Parece mentira, pero en las navidades del año que viene, 'Los ángeles de Charlie' estará cumpliendo veinte años. La primera película de Joseph McGinty Nichol, más conocido como McG, fue un soplo de aire fresco en el panorama 2000, donde la moda consistía en que el componente dramático primara por encima de todo. Gracias a dios, teníamos ángeles de la guarda.
En efecto, el 2000
'Náufrago', 'Gladiator', 'La tormenta perfecta', 'Traffic' 'Erin Brockovich'... vistos los títulos más taquilleros de ese año parece lógico que el espectador estaba necesitado de drama y seriedad. Pasábamos de la diversión de la primera entrega del agente Ethan Hunt al sobrecargado y plomizo trabajo de John Woo. Y así con todo.
Afortunadamente, entre toda esa carga de mística del todo a cien, Columbia decidió que era el momento de tomar un poco el aire y relajarse. Con un reparto de primera, un guión de John August, Ryan Rowe y Ed Solomon y un director de amplia y espectacular experiencia en el campo del videoclip, 'Los ángeles de Charlie' ponía patas arriba el box office tras un espectacular estreno de más de cuarenta millones de dólares en su primer fin de semana.
Lo hacía con un reparto tan grande que no te lo creías. Crispin Glover, Tom Green, Sam Rockwell (bailando, por supuesto), Tim Curry, Luke Wilson, Melissa McCarthy, Matt Le Blanc, Kelly Lynch y el equipo titular formado por Cameron Diaz, Drew Barrymore, Lucy Liu y Bill Murray.
'Los ángeles de Charlie' aún es una fuente de diversión inagotable. Con el pulso de un director en la cresta de la ola y con un reparto donde no hay estrella que no esté pasando el mejor rato de su vida. Bueno, alguna sí que se encontraba un poco molesta. Las diferencias entre Bill Murray y Lucy Liu provocaron que el cazafantasmas fuera sustituido en la secuela, pero su entrega aquí es encomiable, dejado para el recuerdo algún momento marca de la casa.
Peleas wire-fu cada dos por tres, mucho humor y un prólogo que dejó en pañales al otro gran opening con alas del año, aunque la segunda entrega de la Fuerza de Misión Imposible terminase triunfando de manera incontestable como película más taquillera del año.
Producida por Drew Barrymore, la primera adaptación cinematográfica de la serie de acción de 1976 también contaba con la voz de John Forsythe, recuperando así al jefe tras el altavoz, labor que el desaparecido actor desempeñó durante 108 episodios de la serie original.
La visión del equipazo femenino de súper detectives, sin ser directamente la parodia que Todd Phillips y compañía perpetraron con la estupenda 'Starsky & Hutch', sí resultaba una verdadera revolución de ritmo, tono e intenciones. La sobriedad clásica dejaba paso a la diversión plena, al jolgorio y a comprobar en el brillo de los ojos de sus protagonistas la fe ciega que tenían depositada en una película que terminó recaudando tres veces su presupuesto.
Tal vez 'Los Ángeles de Charlie' sea en realidad lo que 'M:I-2' no pudo ser.
Una película autoparódica, autoconsciente y, podríamos decir, autosexual. Una gozada.
Ángeles al límite
Más dinero, más acción, más wire-fu, menos ropa. Los ángeles fueron llevados al límite en una secuela en toda regla, con una continuidad lógica y una repetición de gags recurrentes basada en la misma premisa que tres años antes: diviértete mientras eres consciente de que no podrás ser un ángel eternamente.
La taquilla respondió más o menos igual, pero tirando a la baja. Es decir, el presupuesto aumentó y la taquilla global recaudó prácticamente lo mismo (apenas cinco millones de diferencia), lo que terminaría por enterrar la potencial franquicia hasta nuevo aviso. Efectivamente, los críticos más refinados no aprobaron semejante barra libre de diversión.
Con la baja de Murray y la necesidad de encontrar nuevos villanos no desatendieron el asunto de los cameos, como el de Bill Murray en un marco colgado en la pared, Bruce Willis en una estupenda secuencia de asalto sigiloso o la divertida escena con Carrie Fisher como monja, una de las especialidades de la actriz, algo que hizo más de una vez durante su carrera.
La película también tiene un recuerdo para la mencionada 'Misión Imposible 2' en forma de parodia meta-referencial, puesto que uno quiere creer que rinde respeto desde el cachondeo a través del personaje de Matt Le Blanc y la secuela de su éxito escrita por trece guionistas.
Un jovencísimo Shia LaBeouf disfrutando de la experiencia, y la espectacular villana a la que encarna una Demi Moore más que entregada solo son dos de los valores añadidos de una producción que seguía confiando en la espectacularidad y la honestidad por encima de todo. Sí, muy difícil lo van a tener Elizabeth Banks y sus ángeles para superar dos películas McGníficas.
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