El streaming ha sido la niña mimada de Hollywood durante varios años, contando además con el respaldo de Wall Street, donde se esperaba que acabase produciendo beneficios millonarios. Sin embargo, los expertos en bolsa cada vez tienen más claro que apostar con tanta fuerza por ello no fue una buena decisión y tienen claro que ha llegado el momento de pasar a una etapa mucho más complicada.
"No es un buen negocio"
En The Hollywood Reporter han recogido las conclusiones de diferentes analistas de Wall Street, destacando la rotunda conclusión de un equipo de MoffettNathanson: "En lugar de ser el nuevo pan de molde, los inversores y los ejecutivos han aceptado que el es streaming no es un buen negocio, al menos comparado con lo que había antes".
Desde esa firma tienen claro que la vida del streaming se puede comparar a la división por actos de una película. En el primero, el auge de Netflix pilló a todo el mundo con el pie cambiado y finalizó con esa compañía "en rumbo a dominar el mundo y con el orden establecido luchando por reunir una respuesta demasiado tarde".
El segundo acto se centró en las compañías apostando a lo grande por el streaming en un intento de imitar a Netflix, "pero aunque los suscriptores llegaron en masa, los beneficios siguieron siendo esquivos". Y concluyen que ahora estamos a punto de entrar en el tercero, con todo el mundo teniendo que hacer frente a deudas multimillonarias y que "las otrora grandes empresas tendrán que enfrentarse a la realidad de que ya no pueden permitirse el lujo de quemar el dinero buscando unos beneficios que no existen".
La conclusión es clara, toca racionalizar la apuesta por el streaming y Reif Ehrlich de Bank of America apunta que "los operadores de streaming adoptarán un enfoque más equilibrado, centrado en impulsar el crecimiento rentable". El problema está en cómo lograrlo, ya que eso forzará a una etapa de consolidación que puede dejar varios cadáveres financieros por el camino.
Y es que además de no dar beneficios, el streaming ha provocado que otras fuentes de ingresos como la televisión por cable se resientan de forma notable. Desde Deloitte tienen claro que lo que no compensa lo que se ha conseguido a cambio:
El streaming también ha trastocado la rentabilidad. Atrás han quedado los ingresos de la era de la televisión por cable, que antes se aproximaban a los del sector energético mundial; según algunas estimaciones, el streaming genera una sexta parte de los ingresos por hogar que la televisión de pago.
Una de las luces al final del camino que ven en Deloitte es la apuesta por incluir publicidad en los servicios de streaming, pero apuntan que todavía está demasiado verde, pues "el éxito de la publicidad requiere más datos y mejor tecnología publicitaria para poner los anuncios adecuados ante los ojos adecuados".
Una nueva fase
El último clavo en el ataúd lo pone Benjamin Swinburne, analista de Morgan Stanley, quien concluye que la tasa de crecimiento del streaming se ha ralentizado y que "Según nuestras estimaciones, las plataformas de streaming (excluyendo a Netflix) perderán más de 10.000 millones de dólares en ingresos de explotación en 22 años" -recordemos que en Disney+ se anunciaron hace poco pérdidas por valor de 1.470 millones de dólares en un único trimestre-. Es insostenible, concluyendo además lo siguiente:
El sector está entrando claramente en una nueva fase que, en nuestra opinión, se caracterizará por 1) la racionalización de los costes, 2) la consolidación (de servicios y/o empresas) y 3) la salida total de este negocio
Vamos, que las plataformas van a tener que gastar menos, no va a quedar otra que proceder a fusiones o a que una plataforma sea comprada por otra compañía o que directamente va a tocar echar el cierre y asumir pérdidas. Negro futuro para el streaming.
Imagen: rawpixel
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