Se cumple una semana desde que finalizó la séptima temporada de 'Juego de tronos'. Una temporada que nos ha tenido en vilo a sus seguidores durante siete intensas semanas y que, de cumplirse los pronósticos, no regresará a nosotros hasta dentro de unas sesenta y seis; y eso siendo optimistas y considerando que HBO emita la octava y última en 2019.
Y, claro está, llenar ese tiempo con otras propuestas va a resultar fundamental para aquellos que estamos pendientes de la oferta catódica —y no tan catódica— y todas las temporadas sumamos a nuestro acervo televisivo un puñado considerable de cabeceras. Pero la entrada de hoy no va destinada a avanzaros que habrá de novedoso en la vastedad de series que se irán estrenando a lo largo año y cuatro meses que puede quedar hasta volver a trasladarnos a Poniente.
No. En su lugar lo que os vamos a proponer es un viaje por otros rincones de la televisión para, con una buena cantidad de títulos que consideramos imprescindibles por una razón u otra, intentar cubrir vuestras ansias de algunas de las cualidades que mejor han sabido imprimir David Benioff y D.B. Weiss a 'Juego de tronos' en su salto de las líneas de tinta escritas por George R.R. Martin a la ya no tan pequeña pantalla.
Si buscas la fantasía de 'Juego de tronos'...
Faceta que siempre ha estado ahí desde el principio de la serie y que se ha ido haciendo cada vez más evidente conforme ésta avanzaba, la manera en la que la saga ideada por Martin maneja la fantasía épica no conoce igual en ninguna producción estrenada antes que ella en televisión. No es que no haya habido propuestas que coqueteen con dicho género, es que las que hemos visto son bastante olvidables y no servirían para tapar ni un ápice del agujero dejado por 'Juego de tronos'.
Dicho esto, y siempre con vuestro permiso, si hacemos una pequeña trampa, ignoramos la coletilla de "épica" y nos centramos en la fantasía, ahí si que encontramos varios títulos con los que parchear de manera más que sólida la ausencia de JdT. De hecho, hay tantas que se nos vienen a la memoria que vamos a limitar a cuatro las que recoger aquí por aquello de hacer accesible el que en el tiempo que queda hasta la octava temporada podáis dar cuenta de todo lo que aquí se os recomienda.
Y para empezar con fuerza, nos desplazamos hasta los años 60 para recomendar de forma más que efusiva ese cajón desastre de historias de todo tipo que fue la maravillosa 'Dimensión desconocida' de Rod Serling. Una serie mítica, de obligado peregrinaje para cualquier amante de lo catódico que contó con un igualmente imprescindible homenaje en la gran pantalla de la mano de Steven Spielberg, Joe Dante, George Miller y Joe Landis, así como con una breve pero también muy recomendable versión ochentera para la televisión.
Moviéndonos a tiempos bastante más recientes, os dejamos otros tres títulos capaces de saciar al amante más exigente del "fantastique": 'Avatar', la maravillosa serie de animación que Shyamalan arruinó en su salto al cine; 'Firefly', 13 superlativos episodios que la Fox no quiso llevar más allá y que, gracias al apoyo incondicional de los fans, Joss Whedon pudo rematar en la gran pantalla con una cinta asombrosa y, por supuesto, 'Stranger Things', ese sentido homenaje al cine de hace tres décadas cuya segunda temporada es de lo más esperado de este "curso" televisivo.
Si buscas las luchas de poder de 'Juego de tronos'...
Con Cersei y Daeneris como las cabezas actuales más visibles en ese tira y afloja por quién terminará controlando las vidas de los habitantes de Poniente, si hay una cualidad que 'Juego de tronos' ha mimado y cultivado con tremendo esmero en sus siete años de recorrido eso son las intrigas palaciegas y los diferentes juegos de poder que muchos de sus personajes llevan a cabo con mayor o menor fortuna.
Y si de intrigas palaciegas y ansias de poder estamos hablando, os proponemos cuatro series que, desde tan lejos como mediados de los setenta a tan cerca como el pasado año y completamente alejadas de la ambientación del mundo ideado por Martin, han sabido capturar dicha cualidad con la misma o incluso mayor intensidad que el escritor estadounidense.
La más antigua de ellas es ese clásico de la BBC llamado 'Yo, Claudio' que, con sus trece episodios permitió a Derek Jacobi meterse en la piel del emperador Claudio y componer uno de los personajes más inolvidables de la historia de la televisión. Sin movernos del imperio romano, saltamos tres décadas para encontrarnos, de nuevo de la mano de BBC en conjunción con HBO, las dos intensas e inolvidables temporadas en las que 'Roma' nos narró el paso de la República al Imperio con traiciones a mansalva.
