Actualmente, la Ley de Propiedad Intelectual reconoce como “autores” de la obra cinematográfica a director/a, guionista y músico/a de la misma. Recientemente, los directores de fotografía han decidido reclamar también ellos su parcela de autoría.
Considero que pensando durante más de dos segundos podemos darnos cuenta de que el cine es un trabajo de equipo en el cual la autoría es mucho más difusa de lo que la Ley de Propiedad Intelectual especifica.
Pongamos una serie de ejemplos, para continuar más adelante con el debate:
¿Es más “autor” de ‘Infiltrados’ Howard Shore (músico) que Thelma Schoonmaker (montadora y merecidísma ganadora del Oscar)?
¿Es más “autor” de ‘Robocop’ Jost Vacano (director de fotografía) que Rob Bottin (creador de la armadura, de la cual depende el 90% de la credibilidad de la película)?
¿Es más “autor” de ‘Metiroso Compulsivo’ Tom Shadyac (director) que Jim Carrey (y no, que nadie diga que su interpretación estaba marcada muy de cerca por Shadyac)?
Vosotros mismos podríais poner innúmeros ejemplos en los cuales múltiples departamentos no considerados en la Ley de Propiedad Intelectual —diseño de vestuario, efectos especiales— tienen un nivel de “autoría” igual de relevante. ¿Por qué, entonces, la ley no los contempla?
La respuesta nos la dan los directores de fotografía: en sus debates, simplemente se limitan a arrimar el ascua a su sardina y, en ningún momento plantean en derecho legítimo de otros departamentos a la “autoría” como se está haciendo este artículo.
¿Y eso por qué es así? Muy sencillo: la consideración de “autor” no es una mera recompensa moral, no —para eso ya están los premios—. Es algo mucho más importante en este mundo en que vivimos. Y ese algo se llama dinero.
Los directores de fotografía reclaman una autoría a la que, sin duda, tienen derecho, pero se cuidan mucho de incluir a nadie más porque ello supone, por aritmética simple, que “la parte del pastel” que les corresponde sería menor. Sólo interesa la “justicia” que beneficia a cada uno.
Al final, la Ley no recoge “lo justo”: deja que la definición de “autoría” provenga del propio “mundo del cine”. Así, el resultado es una ley que, antes que atender a lo lógico sólo muestra una foto de una industria inexistente donde unos pocos grupos de presión, debidamente organizados y sindicados, saben imponerse.
No dudo que los directores de fotografía lograrán su pretensión. Y no me parecerá mal. Simplemente, se ganarán el merecido rechazo de otros oficios cinematográficos que no han logrado crear las debidas asociaciones para luchar por sus legítimos derechos. Como decía Jack Nicholson al principio de ‘Infiltrados’, “Nadie te va a dar nada: tienes que cogerlo”.
Personalmente, creo que hay dos opciones igualmente sanas y válidas a la hora de afrontar el tema de los derechos de autor.
La primera, basada en la lógica más elemental del mercado es que la película es sólo del productor. Todos los que trabajan en una película están ahí en virtud de un contrato con el productor, que ha decidido que son los idóneos para desempeñar su trabajo. Y, en virtud de ese contrato, cada departamento – incluido el director— es remunerado. Cierto, esto supone asumir que el productor es alguien con criterio, algo lógico en casos raros como el de Elías Querejeta, pero difícil de digerir ante mucho mafiosillo español que sabe hacer cabriolas con la subvención sin importarle el resultado final.
La otra opción supondría reconocer que todos los departamentos son autores. Con los ejemplos del principio, me resulta un hecho indiscutible que la restricción a unos pocos es disparatada. Por supuesto, si para que se imponga este criterio es necesario que toda la profesión se sindique, bienvenido sea: aumentarán los costes de producción, sí, pero ése me parece un paso necesario para que se produzca un número lógico de películas (actualmente, el cine español produce un número excesivo de filmes que el mercado no puede absorber) con mayor dotación de recursos cada una.
En cualquier caso, el “camino de en medio” que plantea la ley actual, está claro que es un sinsentido tan grande como cuando Truffaut dijo que el único autor de la película era el director (un claro caso de confundir “lo más relevante” con “lo único”) y que cualquier paso para superarlo es bien recibido. Por partidista e interesado que sea.
Ver 7 comentarios
7 comentarios
Elperejil
Creo que en estas cosas, como bien indica Beatriz, en ningún caso se discute sobre la autoría moral de la película sino sobre el porcentaje de derechos de autor que cobrará cada parte. En este momento, y en este país, se los reparten entre músico (25%), director (25%) y guión (50% -si es una adaptación, el autor de la obra original puede reclamar parte de este porcentaje en concepto de parte del argumento-).
