Desde el año 2012, muchos aficionados y profesionales de diferentes sectores relacionados con el mundo del cine y diversos sectores culturales hemos criticado duramente la subida del IVA del 21% que el gobierno del Partido Popular aplicó sobre la cultura y el ocio; gravamen que se vio reducido en los sectores del arte y los espectáculos en directo en 2014 y 2017 respectivamente.
Hoy, gracias a la aprobación de los Presupuestos generales del Estado en el Congreso, se ha confirmado que, al fin, el cine verá reducido su impuesto sobre el valor añadido en once puntos, alcanzando finalmente un 10% que, presumiblemente entrará en vigor mañana, viernes 29, una vez se publique la última actualización del Boletín Oficial del Estado.
Aunque el IVA del cine no se reduzca hasta el 8% con el que contaba antes del incremento aplicado el 1 de septiembre de 2012, no hay duda de que este cambio es una excelente noticia; ya no sólo para nuestra industria —tanto a nivel de producción como de distribución—, sino también para un público que podría ver reducidos unos precios que, haciendo honor a la verdad, alcanzan niveles abusivos en según qué ciudades.
La pelota está ahora en el tejado de los exhibidores, quienes deberán demostrar con una sustancial bajada en el precio de las entradas el efecto, a priori, positivo de este cambio. Por poner un ejemplo, una entrada de fin de semana en uno de los cines de mi barrio en Barcelona es de 9 euros —"eurazos", si me lo permiten—, que con la rebaja del IVA deberían quedarse rondando los 8. Habrá que mirar con lupa las carteleras y las tablas de precios para comprobar si, en realidad, nos veremos beneficiados por la medida.
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