En los corredores del palacio real de otro imperio, el británico, es donde tiene lugar 'The Crown', el brillante relato del reinado de Isabel II que el año pasado nos traía Netflix y que sirve como complemento perfecto de la otra propuesta del gigante de VOD, la soberbia 'House of Cards', una serie que, ya por acercarnos las complejidades del sistema político estadounidense, ya por disfrutar de unos enormes Kevin Spacey y Robin Wright, hay que ver sí o sí.
Si buscas la violencia de 'Juego de tronos'...
Una de las mayores virtudes de JdT ha sido, desde su primer minuto de emisión, no haberse cortado ni un pelo a la hora de mostrarnos de la manera más explicita y visceral posible la violencia que emana de casi cada página de las novelas de Martin, algo que los seguidores de la serie hemos agradecido por activa y por pasiva pero que, afortunadamente, no es exclusivo de la producción de HBO.
De hecho, si hay otra productora que apuesta de forma incluso más brutal por la violencia en sus propuestas televisivas, esa es Starz, de la que no puedes perderte ni su 'Spartacus', una cabecera en la que los chorros de sangre, los cercenamientos y el sexo están al orden del día; ni 'Ash vs. Evil Dead', la hilarante y salvaje continuación de las aventuras del personaje creado por Sam Raimi para 'Posesión infernal' ('Evil Dead', 1981) en la que, como ya pasara con la trilogía cinematográfica, hay lugar para todo tipo de casquería.
Y si esas dos no os terminan de convencer porque ninguna de sus temáticas os atraen, no os preocupéis, que tenemos un par de ases más en la manga. El primero, que por su ambientación no se aleja en exceso de JdT, es 'Vikingos', un título salvaje y virulento que, con cuatro temporadas a sus espaldas y una quinta de inminente estreno, es un constante motivo de celebración de los más bajos instintos humanos y nos ha regalado ya algunas secuencias de batalla dignas de encomio.
El segundo, por si no queréis meteros en algo que aún no ha terminado y preferís optar por una serie cerrada, es 'Banshee', una historia de un ladrón que al salir de la cárcel termina convertido en sheriff de un pequeño pueblo controlado por un antiguo miembro de los Amish y que, sin los elementos de extrema sordidez que tan bien caracterizan al cómic de Garth Ennis, es la mejor versión de 'Predicador' que hasta el momento se haya puesto en imágenes.
Si buscas los cliffhangers de 'Juego de tronos'...
Ha trabajado con ellos de una forma tan espectacular, que capítulo de JdT que no termina dejándonos como la rana Gustavo —con las patas colgando y la mandíbula desencajada— capítulo que no se percibe con el mismo cariño y admiración. Ahora bien, igual que la violencia explícita en la pequeña pantalla no es invención de la creación de Benioff y Weiss, el terminar con un golpe de efecto que nos mantenga con el corazón en un puño durante siete días es algo que las series llevan haciendo desde hace mucho, mucho tiempo.
Más, por no remontarnos a décadas atrás, sólo daremos un pequeño salto a comienzos de este siglo para pararnos en aquella primera temporada de '24' que tanto nos impresionó a los que estuvimos pendientes de las aventuras y desventuras iniciales de Jack Bauer —más de lo segundo que de lo primero— y asistíamos impávidos a esos finales de capítulo con los ojos "emplatados"; tanto como los que, cuatro años más tarde, también mantendríamos a cada giro que nos proponía la brillante primera temporada de 'Prison Break'.
Ahora bien, si hablamos de finales acongojantes, está claro que la serie a recomendar es 'Perdidos'. A lo largo de sus amadas —y odiadas— seis temporadas, la cabecera que dio inicio tácito a la actual fiebre por las producciones para televisión se las ingenió, no sólo para reinventar el concepto de flashback, sino para hacer lo propio con la forma en la que nos dejaba intrigados y con el ánimo pendiendo de un hilo casi cada semana, estableciendo algunos de esos "continuará" como hitos indiscutibles de la historia de la televisión.
Si buscas los personajes de 'Juego de tronos'...
Sé lo que estáis pensando, ¿series de personajes? ¿No lo son todas? Admito el argumento. Pero no todas miman en extremo a sus caracteres hasta hacerlos que caigamos completamente rendidos a sus pies como lo hace JdT y como, en su momento, lo han hecho incontables series de esas que todos tenemos siempre prestas en la memoria para recomendar a quien nos pida consejo sobre qué ver las noches de invierno al final de la jornada en la comodidad de su sofá.
Apartado complejo donde los haya, los innumerables títulos que aquí podrían tener cabida hacen de esta sección de la entrada un auténtico reto, así que creo que lo mejor es llevármelo a lo personal y dejaros con cuatro de las muchas producciones televisivas que supieron cautivarme con su elenco de personajes hasta extremos que otras no han conseguido.