Estos porcentajes no provienen de la supuesta parte artística que cada uno de esos profesionales poseen sobre el resultado final de la película, sino que son una especie de "compensación" o "canón" o como querais considerarlo, que las televisiones, salas y distrubuidoras de formatos domésticos pagan a los autores de esas diferentes tareas artísticas por la transformación, explotación, comunicación pública, copia privada, etc. de cada una de ellas.
En estas bonitas fechas navideñas es un tema especialmente delicado pues se hace una de las varias liquidaciones anuales a los autores.
Si os fijais son "apartados" que ya generaban un derecho de autor de por sí, como la música (cuando se reproduce en la radio) o la parte literaria, con gran tradición en litigios sobre autoría, incorporándose a ellos la labor del director como algo propio del cine.
No creo que nadie discuta la importancia de Storaro en las películas de Bertollucci, sino que lo que se discute es cuanta pasta de ese dinero se podría haber llevado (además de su sueldo) el señor Storaro para su casa cada vez que pasen una de sus películas en una televisión o cada vez que se venda una copia en DVD de una de sus películas. Ese es el tema.
Y, por cierto, actores y productores, a través de AISGE y EGEDA, también se llevan sus porcentajillos a través de otros conceptos por la comunicación pública y/o la copia privada, creo.
lordiman
plas plas plas. No se puede decir más claro.
¿Por qué esos directores de foto tan casposos me empiezan a recordar a la SGAE?
mido
hombre,tu solo piensa que todo lo que aparece en pantalla es lo unico que el director quiere que veas, pues todo y absolutamente todo esta decidido y supervisado por el DIRECTOR. otra cosa esque un director de fotografia o un actor hagan bien su trabajo, porque exprimir las cualidades de cada uno, es cosa del director.
aylmer1978
Está muy bien explicado: la idea de autoría no remite a lo mismo que en la literatura. En este caso nos lleva a los responsables que han permitido el desarrollo o realización de la obra. Es evidente que cada caso es un mundo, hay películas de productor, otras que surgen del guionista y en otras ocasiones del director. Lo que sí es más extraño (que no imposible) es que surja del director de fotografía. Es decir, esta parte del trabajo redunda notablemente en la obra final, pero no es su impulsora. Lo mismo puede decirse de los actores. No niego sin embargo (seindo guionista no soy del todo objetivo), que en la obra final hay trabajo plasmado tanto de unos como de otros. Pero a mi entender, es más normal que el director de fotografía sea contratado para realizar la obra y no tanto para darle vida. De todas formas es una cuestión no tanto moral (como se comenta) como de dinero. Nadie debe sentirse ofendido por que el otro quiere sacar tajada. Lo que ofende es aquél que trata de sacar dinero donde NO le corresponde: dígase directores que se ponen como coguionistas o directores que se ponen como músicos. O uno que se pone en todo para cobrar lo máximo, como Amenábar (es curioso que no se ponga tanto en los roles que no cobran derechos de autor).
lordiman
El error es acotar TANTO la autoría: eso es porque el cine s una ruptura con todas las artes anteriores. Es el derroche de símbolos.
Por ejemplo, el director artístico de Seijun Suzuki es casi tan autor como el propio director, y, en muchos casos, algunas películas son impensables sin la ayuda de grandes montadores, técnicos de FX… ¿Alguien se imagina las películas de Lynch con otro diseño de sonido?
En cualquier caso, sí que esto de acuerdo con aylmer1978 en que toda la importancia que se dé al guión es poca. Y que en este país apenas existe la figura del guioniosta profesional, y así nos luce el pelo y así se lleva el director aún más tajada.
Firmo porque TODOS sean autores, y que se peleen por los porcentajes…
nixon
El productor es el dueño de la pelicula, pero respecto a la autoría, o únicamente el director o todos. Y cuando digo todos digo TODOS. Eso es trabajar en equipo. La figura del director de fotografía está tremendamente sobrevalorada. Cumplen una función más. De qué me sirve una película con una fotografía genial pero con actuaciones lamentables, un guíon flojo o un diseño de producción disparatado? TODO tiene que funcionar. Lo que digo, están endiosaitos perdíos.
dfk
En todo caso a quién deberían darles el porcentaje es a los etalonadores que igualan la luz de las diferentes secuencias, por que sin su trabajo el resultado del trabajo del director de fotografía seria un verdadero escándalo.