioso del asunto —el intríngulis, que diría alguno— llega al escuchar la inocente —o eso quiero creer— propuesta del mítico director para re-bautizar al personaje: Indiana Joan.
Las eróticas aventuras de Indiana Jones... o Joan
Ya lo decía la canción del musical de Broadway 'Avenue Q': *The Internet is For Porn'; y es que una simple búsqueda en Google de la sugerencia del señor Spielberg nos ha conducido a la revelación de que, en efecto, ya existió una Indiana Joan y un largometraje dedicado a su —voluptuosa— persona. Eso sí, probablemente, el contenido del mismo sea mucho menos familiar y contenga más sexo interracial del que tenía en mente el cineasta para el reinicio de las peripecias de Indy.
'Indiana Joan in the Black Hole of Mammoo'. Este es el título original de la parodia porno de Indiana Jones rodada en 1984 que algún genio tradujo al idioma de Cervantes como 'Indiana Joan contra los mammoones'; un grotesco espectáculo protagonizado por Barbie Dahl en el que el sexo explícito y los escenarios de cartón piedra quedan a la sombra del racismo más tronchante, surgido de la estereotipada caracterización de los nativos que pueblan la jungla en la que se ambienta la película.
Rebuscando a golpe de ratón por los inescrutables caminos de la red de redes —que, sin darte cuenta, pueden llevarte a los rincones más oscuros imaginables—, he descubierto que la señorita Joan no es el único alter-ego femenino del doctor Jones. Son muchas las arqueólogas entregadas a los placeres de la carne en producciones subidas de tono, y sus nombres son tan variados como desternillantes.
Desde Bikini Jones, cuyas eróticas aventuras transcurren, de forma muy oportuna, en el Templo de Eros; hasta Alabama Jones, protagónica de la demencial 'The Busty Crusade' —termina con un grupo de tipos disfrazados de gorila bailando en una especie de ritual—, la variedad se antoja infinita. Aunque, probablemente, la palma de la originalidad y el buen gusto se la lleva 'Carolina Jones' y su adaptación al castellano como 'Fulana Jones: En busca de una corrida'.
Obviamente, el legado en el mundo del porno de un personaje tan popular como es Indiana Jones no iba a limitarse a parodias en clave femenina, pudiendo encontrar una versión homoerótica titulada 'Raiders of the Lost Arse' —que podríamos traducir como 'En busca del ano perdido'— e, incluso, un largometraje en el que el legendario Ron Jeremy se puso en la piel de 'San Fernando Jones', látigo en mano y luciendo su inconfundible —e inseparable— mostacho.
Steven Spielberg: una mina de oro para el cine porno
Investigar y escribir sobre este tema ha reavivado un recuerdo de mi preadolescencia, llevándome de nuevo a los pasillos del videoclub que solía frecuentar para saciar mi cinefilia incipiente. En él, además de ser bienvenido una y otra vez por dos copias de 'El dentista 2' e 'Infierno blanco' —nada más abrir la puerta, a mano derecha—, descubrí el mundo de las parodias porno gracias a un VHS en cuya carátula, que modificaba el logotipo de 'Parque Jurásico' cambiando la silueta del T-Rex por la de una mujer desnuda, podía leerse 'Juranal Park: Los penisaurios están desencadenados'.
Como cabría esperar, una filmografía tan rica y llena de taquillazos como la de Steven Spielberg no podía limitar a un par de cintas su repertorio de adaptaciones para adultos; y creedme cuando os digo que la colección es capaz de generar desde las más sonoras carcajadas hasta las pesadillas más terribles y traumáticas.
La vis cómica de la lista viene de la mano de títulos como 'Shaving Ryan's Privates' —que en castellano sería algo como 'Afeitando las partes de Ryan'—, la versión porno gay de 'Salvar al soldado Ryan'; las dos adaptaciones de 'La lista de Schindler', 'Schindler's Fist' y 'Shindler's Lust'; 'Encuentros muy íntimos en la tercera fase' o, mi favorita, 'E.Three: The Extra Testicle' —el extra testículo—.
Es precisamente el tierno alienígena de la producción Amblin de 1982 el que da lugar a una de las creaciones más horripilantes del cine porno —con permiso de los 'Pterodactyl Dinosaur Spermo Plasmoids'—: esa E.T. de saldo con genitales de mujer humana que protagoniza 'Los aristócratas y la extraterrestre'. Una aberración made in Germany ideada por las abyectas mentes de Lidko y Siggi Entinger que se sitúa en el Olimpo —o en el infierno, no lo tengo muy claro— del nutrido "Spielbergverso XXX".
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