Y como es una selección muy personal, voy a empezar saliéndome por completo por la tangente y citando en primer lugar a la mejor sitcom de la historia de la televisión y a los seis personajes con los que crecimos, reímos, lloramos y vivimos durante los diez años que 'Friends' se mantuvo en antena. Que Chandler, Joey, Monica, Phoebe, Rachel y Ross forman parte del acervo cultural de toda una generación es tan evidente como que todavía no ha habido formato de "situation comedy" que se haya acercado a la grandeza del peor de sus episodios.
Servidor continuaría sin alejarse mucho de la Gran Manzana con las seis temporadas de la igualmente mítica 'Los Soprano' y con ese inabarcable personaje que fue el jefe mafioso interpretado por un James Gandolfini sin par. Contendiente directo a su grandeza es, no cabe duda, tanto el Walter White de Bryan Cranston para 'Breaking Bad' como cualquiera de los personajes de la que este redactor considera la mejor serie dramática de la historia. Y, para completar el cuarteto, nada mejor que la soberbia 'Battlestar Galactica', fértil en memorables caracteres.
Si buscas los carismáticos villanos de 'Juego de tronos'...
Si sois de los que nacisteis en los setenta y las pillasteis en su primera emisión o en alguna de las muchas redifusiones que TVE hizo hace tres décadas, está claro que J.R y Angela Channing son para vosotros paradigmas del tipo de villano que tan bien ha sabido trabajar JdT, ese que odias a muerte, que deseas ver aniquilado de la forma más salvaje posible —y aplaudes enfervorecido cuando así sucede— pero hacia el que no puedes evitar sentir una irresistible atracción.
De ese tipo de villanos está plagado el universo de la pequeña pantalla, pero nosotros nos quedamos con cinco que nos parecen el cúlmen de la dualidad antes descrita. Y como por alguno hemos de comenzar, hagámoslo citando de nuevo a 'Breaking Bad' y trayendo a la memoria al propietario de "Los Pollos Hermanos", un Gustavo Fring que en la piel de Giancarlo Esposito nos fascinaba y atemorizaba a cada nueva aparición y que gracias a la también genial 'Better Call Saul' está contando con una segunda y muy merecida vida.
Pasando a títulos no citados con anterioridad, es casi obligado —y obvio— detenerse en primer lugar en 'Hannibal' y en la alucinante composición del Dr. Lecter que hace Mads Mikkelsen, personaje que valida por sí sólo la tremebunda experiencia que era asistir a la libre adaptación de las novelas de Thomas Harris que llevo a cabó AXN. Del psiquiatra canibal pasamos a la maquiavélica némesis del moderno Sherlock Holmes de Benedict Cumberbatch, un Moriarty irritante y adorable a partes iguales clavado por Andrew Scott.
Y terminamos haciendo estación en el Universo Marvel televisivo, un lugar que, si bien no se encuentra a la altura de su contrapartida cinematográfica, si que nos ha dejado tres villanos memorables de entre los que nos quedamos, sin lugar a dudas, con el Wilson Fisk de la primera temporada de 'Daredevil'; un Kingpin que, en los anchos hombros de Vincent D'Onofrio es escalofriante, brutal, endiablado e irremediablemente irresistible.
Si buscas la incertidumbre de 'Juego de tronos'...
¿Cuál es el consejo que más habéis repetido a la hora de recomendar JdT a quién todavía no la había visto? No hace falta que contestéis, seguro que fue algo así como: "no te encariñes de nadie. Todo el mundo es prescindible". Quizás la seña de identidad que mejor caracteriza a los textos de Martin y que Benioff y Weiss han respetado al máximo, esa sensación perenne de incertidumbre, de no saber quién va a ser el próximo en diñarla, es una de las más grandes cualidades de la serie de HBO.
Una que, huelga decir, no es coto de caza privado de los Lannister, Stark y Targaryen y que en tiempos pasados fue explorada a conciencia, ya por dos de las cabeceras que hemos citado con anterioridad, ya por una que traje a colación hace unas semanas cuando hablaba de cierta contienda bélica. Las que repiten, por si alguien tiene dudas, son 'Perdidos' y 'Breaking Bad', que desde muy temprano cultivaron el bello arte de darnos guantazos con la mano abierta a lo Bud Spencer quitándose de en medio sin pestañear a algunos de sus granados personajes.
La tercera en discordia es, seguro que lo habéis adivinado, 'Hermanos de sangre', una producción que hubiera servido para ilustrar otros apartados de esta entrada —por citar dos de ellos, las batallas que aquí se vieron y el desarrollo de personajes están a una altura espectacular— pero que encaja aquí por lo mucho que el escenario de fondo de la Segunda Guerra Mundial sirve como mecanismo de generación de incertidumbre para con el destino de los miembros de la compañía Easy 101.
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