Puede que, de entre todos los quebraderos de cabeza a los que se puede enfrentar ya no sólo un director de fotografía, sino todo el equipo de una producción cinematográfica o televisiva, uno de los más complejos y exigentes sea rodar escenas nocturnas en exteriores. Un escenario que es un vivo ejemplo de que buena parte del trabajo en un rodaje se reduce a la —no tan— simple y llana resolución de problemas.
Terrores nocturnos
La complejidad de filmar este tipo de fragmentos abre un basto abanico de posibilidades a la hora de afrontarlos que deriva en infinidad de looks diferentes. Entre ellos podemos encontrar pesadillas logísticas como la que se vivió en el set de 'Django desencadenado', en la que el DOP Robert Richardson y su equipo usaron grúas gigantescas para iluminar un valle con fuentes cenitales simulando la luz de la luna.
Este tipo de esquema de iluminación, con luz atravesando alguna capa de difusión sobre las cabezas de los intérpretes es sólo una de las muchas aproximaciones al exterior-noche. Junto a él podemos encontrar contraluces que generan siluetas —como los que bien domina el maestro Roger Deakins—, contras con luz dura que resaltan los contornos de personajes y elementos, o planos en los que la iluminación está motivada por luces prácticas —como los vistos en las odiseas urbanas de los hermanos Safdie—.
Pero, por encima de exhibiciones de músculo organizativo y presupuestario, existe una técnica, cuyos orígenes se remontan a los inicios del cine y que se perfeccionó hasta popularizarse bajo el nombre de "noche americana" —o "day for night" en el idioma de Shakespeare—, consistente en filmar escenas nocturnas durante el día.
Por norma general, conseguir llevar a buen puerto el efecto "day for night" —cuyo uso en cintas como 'Lawrence de Arabia', mucho más refinado, es realmente espectacular—, es tan sencillo como evitar la luz directa del sol, subexponer la imagen a la hora de rodar y añadir una tonalidad azulada ya sea en cámara o en el proceso de etalonaje; siendo esta la versión "rudimentaria".
Con el paso del tiempo, las bases de la "noche americana" se fueron ampliando mediante la experimentación para cubrir sus obvias carencias, siendo la combinación de metraje rodado durante el día y metraje rodado durante la noche uno de los mayores aciertos; tal y como pudo comprobarse en algunos pasajes de la fantástica 'Puñales por la espalda' de Rian Johnson.
En ella, el director de fotografía Steve Yedlin combinó metraje nocturno y diurno, rodado exactamente con la misma focal y en la misma posición para obtener dos cuadros idénticos, para poder obtener el detalle de la iluminación práctica de las ventanas y el porche de la casa en la que se ambienta el filme —rodado de noche— sin perder información en los terrenos colindantes de la edificación y en los personajes que los recorren —rodados de día—.
Pero, cuando creíamos que ya quedaba poco que innovar en esto de la "noche americana", llegaron Jordan Peele, Hoyte Van Hoytema y su notable 'Nop' con una auténtica revolución bajo el brazo.
Van Hoytema y la revolución infrarroja
Casi como si fuese una declaración de intenciones y una suerte de elemento metalingüístico, Peele y Van Hoytema decidieron dar forma a su epopeya ufológica a medio camino entre el terror y la ciencia ficción utilizando cámaras de gran formato; concretamente IMAX Mk IV y Panavision 65 equipadas con película de 65mm de cinco y quince perforaciones.
El DOP no es ningún desconocido del gran formato, habiendo firmado trabajos impecables con él en títulos como 'Dunkerque' o 'Tenet', ambas de Christopher Nolan. Pero, ¿por qué elegir película de 65mm entre las decenas de opciones fotoquímicas y digitales existentes? Así lo explica el propio Van Hoytema según recoge Kodak.
"Cuando ruedas en película de 65mm de 5 perforaciones y lo ves en un cine, presencias algo que no verás en ningún otro sitio. Hay una calidad y una profundidad de imagen sin precedentes y, por ello, mucho más especial. Cuando vas a un formato aún más grande, como el IMAX de 15 perforaciones, la profundidad de color e imagen son aún más impresionantes de observar".
Pero contar con un material sensible de estas características no fue suficiente para superar uno de los mayores retos que planteó 'Nop'. Moldear unas escenas nocturnas increíbles que han terminado siendo uno de los grandes estandartes del largometraje.
"Uno de los mayores retos de 'Nop' fue pensar cómo íbamos a rodar las escenas nocturnas, que eran casi todas grandes set pieces. Cuando Jordan y yo fuimos a localizar de noche en Agua Dulce, vimos que no había ningún tipo de luz disponible, y nos dimos cuenta de que no había modo de iluminar y fotografiar esas extensiones de terreno de forma convincente.
Por supuesto, podríamos haber rodado un day for night tradicional, pero tiene sus limitaciones porque tienes que tener el sol en una posición exacta. O podríamos haber probado usar pantallas verdes y CGI, pero incluso así, los resultados podrían parecer algo falsos."
La solución al rompecabezas pasó por, al igual que ocurrió en 'Puñales por la espalda', fusionar distintos materiales en un mismo plano. Pero el DOP llevó esto aún más lejos, combinando metraje rodado en infrarrojos con otro idéntico en composición pero filmado con película de 35mm de toda la vida.
"Con ayuda de m i amigo Kavon Elhami, que dirige una compañía de cámaras, compramos dos rigs de cámara 3D-stereo sin uso en los que montamos dos cámaras. Una era una ARRI Alexa modificada especialmente para capturar infrarrojos. La otra era una cámara de 35mm normal. En lugar de alinearlas para conseguir un efecto 3D, encontramos un nuevo modo de hacerlo para que ambas cámaras rodasen exactamente la misma imagen, una en infrarrojos y la otra en película, para que cada fotograma se superpusiese perfectamente en postproducción".
De este modo, Van Hoytema obtuvo por un lado metraje infrarrojo monocromático que, al ser sensible únicamente a longitudes de onda entre los 0,7 y los 1000 micrómetros, generó imágenes de alta luminancia pero en las que los cielos aparecen oscuros. Por otro lado, el material en 35mm poseyó toda la información de color y textura necesarias para que, al combinarla con el metraje infrarrojo, pareciese que los personajes estaban siendo iluminados por la luz de la luna.
Aunque sobre el papel pueda parecer un proceso lógico y, hasta cierto punto, viable una vez descifrado el enigma, es un gran logro técnico, ya que ambas cámaras, lentes y sensores deben ser idénticos para obtener la misma profundidad de campo y para que cuadren los cambios de foco. Pero una vez pasada la fase de color grading y tras añadir algún que otro efecto visual de iluminación, el resultado es, sencillamente, brillante.
El caso de 'Nop' y Hoyte Van Hoytema es sólo otra muestra de que cine e innovación tecnológica están estrechamente ligados y de que el noble arte de contar historias en imágenes, en muchas ocasiones, no deja de ser algo parecido a enfrentarse a un rompecabezas gigantesco que resolver. Y por eso, a muchos, nos encanta.
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